«El ELN siempre está abierto a continuar buscando soluciones»
En respuesta a un cuestionario enviado por GARA antes del ataque de Arauca, el primer comandante del ELN, Antonio García, subraya que no dan por roto el proceso: «Lo consideramos congelado y en espera de soluciones». La guerrilla ha anunciado que se va a reunir con la delegación del Gobierno.
El proceso de conversaciones con el Gobierno está congelado desde mayo. ¿Qué medidas o acciones podrían propiciar una reanudación de las conversaciones?
Las causas del congelamiento de las conversaciones son los incumplimientos de acuerdos por parte del Gobierno. No es posible volver a la Mesa si dicho error no se rectifica en la práctica, por eso el ELN sigue en la expectativa que el Gobierno cumpla. No tiene sentido seguir conversando si no se cumple lo que se acuerda.
Acusa al Gobierno de «seguir regateando». ¿En qué puntos considera que está «regateando»?
La actitud de todos los Gobiernos en Colombia es de regatear. No quiero decir que no se defiendan puntos de vista, o se presenten propuestas; pero otra cosa es el regateo, la insistencia permanente de que deba ser la otra parte la que siempre ceda, que ‘rebaje el precio’.
«Lo real de hoy es que el Gobierno no valoró la extensión o prolongación que hizo el ELN del cese al fuego para buscar soluciones»
En la Mesa es la insistencia en esta tendencia y el poco sentido para la construcción conjunta. Los gobiernos quisieran que la insurgencia se colocara ella misma la soga al cuello.
A estas alturas de la vida siguen considerando que la insurgencia debe aceptar sus leyes y su Justicia; si fuese así, estaríamos ante una imposición y si eso sucediera estaríamos claudicando. Como esa es su aspiración, de lógico que siempre van a regatear.
En una entrevista con NAIZ, Gloria Cuartas, directora de la Unidad de Implementación del Acuerdo Final firmado entre las FARC-EP y el Gobierno de Juan Manuel Santos en 2016 animaba «al ELN, a las disidencias, al movimiento sindical, a las víctimas, a las organizaciones sociales… a rodear la paz total». ¿Cómo acoge ese llamamiento?
En el ELN no hemos compartido la negociación de las ex-FARC, pues ellos pretendieron ilusamente negociar el alzamiento armado, como si ellos fueran los únicos alzados en armas y pretendían que todos asumiéramos esa ruta equivocada, pues no lograron atacar la superación de las causas que originaron el alzamiento armado, se centraron en su legalización, los otros acuerdos fueron marginales y cortos en su aplicación y cumplimiento.
«El ELN sigue en la búsqueda de la solución política, que no es sometimiento o imposición, y aspira tener en el Gobierno una contraparte que cumpla acuerdos»
Ellos tenían muchas premuras, arrancaron primero para marcarnos la pauta, nosotros los buscamos para trabajar un proceso de paz unificado, pero ya ellos tenían mucha premura y terminaron en lo que ha sido el desorden que vemos.
Cuartas advertía también de que «la ultraderecha colombiana busca el fracaso de Gustavo Petro. Si ocurre, fracasamos todos».
Hoy el sector hegemónico en el régimen político colombiano no es la extrema derecha, sino el ‘santismo’, que es derecha y se presenta como centroderecha, compartiendo lo esencial con la extrema derecha: neoliberalismo, dependencia de los EEUU, exclusión social, persecución política.
«A estas alturas de la vida siguen considerando que la insurgencia debe aceptar sus leyes y su justicia»
Se diferencia en que trata de gobernar con otras fuerzas políticas y lo hace respetando un poco más la institucionalidad, asunto que le da ‘margen de gobernabilidad’; por momentos y de manera cíclica, Petro gobierna en coalición con ellos.
¿En qué escenario situaría a Colombia, a los organismos sociales y populares, y al ELN, en particular, ante un posible regreso de la derecha al Gobierno?
No es que la derecha ‘vaya a regresar’ a gobernar, sino que hay que entender que está presente en el régimen y en los poderes del Estado, y si no se tiene la fuerza social y política es una ilusión pensar que se va a gobernar desde la izquierda, menos si no se tiene mayorías en el Poder Legislativo, pues cualquier intento de reforma se frena.
