Iñaki  Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Riesgos para el periodismo y la democracia, en modo turbo por la inteligencia artificial

La Trust Conference se ha llevado a cabo en Londres con la IA como eje. Organizada por la Fundación Thomson Reuters, su objetivo es la promoción de «sociedades libres, justas e informadas». Han reunido a 600 representantes de redacciones, corporaciones, de la sociedad civil y de gobiernos.

María Ressa hablando en la Conferencia Trust 2024, el principal foro anual de la Fundación Thomson Reuters.
María Ressa hablando en la Conferencia Trust 2024, el principal foro anual de la Fundación Thomson Reuters. (Fundación Thomson Reuters)

En el centro de Londres una conferencia ha analizado esta semana la relación entre la democracia y los medios de comunicación, y cómo el ataque autoritario contra estos últimos erosiona el sistema político, amenaza las libertades y cercena los derechos humanos en todo el mundo. El factor disruptivo de la inteligencia artificial (IA) genera desconfianza y obliga a cambios a todos los niveles, desde en los medios de comunicación hasta en los parlamentos. Está en juego garantizar los derechos civiles y políticos desde la perspectiva de los derechos humanos.

La concentración de poder, el autoritarismo rampante, la falta de regulación de los avances tecnológicos y sus límites, las alternativas éticas, las crisis de liderazgo… son algunos de los temas que se han tratado en la Trust Conference.

El Elizabeth II Conference Centre, que ha acogido el encuentro, está rodeado por Westminster, Downing Street y Buckingham Palace. Es decir, se sitúa en medio del poder político británico. Partiendo del sugerente título «Trust» (confianza), la conferencia ha reunido a periodistas, activistas, empresarios y legisladores, en una combinación peculiar.

En mi opinión, ha sido un encuentro elitista de periodistas maltrechos, empresarios ansiosos, activistas superados, gobernantes esquivos y capitalistas ilustrados, la mayoría abonados a un optimismo antropológico que los hechos que exponen descartan como curso de acción probable. Es decir, ha sido muy interesante.

La democracia y el periodismo, en riesgo

El encargado de presentar y resumir las jornadas ha sido Antonio Zappulla, el CEO de Thompson Reuters, que ha alertado de que «la democracia está en riesgo» y ha denunciado la forma en la que «los hechos son atacados y la palabra se arma». Defiende que la IA supone un nuevo reto, con sus oportunidades y sus riesgos, pero que requiere «un marco ético para un cambio que es obligatorio».

«La democracia está en riesgo», advirtió Antonio Zappulla, CEO de Thompson Reuters.

De entre los muchos datos preocupantes que ha ofrecido, hay uno que ha llamado la atención, y que se ha repetido entre los ponentes y el público. Según el barómetro sobre la confianza realizado por Edelman este año, los negocios tienen más credibilidad que la sociedad civil, los medios de comunicación y los gobiernos, siendo incluso considerados más éticos y competentes que estos últimos.

No obstante, si de negocios y ética hay que hablar, la persona más citada en los dos días que ha durado la conferencia ha sido Elon Musk, seguida de Donald Trump.

Partiendo de un informe del V-Dem Institute, se ha analizado cómo la desinformación, la polarización y autocratización se han disparado en esta última década. No solo hay más países que siguen una senda autoritaria, sino que suponen un peso mucho mayor de la población mundial, según explicó el director del Instituto, Staffan I. Lindberg.

Pesimismo esperanzado que no se rinde

La premio Nobel filipina María Ressa se mostró a la vez pesimista y comprometida, y en cierta medida entusiasmada con la búsqueda de alternativas. Sobre cómo se expande el miedo y la desconfianza que muestran los estudios, señaló que «hacen dudar a la gente de los hechos y eso te hace desconfiar del resto de cosas».

Tomando como ejemplo las elecciones en EEUU, señaló que tres de los temas más cruciales son el aborto, la migración y Gaza, y que en los tres nos encontramos con la peor de las informaciones.

Ressa denunció que la corrupción del mundo se ha trasladado al ecosistema de medios. En un baño de humildad, recordó que «pensar que los periodistas pueden arreglar un problema tan general como la corrupción de todo el sistema, y del ecosistema de medios, es irreal». Aun así, defendió la necesidad de no rendirse como se hizo con las redes sociales, y la oportunidad para crear sistemas alternativos basados en la federación de la confianza.

Ressa: «Pensar que los periodistas pueden arreglar un problema tan general como la corrupción de todo el sistema es irreal»

La periodista Kara Swisher dio una de las claves del estado de las cosas: la concentración de un poder inmenso en manos de unas pocas personas. Denunció que Elon Musk «está intentando comprar un presidente de EEUU». A pesar de ser muy crítica –y mordaz– contra ese grupo de oligarcas tecnológicos, Swisher enfocó el problema en la desidia o la colusión de los gobiernos. Lo resumió diciendo, «no tenemos una sola ley contra ese grupo que tiene el mayor poder en la historia del mundo».

Porque, en principio, la responsabilidad no es de la tecnología, sino de las personas que promueven su uso con objetivos deleznables. Ritu Kapur, consejera delegada de ‘The Quint’, un medio de India, recordó que en las pasadas elecciones la IA se ha utilizado sobre todo para el entretenimiento y no ha sido un factor de desinformación. En cambio, el origen de las fake news son siempre responsables políticos concretos, que son quienes difunden esas mentiras y esos mensajes de odio. «La desinformación más importante es auténtica, proviene de las personas más poderosas y no necesariamente está en línea», añadía Rasmus Kleis Nielsen, anterior director de Reuters Institute.

