Este pasado fin de semana el SNP ha celebrado su conferencia anual, la primera tras el revés electoral sufrido en las elecciones generales del pasado julio en las que pasó de tener 47 representantes en Londres a tan solo 9 y cuando están a punto de cumplirse 10 años del ejemplar referéndum de independencia organizado el 18 de septiembre de 2014.
Y por lo visto durante estos días en Edimburgo, la formación nacionalista escocesa se aferra a la idea de repetir aquella cita y al recuerdo positivo que desprende para remontar el vuelo. El líder del Partido Nacional Escocés (SNP) y ministro principal del país, John Swinney, aseguró en su discurso de cierre que una de las conclusiones extraídas de la elección de Westminster es que el SNP «nunca más irá a una elección con la gente pensando ‘me gusta la idea de la independencia, pero eso puede esperar porque estoy más preocupado por la economía, o mi trabajo, o el costo de vida o el NHS’».
Así, Swinney prometió que la independencia se entenderá como la «ruta hacia un país más fuerte y más justo», además de «urgente y esencial». «Así es como haremos realidad la independencia», añadió.
Swinney, que está al frente del partido y del país desde el pasado mes de mayo, remarcó que la independencia «no es solo una aspiración política, sino un imperativo para asegurar un futuro más próspero y equitativo» para todos los escoceses.
La independencia, «algo urgente, no agradable»
Durante su intervención, el líder soberanista insistió en que la independencia debe ser entendida como «urgente y esencial» para el desarrollo de la nación. «No como algo agradable, sino como algo urgente y esencial, aquí y ahora», subrayó Swinney defendiendo que solo a través de la independencia Escocia «podrá construir un país más fuerte, justo y sostenible en el tiempo».
Frente a las reiteradas negativas de Londres a permitir un segundo referéndum, Swinney acusó al Partido Laborista y al Partido Conservador de «destruir las bases» sobre las que, aseguró, se fundó el Reino Unido, una asociación igualitaria de naciones. «Les diré cómo es una verdadera asociación igualitaria: Una Escocia independiente que trabaje en armonía con nuestros amigos más cercanos en el resto del Reino Unido, y que regrese a donde pertenecemos: al corazón mismo de Europa como país independiente».
Además, destacó que solo con la independencia Escocia podrá forjar un futuro más esperanzador y optimista, un futuro donde la nación pueda decidir su propio rumbo sin interferencias externas, ya que a su juicio, es la única vía para que Escocia pueda alcanzar su máximo potencial y asegurar un futuro mejor para las generaciones venideras.
Swinney insistió en recuperar la positividad que desprendía el movimiento independentista en 2014, invitando a toda la militancia del SNP a «enviar mensajes positivos». El líder del SNP les pidió que recordaran «la esperanza, el optimismo y la sensación de posibilidad» de 2014, cuando Escocia fue sede de la Ryder Cup y los Juegos de la Commonwealth, y legisló por el matrimonio igualitario. «La campaña por el Sí perdió el referéndum de independencia ese año por 55% a 45%, pero fue un año en el que Escocia se fortaleció al debatir nuestro futuro como país. Era contagioso y estaba empoderando» dijo.
Pérdida de hegemonía
Swinney reconoció que la reciente pérdida de la hegemonía en Escocia y la pérdida de 38 escaños en las elecciones generales del pasado 4 de julio, que dejó al partido con solo nueve representantes en Westminster de los 57 correspondientes a Escocia, fue «increíblemente duro para el SNP» y enfatizó su compromiso de «aprender de los errores y reconstruir la confianza» del electorado.
A ello hay que añadir que el partido ha perdido a casi la mitad de los afiliados desde 2015, después del boom de afiliaciones durante y después de la campaña del referéndum.
«Quiero que nuestro partido mire hacia fuera», dijo Swinney, explicando que su liderazgo se enfocará en ganarse el derecho a ser escuchado cumpliendo con las prioridades de los escoceses, que incluye una gestión responsable de la economía, mejoras significativas en la seguridad social escocesa y un enfoque renovado en la educación.
También acusó al Partido Laborista de Keir Starmer de perpetuar las políticas de austeridad y de privatización del NHS (sanidad británica) y subrayó que, bajo su liderazgo, el SNP seguirá siendo el único partido capaz de ofrecer un futuro mejor para Escocia, comprometido con la justicia social y la equidad económica. Por el momento, de cara a las elecciones escocesas de 2026, las encuestas ofrecen números similares a SNP y Partido Laborista.