El ELN puso como condición la retirada de la guerrilla de la lista de los GAO para prolongar el cese de hostilidades que estuvo en vigor un año. Fijó como plazo de espera el 23 de agosto para que se hiciera público el decreto presidencial retirando a la guerrilla. Esto no se ha producido. ¿Cree que aún se puede dar?
Eso no depende del ELN ni de lo que yo considere. En política no funcionan las creencias. Lo que hasta el momento ha hecho el Gobierno es cambiar las denominaciones para las distintas agrupaciones, sean rebeldes alzados en armas, sean bandas o sean paramilitares, lo que no resuelve el problema, pues lo hace con el enfoque de que el ELN le acepte su ley o su Justicia. Y por ahí no es el camino.
¿Ve factible reanudar el cese de hostilidades?
Lo real de hoy es que el Gobierno no valoró la extensión o prolongación que el ELN hizo del cese el fuego para buscar soluciones, y siguió con su juego.
«La política de ‘paz total’ se ha ido evaporando, pues no tiene resultados serios»
Ahora estamos sin cese el fuego, lo concreto es que seguimos con voluntad de paz, no estamos rompiendo con el proceso, lo consideramos congelado y en espera de soluciones. En otros momentos hemos dialogado en medio de la confrontación.
Sin duda, todos, Gobierno y ELN, hemos retrocedido un paso, pero el ELN siempre está abierto a continuar buscando soluciones, aunque esperamos que el Gobierno cumpla con lo acordado.
¿Qué mensaje trasladaría a la sociedad colombiana y a los países garantes ante el congelamiento del proceso?
El ELN sigue en la búsqueda de la solución política, que no es sometimiento o imposición, y aspira tener en el Gobierno una contraparte que cumpla acuerdos.
El presidente Gustavo Petro ha cumplido ya la mitad de su mandato. ¿El tiempo apremia?
Le queda menos de la mitad de su tiempo de gobierno, lo ha desperdiciado, se ha dejado tentar por caminos equivocados. Pero no somos el ELN ni yo los indicados para hacer valoraciones que le corresponden solo a él.
En su editorial «Paz total: nuevo nombre, vieja doctrina», el Comando Central sostiene que «la paz total trazada por el Gobierno progresista solo cambia el título de la Doctrina de Seguridad» y afirma que «sirve al genocidio continuado del liderazgo popular». ¿Qué valoración hace de la política de «paz total»?
Fue un mal paso que pretendió meter en un mismo costal a todos los grupos en armas, sin mucha distinción, grave error. Al inicio nos dijo que lo tenía claro, que sabía que el ‘ELN era diferente’, pero en el curso del proceso abrió más de la cuenta el costal, incluso llegó a irrespetar la dignidad y la integridad del ELN y su Comandancia.
Si tu enemigo no te valora ni te respeta, jamás podrás acordar nada con él.
La política de ‘paz total’ se ha ido evaporando, pues no tiene resultados serios, es una especie de ‘escampadero’ para bandas y bandidos, en recurrentes crisis.
«No es que la derecha ‘vaya a regresar’ a gobernar, sino que hay que entender que está presente en el régimen y en los poderes del Estado»
Por otra parte, en esencia es equivocado pretender que una sociedad no tenga conflictos, pues lo que todo Gobierno debe hacer es saber tramitar dichos conflictos; siempre los conflictos son el sistema inmunológico de las sociedades que buscan solucionar los problemas que se presentan en ellas.
El ELN ha cumplido 60 años. ¿Qué balance hace y qué desafíos enfrenta?
En el continente, otras vías distintas a la armada, han sido solo momentáneas y no han logrado sostenerse de manera estable en varios países y se vuelve a recaer en gobiernos clientelistas o el regreso de derechas de vieja estirpe.
El mantenernos como única guerrilla revolucionaria en el continente es una responsabilidad pues estamos obligados a marcar rutas más ciertas que las que hasta ahora ha presentado el progresismo, de poca estabilidad en los cambios que requieren nuestras sociedades.
El aniquilamiento del ELN estaba fijado para producirse por una derrota militar en 2018, en pleno Gobierno de Duque, pero aún seguimos luego de 6 años, eso quiere decir que el Estado y su régimen político tienen dicho propósito, por tanto es esquiva la vía de la solución política y será una batalla compleja, pero seguiremos persistiendo en ella, pero sin ingenuidad.