Vietnam culmina su estrategia de «diplomacia de bambú»
La profundización al máximo nivel de la relación con Australia y la visita de Vladimir Putin coronan a Vietnam como uno de los países con mejores vínculos económicos y diplomáticas del mundo. Pese a su reciente situación de inestabilidad interna, su «diplomacia de bambú» es un éxito sin precedentes.
La conocida como «diplomacia de bambú» de Vietnam ha culminado su estrategia en el primer semestre del año con la profundización de relaciones al máximo nivel con Australia y la consolidación de los lazos con Rusia en la visita de su presidente, Vladimir Putin, después que el año pasado elevara a un nivel sin precedentes los vínculos con las principales potencias. Su política exterior se ha centrado en equilibrar las relaciones con varias de ellas, incluyendo a China, India, Japón, Corea del Sur y EEUU, al tiempo que busca asociaciones en sectores clave como la transi- ción energética y los semiconductores para alcanzar su objetivo de convertirse en un país de altos ingresos para 2045.
En los últimos años, Hanoi ha intensificado con una política diplomática más activa y dinámica su compromiso internacional en medio de la recuperación pospandemia, la crisis climática, los conflictos geopolíticos y el aumento del proteccionismo. El Gobierno ha continuado desarrollando sus tradicionales -aunque a menudo complicadas- relaciones con China y Rusia, pero también ha buscado estrechar vínculos con potencias que no eran tradicionalmente aliadas, como Australia, India, Japón, Corea del Sur y el antiguo archienemigo EEUU.
La idea de la «diplomacia de bambú» fue acuñada por primera vez en 2016 por el líder supremo del país y jefe del gobernante Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong -fallecido el pasado 19 de julio-, tras su reelección para dirigir la formación por segunda vez. Evocando una vívida imagen de bambú, Trong ha instado a Vietnam a mantenerse en fundamentos y principios sólidos -representados por raíces firmes y un tronco robusto-, mientras se ajusta ágilmente a los cambios en el escenario internacional, representados por ramas flexibles. Ello ha permitido atraer inversiones de los veinte principales países del mundo, un hito que permite cumplir el objetivo de lograr mayores ingresos para la población.
ECONÓMICAMENTE, AUNQUE VIETNAM HA MOSTRADO UN CRECIMIENTO IMPRESIONANTE ESTOS ÚLTIMOS AÑOS,
salir de la zona de ingresos medios y avanzar en las cadenas de valor globales exige superar desafíos en la productividad laboral y la competitividad de los sectores estatales. Además, las dinámicas internas, como una estricta campaña anticorrupción y cambios en el liderazgo, han ocasionado aparentes dificultades para atraer inversiones extranjeras. Pese a ser un sistema de partido único, fuerzas políticas continúan teniendo una enorme influencia en el país, especialmente durante los congresos del Partido Comunista. Los recientes cambios en la Ppresidencia y la Asamblea Nacional, dos de los «cuatro pilares» políticos, subrayan esta realidad interna.
La visita en junio a Hanoi del mandatario ruso, Vladimir Putin, que se reunió con su homólogo vietnamita, To Lam, y en la que acordaron profundizar aún más su asociación estratégica integral, supone un nuevo y mayúsculo desafío para esta perspectiva y audaz política diplomática y económica. Geopolíticamente, cuestiones críticas como la guerra entre Rusia y Ucrania exponen la cuerda floja sobre la que Hanoi debe caminar entre aliados tradicionales como Rusia y socios relativamente nuevos como EEUU, que actualmente es el que más importa de Vietnam, con más de 117 millones de dólares.
Incluso con previsiones económicas optimistas a largo plazo sobre los planes de desarrollo oficiales, los dirigentes de Vietnam siguen atentos a la posibilidad de que el contexto regional e internacional pueda complicarse en los próximos años. Las tensiones mundiales actuales se conjugan con un conflicto prolongado con la vecina China, que ocupó Vietnam durante alrededor de un milenio y es el último país que estuvo en guerra con Hanoi, en 1979. Las tensiones periódicas en la última década, como la colocación de una plataforma petrolera gigante de China en aguas de Vietnam en 2014, han ofrecido un recordatorio de cómo podría ser un deterioro de las relaciones regionales.
Hanoi tiene como objetivo mantener este delicado equilibrio entre aprovechar las oportunidades actuales y mantenerse cauteloso ante desafíos futuros. Este enfoque será crucial para que su «diplomacia de bambú» pueda adaptarse y sobrevivir a los vientos geopolíticos y económicos cambiantes que se avecinan. La capacidad de Vietnam para manejar estas tensiones y seguir avanzando en su política exterior dependerá de su habilidad para mantener una postura flexible y resiliente, capaz de enfrentar los diversos cambios en el escenario internacional.