Agresión vil a la libertad de expresión en Zaragoza
Hace unos días, "El Zurriago Libertario", pequeño colectivo autónomo y ácrata que vivimos en Zaragoza y otros puntos del Estado sufrió una agresión verbal en uno de los miembros que lo componen a cargo de un veterano socialista del PSOE, cuando paseaba por el centro de la ciudad de Zaragoza.
«La verdad dictada se convierte en mentira», es el punto primero del catecismo anarquista. La izquierda abertzale también la conoce y la aplica. Y en disonancia con la libertad de expresión, que se respira en GARA, coexistimos con dogmáticos sin piedad, violentos y energúmenos totalitarios, ameń de intolerantes y agresivos analfabestias que deslucen aun más, si es posible, nuestra falsa, contrahecha y deforme democracia. Hace unos días, "El Zurriago Libertario", pequeño colectivo autónomo y ácrata que vivimos en Zaragoza y otros puntos del Estado sufrió una agresión verbal en uno de los miembros que lo componen a cargo de un veterano socialista del PSOE, cuando paseaba por el centro de la ciudad de Zaragoza, y que está operado del corazón.
Este veterano socialista llamó en plena calle a nuestro compañero «perro capitalista», «que era vomitivo todo lo que escribía», «que hablaba de rebajar impuestos pero no hablaba de la corrupción», y un largo etc. Todo lo que escupía este energúmeno, un subvencionado que en su vida ha dado palo al agua, era motivado por un articulo que publicamos hace unos días en Zaragoza y que era resumen de otro mas completo que enviamos a GARA, y que se trataba de una carta abierta al posible próximo presidente Albert Rivera.
Nuestro compañero, conocedor del adagio popular la música amansa a las fieras, trató de moderar su violencia con diálogo y democracia, con palabras suaves y conciliadoras, diciéndole que sí que hablábamos de la corrupción pero en un periódico vasco que se llamaba GARA, que tenía más libertad de expresión, a lo que respondió el agresor: «¡Vaya!, un periódico del PNV, otro capitalista, de derechas y mier...». Esto fue la gota que colma el vaso, mientras todo iba contra ese compañero, este aguantó el chaparrón como pudo, llegado ese insulto a GARA ya no lo toleró más y lo dejó con la palabra en la boca, pero marchándose todo nervioso y alterado, ¡vamos, ni le cuento!
Señor Zaulo, ¿qué hacer en estas situaciones en España? ¿Denunciarlo? ¿Ir a juicio? Antes en el primer tercio del siglo XX, estaba la organizacion armada anarquista FAI que se encargaba de llegar a donde la justicia no llegaba, hasta hace unos días estaba el colectivo vasco... Pero ahora son otros tiempos y todos queremos que la Justicia la hagan los tribunales. Mas, sepa usted lo que sucede, de entrada él es insolvente, ¿a quien cree que le toca pagar abogados, procuradores, gastos de juicio y tiempo perdido? Pero es que hay otra pregunta: ¿sabe cómo un compañero llama al Código Penal, el defensor del delincuente? Y no se engañe usted ni nadie con nosotros, somos apolíticos, creemos en la Asamblea, pero nos gusta el orden, la tribuna y el argumento para los asuntos de la «res publica», y el «fair play» británico.
Y hay otro tema, señor Zaulo, los mendigos profesionales, casi todos ellos sin papeles, ilegales, que no han venido a trabajar sino a delinquir, estos actúan al detal, en pequeño, los hay quienes actúan ya al por mayor, pero en estos últimos ya no voy a entrar, a mi no me afectan. Hay un mendigo en pleno centro de Zaragoza, gitano rumano y sin un brazo, pero con móvil, que sentado en mitad de la acera está pidiendo, alterando el tránsito ciudadano, a la vista de la policia municipal y nacional, sin que hagan nada al respecto.
En plan socrático, interpelé un día a un policia municipal respecto a ese mendigo, que entorpecía la vía pública, a lo que me contestó: «no podemos hacer nada», primero porque es insolvente, segundo porque no hay leyes al respecto. Yo pensé, ¡qué cosas!, esta misma situacion, el mismo lugar, el mismo mendigo, pero con un cartelito tamaño cuartilla y un «Gora... militarra!», el mendigo y la madre que lo parió duran segundos en la calle, vienen a por él Viriato, don Pelayo, los tercios de Flandes, del Rey Felipe II, hasta la mejala marroquí y Scipión el Africano.
Señor Zaulo, para ese relato que se disputan ustedes con otros por la verdadera historia de ETA, le diré que se me ocurrió en cierta ocasion, en los años 90 del siglo pasado, hacer una encuesta entre mis alumnos y alumnas de clase, en que les preguntaba: 1) ¿Te causa terror ETA? La respuesta unánime fue «No», a continuación formulé otra pregunta: ¿Te causan terror algunas profesoras del centro? La respuesta tambien fue unánime: «Sí». Por eso, cuando el señor Pequeño Oreja nos decía que todos estábamos amenazados por ETA, para meternos miedo, era o un ignorante o un mentiroso. Además, si el pensaba eso, ¿por qué a ninguno de mi clase le puso jamás escolta? ¿Por qué el sí se la puso? Señor Zaulo, nosotros les ayudamos, y reclamamos de la organizacion armada que les dejara de matar y hacíamos votos por la paz (bakea).
Ahora le pedimos proteccion a usted contra los liberticidas y mendigos profesionales, siémbreles de ácido su ecosistema, que no te dejan transitar libremente por la calle, y que se rien de la policia y del Código Penal, en mi caso, al igual que mis alumnos encuestados, nunca me causó terror ETA, pero ahora sí que tengo miedo de salir a la calle. ¿Tendremos que salir a la calle con armas, como en los EEUU? No, con el actual Código Penal, la gente honrada, la gente de bien tiene todas las de perder. Uno de los integrantes de este colectivo ácrata ya citado, en la capital mediterránea donde vive entró en un domicilio por la fuerza un agresor, golpeó, atemorizó y amenazó a los dueños y se puso a robar; el marido tenía una escopeta de caza y en defensa de su hogar, la tomó y le disparó un tiro que le causó la muerte, inmediatamente un juez español lo metió en la cárcel. En EEUU le hubiesen puesto una medalla y yo también.