Un decreto gubernamental francés, publicado el 9 de julio –dos días después de las elecciones que abrían la puerta a un cambio– permite a los agricultores anular, bajo determinadas circunstancias, el día de descanso semanal de sus trabajadores temporeros.
La medida, que responde a las demandas de productores de champán, ha suscitado un intenso debate. Mediabask ha pulsado la opinión de los productores vascos de vino y pimiento, quienes aseguran que no prevén echar mano de esta posibilidad.
En un artículo de opinión publicado el 27 de julio y titulado «Nuestras vidas valen más que algunos racimos de uva», los integrantes del Grupo Comunista, Ecologista y Ciudadano del Consejo Regional de Nueva Aquitania proclamaban que es «imperativo eliminar este decreto de vergüenza», que tachaban como «otro insulto más a los trabajadores agrícolas temporeros muertos en 2023» en los viñedos de la zona de Champagne debido al intenso calor.
La nueva norma facilita los trámites para la suspensión del descanso semanal «una vez sobre un periodo de 30 días» en caso de «circunstancias excepcionales, en particular trabajos cuya ejecución no pueda aplazarse», y matiza que han de ser «cosechas realizadas manualmente» y «vinculadas a una denominación de origen controlada o a una indicación geográfica protegida».
No tiene sentido
En Ipar Euskal Herria diferentes sectores podrían acogerse a este decreto, principalmente entre los productores de vino y de pimiento. Sin embargo, Ximun Bergouignan, copresidente de la Denominación de Origen del vino de Irulegi; y Panpi Olaizola, presidente del sindicato del pimiento de origen protegido Ezpeleta, no ven ningún sentido en hacer que los temporeros trabajen más de seis días consecutivos en la cosecha y se oponen a cualquier práctica de este género.
Olaizola asegura que en la cosecha del pimiento «nadie reclama que los temporeros trabajen los domingos». Los tipos de contratos que se ponen en marcha en este sector «son generalmente contratos de 35 horas semanales», por lo que a su juicio el decreto no va a tener consecuencias.
Berguoignan, responsable de la mayor cooperativa vitivinícola de Ipar Euskal Herria, con más de 110 hectáreas, participa en la vendimia, que este año se va a retrasar hasta finales de septiembre, y asegura que «nunca» trabaja ocho días seguidos. Explica que los tipos de contratos que existen ya son «muy liberales, tenemos leyes que permiten a los trabajadores temporeros trabajar 50 horas, ¡e incluso 70 horas!».
A estas medidas se suma ahora la suspensión del día de descanso. «En cualquier caso, no me parece buena idea trabajar diez días seguidos, y desde luego no aporta nada a la cosecha. Todo esto está muy lejos de nosotros, no lo vamos a poner en práctica».
La coordinadora del Grupo de Empresarios Agrícolas (GEA) del departamento de Pirineos Atlánticos, Marie Sengriz, no deja lugar a dudas: «Hoy esto no es una realidad para nosotros, no recibimos solicitudes a ese nivel». De hecho, afirma que si algún operador solicitara acogerse a este decreto, ella se «aseguraría de que eso no suceda».