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Una manifestación exige el decrecimiento turístico de Donostia «en defensa de nuestra ciudad»

Una manifestación convocada por la plataforma Bizilagunekin y secundada por medio centenar de grupos ha exigido este domingo el decrecimiento turístico de Donostia «en defensa de nuestras vidas y de nuestra ciudad».

Un momento de la manifestación para exigir el decrecimiento turístico de Donostia
Un momento de la manifestación para exigir el decrecimiento turístico de Donostia (Andoni CANELLADA | FOKU)

Donostia ha acogido este domingo una manifestación convocada por la plataforma Bizilagunekin y secundada por medio centenar de diversas asociaciones, colectivos y organizaciones, y que ha exigido el decrecimiento turístico para la ciudad.

Entre los colectivos que apoyaban la marcha figuraban Stop Desahucios, Asociación de Vecinos de Ulia, Martutene Bizirik, Eguzki, Ekologistak Martxan y los sindicatos ELA, LAB, ESK, CCOO, CNT y Steilas.

Durante el recorrido se han coreado gritos como ‘La vivienda es un derecho, no un negocio’, ‘Turismo no, vivienda sí’ y ‘Donostia ez dago salgai’.

Con esta marcha se ha denunciado que «este verano también han aumentado las entradas de visitantes, las pernoctaciones y los precios medios diarios», de tal manera que «el turismo que para unos pocos es la gallina de los huevos de oro es para la mayoría un modelo económico que nos ahoga».

Se ha puesto el acento en que, a consecuencia de la turistificación, «vivimos una emergencia habitacional y estamos siendo expulsados de la ciudad. El sector económico que ofrece condiciones laborales precarias se está comiendo todas las demás actividades, desequilibrando el modelo económico y se da una mercantilización de la cultura, porque se trata como un simple elemento de atracción de inversiones y turismo».

Otros efectos denunciados son «la marginación del euskara y de los vascoparlantes, que se acentúa cuando se da prioridad a los turistas y lenguas llegadas de fuera», que el espacio público «se diseña y moldea para fomentar el consumo y se nos impone un modelo de movilidad basado en coches, vuelos y enormes infraestructuras devastadoras».

Asimismo, «se artificializan entornos naturales rurales de inmenso valor ecológico, la destrucción del patrimonio histórico y arquitectónico es una constante y se daña el comercio local, dificultando su existencia y favoreciendo las grandes cadenas y multinacionales».

Una serie de efectos que debilitan «las redes comunitarias entre las y los vecinos de la ciudad y las relaciones a nivel de barrio», provocando «la dispersión de familias y grupos de amigos, la individualización y el desarraigo».

También se ha puesto el acento en que «tras una década apretando el acelerador de la turistificación, ahora los que gobiernan a favor de los negocios privados fingen ser sensatos». Pero «el tamaño de las visitas guiadas, la tasa turística o nimiedades similares no son suficientes. Tenemos que transformar el modelo de ciudad por la vía del decrecimiento turístico para poner en el centro las condiciones de vida de sus habitantes».

Medidas a adoptar

Por todo ello, los organizadores de la marcha han considerado «imprescindible tomar medidas a favor del decrecimiento turístico». Entre las que han planteado, figuran «reducir los pisos turísticos hasta hacerlos desaparecer por completo» y que «además de garantizar las buenas condiciones laborales en la actualidad en el sector turístico, hay que reequilibrar el modelo económico facilitando la reorientación de empresas y trabajadores hacia otros sectores».

También han apostado por «atajar la promoción turística que se hace a través del presupuesto público y todas las políticas realizadas en beneficio de los negocios turísticos», junto a «dejar de ver la cultura como mero objeto de consumo y atracción, para reforzar las redes locales de creación».

Asimismo, se ha abogado por «priorizar el uso del euskara en todos los ámbitos de la sociedad», que las calles sean «un espacio de relación, de encuentro, de juego, de paseo, de descanso y de comodidad para la vida cotidiana» y reforzar «el amplio tejido asociativo de la ciudad, dando facilidades a sus vecinos que se organizan desde y para el pueblo para realizar actividades sociales, culturales, de ocio y comunitarias. Ese es el tesoro, el corazón y el motor de Donostia».

Han concluido indicando que «ha llegado el momento de poner límite a quienes se están enriqueciendo con la turistificación, poniendo en peligro y perjudicando a las y los donostiarras. Solo la organización y la lucha popular pueden traer un cambio de modelo de ciudad antes de que sea demasiado tarde».

Y han hecho un llamamiento a «las y los donostiarras para que se activen, se organicen y sigan luchando. En defensa de nuestras vidas y de nuestra ciudad, ¡decrecimiento turístico ahora!».