Las conservas de atún, anchoa o caballa son productos muy generalizados en nuestros días. Pero si queremos llevar a nuestra mesa un producto de aquí, sostenible y elaborado de forma artesanal, conviene buscar y seleccionar las marcas que llevan años ofreciendo esa garantía.
Es el caso de Conservas Olasagasti, una empresa familiar cuya historia se remonta a finales del siglo XIX, cuando el joven siciliano Salvatore Orlando llegó a Getaria en busca de la anchoa del Cantábrico, conocida entonces por su excelente calidad, y terminó convirtiéndose en uno de los pioneros que introdujeron las milenarias técnicas de salazón del Mediterráneo, desconocidas hasta entonces en la costa cantábrica.
El nombre de la empresa se instauró tras contraer matrimonio con Simona Olasagasti, natural de Getaria, y cuyo apellido ha llegado hasta la actualidad ligado siempre a las conservas de pescado de la máxima calidad; mientras el apellido Orlando se reservó para las conservas vegetales, convirtiéndose a partir de los años los años 60 en una de las marcas más famosas de tomate frito.
Hoy, la empresa que fundaron Salvatore y Simona continúa produciendo en su planta de Markina-Xemein, muy cerca de los principales puertos pesqueros de Lekeitio, Ondarroa y Getaria, y manteniendo sus principales señas de identidad: materia prima de máxima calidad y elaboración artesanal basada en la tradición.
Para ello, se seleccionan en primer lugar las mejores piezas de bonito y atún, así como las mejores anchoas y caballas capturadas por los arrantzales en el Cantábrico mediante artes de pesca tradicionales y sostenibles. Después, se trasladan a la planta de Markina-Xemein, donde manos expertas se encargan de limpiar, cocer y envasar el pescado, siguiendo un proceso artesanal y ancestral, pero no anticuado, ya que actualmente los procesos de elaboración se llevan a cabo con la ayuda de la maquinaria más moderna. Todo ello para cumplir con los controles de calidad más estrictos y ofrecer un producto de la máxima calidad.
Entre las referencias que elabora actualmente Conservas Olasagasti, destacan las conservas de bonito del norte y atún del Cantábrico en aceite de oliva, las únicas que incorporan la certificación de Pesca del Cantábrico, así como la ventresca de bonito y de atún claro, un manjar muy apreciado aquí y en diferentes partes del mundo y que podemos encontrar en las tiendas de EROSKI, distribuidora que lleva confiando en la firma vizcaina más de veinte años por su cuidadosa selección de la mejor materia prima.
Otras especialidades de Olasagasti son los filetes de anchoa del Cantábrico, un producto que combina la mejor materia prima de nuestro mar con las técnicas de salazón tradicionales de Italia, o el bonito, la anchoa y la caballa en aceite virgen extra ecológico. Y entre los productos exclusivos, destacan el paté de atún y anchoas, así como la gama de platos listos para consumir como la anchoa a la donostiarra (al ajillo), el atún del Cantábrico encebollado o con pisto mediterráneo, y el elaborado siguiendo recetas tradicionales italianas como el atún a la toscana (con alubias blancas) o a la siciliana (en salsa de tomates secos). Todos estos productos se distribuyen principalmente en tiendas especializadas y hostelería, tanto de Euskal Herria como de todo el Estado, así como en diferentes mercados internacionales, principalmente Italia.
Desde hace dos años, Conservas Olasgasti pertenece a la firma austríaca de alimentación Glatz GmbH, que busca mantener la esencia de las conserveras artesanales y familiares para que no desaparezca esta forma de trabajar y de entender la gastronomía. De hecho, uno de los objetivos de la nueva etapa de Olasagasti pasa por trabajar de forma exclusiva con pescado del Cantábrico, con el fin de ofrecer a los consumidores una materia prima de cercanía, sostenible y de la máxima calidad.