Construir la opción pública de la IA

Ya en el segundo día, el presidente de la Fundación Mozilla, Mark Surman, propuso entender la IA como una ciudad, donde hay espacios privados y otros públicos, que se deben regular, y donde debe haber un equilibrio entre lo privado y el interés general.

El presidente de la Fundación Mozilla, Mark Surman, durante su intervención. (NAIZ)

Destacó la importancia de que las inversiones que se hagan tengan un retorno en los países, porque de lo contrario los beneficios van solo al origen de las empresas tecnológicas, que son EEUU y unas zonas concretas de esa potencia. La brecha tecnológica y económica también ha sobrevolado los diferentes debates.

Según Surman los gobiernos deberían ser activos, no solo vigilantes, y tienen una responsabilidad sobre la parte pública de esta tecnología. «Si este país no hubiera creado la BBC, ¿dónde estaría ahora en el terreno de los medios de comunicación?», se preguntó.

Reguladores más que regulares

Sobre la necesidad de regulación, todo el mundo está de acuerdo, pero con muchos matices. Cuando lo hacen, los países donde el autoritarismo reina o amenaza no favorecen precisamente el periodismo independiente ni en control empresarial.

En ese sentido, Richar Gingras, vicepresidente de noticias de Google, advirtió que las demandas para que se regule contra las fake news tienen ese reverso: en manos de mandatarios autoritarios, esas leyes pueden ser utilizadas contra la libertad de prensa y los medios de comunicación.

Mariagrazia Squicciarini, de la Unesco, lanzó una reflexión que fue como una bomba de relojería en la sala. La industria farmacéutica es uno de los sectores más regulados, y eso no está garantizando que sus empresas pongan el bien común en el centro de sus prácticas. Squicciarini defendió que es mejor priorizar la gobernanza sobre la regulación.

Capitalistas inquietos

En general, en la conferencia se palpa la preocupación de cómo el autoritarismo y sus ataques al periodismo van a poner en riesgo las democracias, y por cómo eso va a afectar negativamente al capitalismo, al mercado y a los negocios. Desde el presidente de Thomson Reuters, Steve Hasker, hasta el manager de impacto social de Nestlé, Zeeshan Suhail, los y las representantes empresariales que han participado muestran esa preocupación entre ética y política, pero también económica.

Lady Lynn Forester de Rothschild es una auténtica embajadora de ese «capitalismo inclusivo» y lo resumió así: «[La nuestra] no es una propuesta de izquierdas, es una de supervivencia». Ressa, citando a Yanis Varoufakis, les había advertido en la apertura de que «esto ya no es un sistema capitalista».

Represión y persecución

Por supuesto, en las jornadas ha habido testimonios de la persecución que sufren los periodistas en todo el mundo. Uno de los momentos más emotivos fue el encuentro con Sevgil Musaieva y Youmna ElSayed, periodistas ucraniana y palestina respectivamente, que relataron cómo en contextos bélicos se persigue, acosa, amedrenta y mata a periodistas. Se ha recordado que los 128 periodistas muertos en Gaza en este año suponen un trágico récord.

La amenaza contra los y las periodistas hace que su defensa legal coja una renovada importancia. Han sido varios los testimonios tanto de activistas como de abogados y juristas dedicadas a la defensa de la libertad de prensa, la pluralidad y los derechos civiles y políticos. Los propios abogados están hoy en día en el punto de mira de la represión.

La conferencia ha reunido batido récords, reuniendo a 600 personas. (NAIZ)

Resulta curioso ver cómo las estrategias para sobrevivir a regímenes autoritarios como el de Nayib Bukele, recuerdan a los llevados a cabo por la prensa vasca para sortear las «leyes antiterroristas» españolas, con planes B en otros países, apoyo mutuo y un fuerte vínculo con la comunidad.

Reflexionando sobre el exilio y el papel de los medios, la periodista salvadoreña Laura Aguirre descartó la visión de los periodistas como «héroes aislados» y reivindicó el papel de los medios independientes no como quienes cuentan historias sino como «testigos de un tiempo y una realidad que hay que transmitir a las generaciones del futuro».

Riesgos que ya están aquí

Por solo apuntar dos de los que se han mencionado: el audio y los neuroderechos. El juez Scott Schlegel alertó sobre «el miedo» que produce la capacidad tecnológica de reproducir voces de otras personas y las consecuencias que esto puede tener.

El otro «avance» peligroso es el que tiene que ver con la capacidad de «leer los pensamientos humanos» a través de dispositivos que ya están en el mercado. El periodista Avi Asher-Schapiro ha realizado un documental en el que se somete a un experimento y ve la dimensión de la amenaza. Por eso hay un movimiento para que se legisle sobre los neuroderechos, una lucha que está liderando el neurocientífico Rafael Yuste.

Yuste se hizo famoso entre nosotros por haber aprendido euskara. Precisamente, Kapur contó cómo en la India se está utilizando la IA para el desarrollo de las docenas de lenguas minoritarias que existen allí.