La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, logró el respaldo de una amplia mayoría de eurodiputados para continuar otros cinco años al frente del Ejecutivo comunitario en una votación secreta celebrada ayer tras la presentación y posterior debate de sus prioridades para la próxima legislatura.
Amplia mayoría porque Von der Leyen necesitaba sumar al menos 361 del total de 720 escaños que componen el hemiciclo para obtener la reválida, una cifra que logró superar con holgura al obtener el respaldo de 401 miembros.
En comparación, la elección en el año 2019 de la alemana como presidenta de la CE fue la más ajustada de la historia, con solo nueve votos por encima de la mayoría necesaria. Esta vez, Von der Leyen ha jugado bien sus cartas y ha recabado apoyos a su izquierda y también a su derecha.
Si hace cinco años consiguió el respaldo de conservadores, socialdemócratas y liberales, este año se han sumado los verdes. Tras las elecciones europeas del 9 de junio, Von der Leyen ha puesto más énfasis en convencer a estos últimos con promesas como mantener la agenda verde, a pesar de las reticencias en el seno del Partido Popular Europeo (PPE), donde un sector prefería aliarse con el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), que incluye a los Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni.
De hecho, y ante las encuestas que arrojaban una Eurocámara más fragmentada, Von der Leyen abrió la puerta en sucesivos debates a tejer alianzas con la extrema derecha de la primera ministra italiana, trazando dos líneas rojas: la OTAN y Ucrania. Bastaba con demostrar apoyo a la Alianza y al esfuerzo bélico en Ucrania para obtener la aprobación de la presidenta de la CE.
No obstante, los comicios no removieron las aguas tanto como se esperaba, permitiendo a la alemana revalidar el pacto con las grandes familias europeas y contentar asimismo al eje franco-alemán.
Por tanto, fuera de sus «síes» quedaron los 24 escaños de Fratelli d'Italia, pese a que el grupo ECR dio libertad plena de voto a sus eurodiputados, y algunos de ellos, como los checos o los flamencos, habían deslizado su apoyo antes de la votación en el Parlamento Europeo.
El grupo de los Patriotas por Europa, impulsado por Viktor Orban y Marine Le Pen, y la Europa de las Naciones Soberanas, fundado por Alternativa para Alemania (AfD), votaron en contra. La Izquierda mantuvo su compromiso de rechazar la reelección de la alemana al frente del Ejecutivo.
Posición de los partidos
La suma de los cuatro grupos que formalmente apoyaron a Von der Leyen fue de 454, por lo que hubo deserciones. Por ejemplo, respecto al Estado español, Diana Riba (ERC), Jaume Asens (Sumar), Vicent Marzà (Compromís) y Ana Miranda (BNG) anunciaron que votaron «no» a Von der Leyen pese a pertenecer a Los Verdes.
Pernando Barrena, de EH Bildu e integrante de La Izquierda en la Eurocámara, votó en contra de la alemana porque «conocemos su trayectoria de sus últimos cinco años». «Estamos ante una Unión Europea supeditada a los intereses de la política exterior de EEUU encarnada en la OTAN y, por tanto, ante una UE sin autonomía para jugar en el mundo multipolar en base a la defensa de sus propios intereses», señaló, para a continuación agregar que «hay quien dirá que la alianza de conservadores, socialdemócratas, liberales y verdes nos aleja del poder de la extrema derecha, pero no es cierto. Los contenidos de las políticas europeas van a seguir mediatizados por la agenda de la derecha más extrema».
La eurodiputada del PNV y miembro del grupo liberal Oihane Agirregoitia dio su apoyo «crítico y vigilante» a Von der Leyen, si bien precisó que su respaldo presenta una «línea roja infranqueable» en cualquier intento de colaboración que la dirigente alemana pueda establecer con la extrema derecha.
Café para todos
Con un discurso amplio y promesas flexibles para evitar complicaciones, Von der Leyen logró los apoyos necesarios para continuar al frente de la CE cinco años más. Sin embargo, temas como el Pacto Verde, una de sus prioridades en la anterior legislatura, apenas fue mencionado en su intervención, lo que indica una menor ambición climática por parte del Ejecutivo comunitario.
Pese a ello, obtuvo el apoyo de Los Verdes, sumidos una profunda crisis tras desinflarse en las elecciones de junio. Un pacto para una industria «limpia» en sus primeros 100 días y «mantener a la extrema derecha lejos del poder» sirvió a Terry Reintke, copresidenta del grupo ecologista, para justificar su voto a favor.
Pero lo cierto es que las promesas de Von der Leyen tienen mucho más que ver con la agenda de la extrema derecha. En este sentido, la alemana abogó por fortalecer la agencia de control de fronteras Frontex, triplicando el número de guardias fronterizos y costeros hasta los 30.000 agentes. La agencia ha sido señalada en reiteradas ocasiones por irregularidades en la gestión de los refugiados.
De esta manera, pretende encontrar un «enfoque común» en materia de deportaciones de los «migrantes irregulares» y para ello prometió crear una nueva cartera y un comisario de Mediterráneo.
Asimismo, Von der Leyen también creará un área de Vivienda, cargo que irá acompañado del desarrollo de un Plan Europeo de Vivienda Asequible, en un claro gesto en favor de los socialdemócratas.
A ello se suma el nuevo cargo responsable de Defensa y un Fondo Europeo de Defensa para invertir en capacidades de defensa de alto nivel y promover un Escudo Aéreo Europeo. La dirigente alemana lleva tiempo impulsando la reindustrialización militar con el pretexto de la guerra en Ucrania y ahora presiona por unos elevados presupuestos en Defensa –hasta el 2% del PIB– a los Estados miembros, al tiempo que airea el fantasma de la escaldada bélica.