El artículo 3 de los estatutos aprobados en el I Congreso de 2017 estableció que «EH Bildu es un sujeto político con forma de coalición, estructuras de partido y naturaleza de movimiento, que aúna en su seno lo mejor de esas tres tradiciones organizativas: la pluralidad ideológica de las coaliciones, la eficacia de las estructuras de partido y la horizontalidad y la participación de los movimientos populares». Se trata de una fórmula original más allá de Euskal Herria, por no decir única, que en aquel momento fundacional se inspiró en el Frente Amplio uruguayo aunque sin replicarlo exactamente.
El modelo está funcionando, remarca la ponencia presentada recientemente para el próximo III Congreso, un proceso que está en marcha y concluirá el 8 de febrero en Iruñea. En su parte organizativa, el texto se destaca que en estos ocho años «EH Bildu ha pasado de ser una simple coalición a convertirse en un sujeto político con militancia, estructura y espacios de decisión propios. Asimismo hemos dado grandes pasos para convertirnos en un sujeto con una praxis política integral».
Ello se concreta en «un salto tanto en capacidad propositiva como en perfil institucional» y en la consecución de «una poderosa maquinaria electoral», con el resultado de ser hoy «la primera fuerza política teniendo en cuenta la totalidad de Euskal Herria, así como una clara alternativa de gobierno».
Así las cosas, la propuesta de organización y funcionamiento no trae revoluciones ni siquiera reformas profundas, sino lo que se denomina como «adaptaciones», algunas de las cuales ya han ido materializándose en la práctica del día a día por cuestiones de racionalidad y eficacia.
Coalición: Mesa de Partidos y listas
Los ajustes planteados atañen a cada una de las columnas de esa triple esencia de EH Bildu. Comenzando por la vertiente de coalición, hay que empezar por recordar que en la actualidad la integran tres partidos: Sortu, Eusko Alkartasuna y Alternatiba (Aralar optó por autodisolverse en 2017 para continuar su camino exclusivamente dentro de EH Bildu).
Según se refrendó en el II Congreso y se mantiene ahora, todos aquellos partidos o sectores políticos que lo deseen pueden incorporarse a EH Bildu, al igual que cualquiera de sus integrantes puede «abandonar voluntariamente la federación».
La Mesa de Partidos mantiene sus funciones mientras que en la elaboración de listas se plantea generalizar el modelo municipal, sin cuotas, a propuesta de la propia Mesa
Continúa intacta la representación de estos partidos en la Mesa Política y su protagonismo en la Mesa de Partidos. El aval mayoritario de esta última instancia resulta imprescindible para decisiones cruciales como cambios estatutarios, incorporación de nuevos partidos o conformación de federaciones electorales. Cualquiera de estas cuestiones tiene que ser refrendada por la mayoría de los partidos y también de la militancia (vía Congreso o Asamblea según los casos), en un sistema de doble llave.
Por lo que respecta a la elaboración de listas electorales, a propuesta precisamente de esta Mesa de Partidos se propone ahora generalizar el procedimiento ya vigente en el nivel municipal. Si se aprueba, supondrá que ya no habrá cuota para cada partido en las candidaturas de instituciones principales.
Partido: cinco grandes responsabilidades y cinco áreas
En lo que respecta a la parte definible como «estructuras de partido» hay más novedades. Se propone un organigrama con cinco cargos principales: Secretaría General (a la que aspira de nuevo Arnaldo Otegi), de Organización, de Acción Política, de Programa y de Relaciones. Ello conlleva que la actual función de Dirección General (que encarna Gari Mujika) se «colectiviza y amancomuna» entre estos secretarios o secretarias, «reforzando así dicha responsabilidad y fomentando una cultura más participativa».
Por debajo de esa estructura, por decirlo de algún modo, se situarán otras cinco personas con estas áreas a su cargo: Política Institucional, Udalgintza, Eraketa (definida como «implementación de la línea política adaptándola a la realidad local»), Política-Relaciones Internacionales y Comunicación.
Otra modificación propuesta es un «modelo directivo de dos cámaras»: se trata de la Ejecutiva y la Mesa Política, ya existentes ahora pero cuya relación se reformula en cierto modo en la línea de lo que se viene produciendo en la práctica. La Mesa Política pasaría a reunirse cada dos meses y de carácter extraordinario cuando haya una decisión importante que tomar, mientras la Ejecutiva lo hará cada semana. Esta podrá delegar en la Mesa todas las decisiones de su competencia que considere oportuno, y la Mesa Política, por su parte, también podrá «reclamar la competencia sobre cualquier materia o decisión de la que se esté ocupando la Ejecutiva».
Se propone reformular el reparto de tareas entre Mesa Política y Ejecutiva, dotando a ambas de capacidad directiva
En un espacio intermedio entre los segmentos de partido y movimiento se puede situar otra propuesta: facilitar la participación en los congresos. Para ello se plantea por un lado reducir de un año a seis meses la antigüedad mínima establecida, y por otro relajar los requisitos para enmiendas.
Movimiento: Diálogo, formación, movilización...
La «naturaleza de movimiento» que conlleva EH Bildu también sale reforzada en las adaptaciones propuestas. Así, se subraya que «la presencia en las calles y la comunicación directa con la ciudadanía son los espacios primordiales para la lucha ideológica. No contamos ni contaremos con el apoyo de los medios de comunicación hegemónicos, pero tenemos algo que puede resultar más decisivo: un arraigo/implantación socio-territorial excepcional, un compromiso militante sin parangón, y la comunicación directa con la ciudadanía que ambos posibilitan. En este sentido, EH Bildu debe establecer una comunicación de ida y vuelta, un diálogo permanente con la ciudadanía», en el que se le hable y se le escuche a la vez.
Paralelamente a ello se hace hincapié en la necesidad de «formación de nuestra militancia», no solo mediante cursos, seminarios y similares sino también «mediante la práctica». No se oculta que el objetivo es potenciar y preparar la condición de EH Bildu como fuerza de gobierno: «Hay que avanzar algunos debates (...) y aumentar la capacidad de la organización para la batalla ideológica, puesto que ni el ataque del establishment político, económico y mediático ni las contradicciones que tendremos que gestionar serán triviales a la hora de asumir responsabilidades de alto nivel en la gestión institucional».
Sobresale la idea de convertir la Conferencia Política anual en un «evento político-cultural» que también incluiría ponencias, exposiciones, conciertos...
Junto a ello, se apuesta por dar seguimiento a las movilizaciones masivas, como la prevista este mismo 23 de noviembre en Bilbo, la del Aberri Eguna...
También sobresale en la ponencia la idea de convertir la Conferencia Política anual es «un evento político-cultural, mucho más allá de una sesión de trabajo». Se sugiere que se componga de actividades políticas y culturales, ponencias, mesas redondas, exposiciones, comidas populares, conciertos... algo que recuerda en cierto modo al Ard Fheis del Sinn Féin, por citar una referencia conocida.