Hay un submundo de 36.700.000 personas que vivimos con el VIH/SIDA de los que 2.100.000 son niños. Un mundo desconocido, con más de 35 millones de personas fallecidas, la gran mayoría jóvenes que dejaran huella futura.

Digo submundo porque aunque solo un día al año merezca atención en los medios, es diariamente la que se enfrenta con el mundo visible y cada vez más extraño, que solo recuerda nuestra situación cuando toca este día 1 de diciembre, puesto tal vez para limpiar conciencias, como si en el resto del año los 36.700.000 personas no existiéramos, no viviéramos aquí y nos toca ir a otro plano existencial. Ahora os tocara un sinfín de datos públicos, para que según el gusto lo valoréis como más o menos interesantes.

Desde el inicio de los tiempos del virus, más de 76.100.000 de personas nos «tocó» vivir con esta realidad, los que menos posibilidades tuvieron incluso desaparecieron de nuestras memorias, como si tuviéramos una necesidad de borrarlos y así justificar nuestra inacción.

Ahora si me permiten, toca hacer un balance de esta crueldad, de la pandemia y sus consecuencias , puesto que a mí me gusta aprovechar el día para recordarlo. Hablo de un virus inicialmente localizado, identificado y posiblemente controlable, hace apenas unas decenas de años, pero solo con nuestra voluntad favorable para hacerlo, la dejamos avanzar, progresar, expandir y ser de la importancia que ahora tiene y de su incidencia, a la que para hacer frente se habla de un coste económico superior a 21.900.000.000 de euros hasta el 2030.

Pero lejos de este coste económico, que personalmente me escapa, sabiendo que hay también otras prioridades urgentes, pobreza, hambre, agua… hay algo más sencillo que es dar pasos pequeños, donde nos concierne, para que como mínimo las cifras de fallecidos, no se vean aumentado en ninguna persona más que engrose las estadísticas y datos anuales, que se dan a conocer en estas fechas. Eso sí que es posible y fácilmente realizable, falta voluntad.

En las manos de cada uno esta no reinfectarse, no infectarse, en la misma voluntad el hacernos visibles y transmisores de las demandas de nuestro colectivo y los valores que nos son propios. Siempre recuerdo que fuimos capaces de revolucionar un comportamiento erróneo, frente a este minúsculo virus mortal.

También llevamos un debate social de inmenso calado para cambiar incluso prejuicios, conceptos, conductas.. Educamos a la sociedad contra el desconocimiento y la ignorancia en poco tiempo, relativamente en pocos años se dio todo un cambio social, que ahora lamentablemente, desaparece poco a poco y somos testigos de una involución, hacia las posturas más intolerantes y conservadoras sociales, que tanto sufrimiento traen.

Sin las decisiones pequeñas evaluables y acertadas, no hay grandes logros. Por eso hoy, me permito solicitar a la justicia española y más concretamente al juez Castro que decidan dar ese paso y dejen en libertad a Ibon Iparragirre Burgoa, persona viviendo con el VIH/SIDA y en una situación realmente inaceptable. No sé qué perversión puede llevar a no aceptar la demanda social en este sentido.
Creo que desconocen la realidad de quien, día tras día se enfrenta a esta situación cruel, o están mal asesorados, me ofrezco más allá de las ideologías diferentes que nos obcecan, a explicarles cuan errónea es su decisión. Están jugando con la vida de una persona enferma en fase terminal ¿Están decidiendo que fallezca?

No admito que las leyes se interpreten según intereses del momento o personales, la crueldad de decidir prisión, les repito es inaceptable, para quien necesita cuidados y vida, vida con la calidad que ahora puede tener, antes de que sea tarde.

Me arrogo la demanda de todas las personas que vivimos con el VIH/SIDA, porque no admitimos que uno de nosotros viva la crueldad y venganza antes citada, es usted señor Castro o ustedes los jueces responsables directos de lo que pasa en prisiones, conscientes de lo que están decidiendo ya no solo con Ibon, sino con cualquier persona presa de nuestro colectivo y en situaciones parecidas.

El nuestro es un submundo silenciado socialmente, pero compuesto por seres humanos  capaces de decidir por nosotros mismos, solidarios e inteligentes, desde nuestra humanidad para no caer en manipulaciones ideológicas, pero les aseguro que no hay ninguna razón legal y humana para mantener a Ibon Iparragirre Burgoa en prisión, a nadie en su situación en prisión.

Ustedes hacen las leyes que luego las interpretan, ustedes serán por tanto responsables de lo que puede suceder. Nosotros el 1 de diciembre y siempre recordamos la situación de nuestro colectivo y los que peor lo están viviendo, personalizándolo en el caso de Ibon.

Besarkada bat eta muxuak joandako guztiei eta GIB/HIESArekin bizi garen guztioi. Tinko gure borrokan eta gure aldarrikapenekin!