Jordi Corbella
Escritor

Akelarre españolista

La España política va a autodestruirse por sí sola y entonces será el momento de actuar y exigir los máximos y contar con la mayoría social necesaria para ganar.

El Estado español está condenado a autodestruirse; de hecho, dicho proceso ya ha empezado. El caso de Altsasu o los CDR no son más que pequeños ejemplos de su política de aplicar las leyes de la venganza y eso ahora ya no debe funcionarles. Y no debe hacerlo porque, por primera vez, las salidas de tono de la judicialización de la política española están empezando a abrir informativos europeos y se ha ganado el derecho a formar parte de los editoriales de los principales periódicos mundiales, hecho que ha provocado que la ciudadanía, sobre todo europea, no empiece a ver como normal algo que hace poco tiempo ni tan siquiera le interesaba.

La internacionalización del procés no ha hecho más que poner en evidencia a unos políticos que se han pensado que la ciudadanía europea era como la española, y que podían mentir en las televisiones sin que pasara nada, como se dedicó a hacerlo el mismo Dastis después del 1-O.

Y todo esto sucede sin que, al menos aparentemente, la sociedad española reaccione ante tal atrocidad de los derechos políticos, eso nos conduce a pensar en dos elementos: 1) la unidad de la patria está por encima de todas las cosas y por ende catalanes y vascos estamos solos ante el desafío que se presenta, a expensas de la reacción internacional a tales abusos de poder y 2) la extrema derecha española, aquella que algunos se empeñan en decirnos que no existe está más latente de lo que creen. Analizando esta segunda premisa nos damos cuenta como en tiempos de crisis como el que hemos vivido, el Estado español es de los únicos países de Europa donde la extrema derecha como partido político no ha conseguido representación parlamentaria, algo de lo que algunos se enorgullecen pero... ¿es así realmente? No, mientras en Europa la extrema derecha se vio obligada a renacer de sus cenizas en España le bastó con adaptarse para acabar camuflada en partidos como el PP o los nuevos productos del marketing del Ibex35 como Ciudadanos (Ciutadans en sus inicios cuando el catalán no les espantaba tanto). Así que estamos vendidos a una sucesión de errores por parte de todos estos partidos (incluido el PSOE y un Podemos que parecía traer nuevos aires a la política nacional; eso es, parecía y es que España es España y está por encima de todo).

El Estado español ha sobrevivido a su política del miedo y la venganza amparado en la existencia de ETA, hecho que a los ojos de Europa daba un cierto aire de legalidad a muchas de sus políticas ( aunque de legales muchas no tuvieran nada), pero ahora una vez desaparecido ese pretexto la democracia española ha quedado desnuda a ojos del mundo.

La España política va a autodestruirse por sí sola y entonces será el momento de actuar y exigir los máximos, y contar con la mayoría social necesaria para ganar. Catalunya está tumbando el régimen del 78, pero no servirá de nada si llegado el momento no estamos preparados para ganar.

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