El 16 de septiembre de 2023, una ola gigantesca azotó el deshabitado fiordo Dickson de la costa este de Groenlandia. En algunos lugares, las huellas de la inundación alcanzaron los 200 metros de altura. Un análisis de las señales sísmicas reveló además una ola estacionaria provocada por el megatsunami se agitó de un lado a otro en la estrecha bahía del fiordo Dickson durante más de una semana.
Ahora, una nueva investigación publicada en ‘Science’ concluye que aquel fenómeno fue desatado porque la cima de una montaña se derrumbó en el mar.
El cambio climático preparó el terreno para el deslizamiento de tierra al derretir el glaciar en la base de la montaña, desestabilizando los más de 25 millones de metros cúbicos de roca y hielo (suficientes para llenar 10.000 piscinas olímpicas) que finalmente se estrellaron en el mar.
A medida que el cambio climático continúa derritiendo las regiones polares de la Tierra, podría provocar un aumento de grandes y destructivos deslizamientos de tierra como este, según la sismóloga Alice Gabriel, de la Institución Scripps de Oceanografía en la Universidad de California San Diego y coautora de la investigación.
El glaciar en la base de la montaña se derritió, desestabilizando los más de 25 millones de metros cúbicos de roca y hielo (suficientes para llenar 10.000 piscinas olímpicas) que finalmente se estrellaron en el mar
El equipo, compuesto por 68 científicos de 41 instituciones de investigación, analizó imágenes satelitales y terrestres para documentar el enorme volumen de roca y hielo en el deslizamiento de tierra que desencadenó el tsunami. También analizaron las ondas sísmicas para modelar la dinámica y la trayectoria de la avalancha de roca y hielo a medida que descendía por el barranco glacial y se adentraba en el fiordo.
Para comprender el tsunami y la ola estacionaria resultante, los investigadores utilizaron supercomputadoras para crear simulaciones de alta resolución de los eventos.
«Fue un gran desafío hacer una simulación informática precisa de un tsunami tan duradero y agitado», ha asegurado Gabriel en un comunicado.
Finalmente, estas simulaciones pudieron coincidir estrechamente con la altura del tsunami, así como con las oscilaciones de larga duración.
Al integrar estas diversas fuentes de datos, los investigadores determinaron que la señal sísmica de nueve días fue causada por el deslizamiento de tierra masivo y la ola estacionaria resultante dentro del fiordo Dickson de Groenlandia.
560 gigatoneladas fundidas en 2019
Al mismo tiempo que trascendía esta noticia se ha conocido otro estudio que arroja mucha luez al respecto. El cambio climático está acelerando el deshielo en Groenlandia de forma alarmante y solo en 2019 se fundieron 560 gigatoneladas de hielo, lo que equivale a 224 millones de piscinas olímpicas.
Son datos de un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Barcelona, que ponen de relieve que los periodos de fusión extrema (los períodos en los que grandes áreas de nieve y de hielo se funden rápidamente) han sido aproximadamente el doble de frecuentes durante los veranos de las últimas décadas en comparación con el período 1950-1990.
La cantidad liberada por el deshielo en un solo año asciende a 224 millones de piscinas olímpicas
El trabajo, publicado en la revista ‘Journal of Climate de la American Meteorological Society’, muestra que en la última década se han alcanzado los máximos de años de fusión extrema en Groenlandia, ha informado la UB.
Por ejemplo, durante el verano de 2012 se fundieron 610 gigatoneladas de hielo (el equivalente a 244 millones de piscinas olímpicas), y en 2019 se fundieron 560 gigatoneladas (224 millones de piscinas olímpicas).
La investigación del grupo Antarctica, Arctic and Alpine (ANTALP) del Departamento de Geografía de la UB la han liderado los profesores e investigadores de la Facultad de Geografía e Historia Josep Bonsoms y Marc Oliva, el investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) Juan Ignacio López-Moreno, y Xavier Fettweis, de la Universidad de Lieja (Bélgica).
Tras analizar los episodios de fusión en Groenlandia entre los años 1950 y 2022, los investigadores han observado que el 40% de estos episodios han sido extremos en las últimas décadas.
Según los investigadores de la UB, el deshielo está teniendo lugar en áreas más elevadas del casquete de hielo, donde anteriormente no se observaba fusión de hielo entre 1950 y 1990.
Esta situación ha creado grietas y otros cambios estructurales en la capa de hielo, y aumenta el riesgo de desprendimientos de grandes bloques de hielo hacia el océano.
El deshielo de Groenlandia tiene consecuencias globales, ya que se trata de uno de los grandes contribuidores al aumento del nivel del mar y afecta también a los patrones de circulación atmosférica.
Según los investigadores, estas alteraciones también pueden influir en el clima de Europa. «Estos cambios en los patrones de temperatura y de precipitación podrían impactar en las actividades socioeconómicas, los ecosistemas y pueden contribuir a aumentar los extremos climáticos en regiones cercanas del Atlántico Norte», destacan.