Apuntes para una república vasca. En la Comunidad Económica Europea
Todavía existe la CEE (¿?). En el último Acuerdo en el que participó, junto a un centenar pasado de países, fue el de París, firmado en diciembre de 2015, como jurídicamente vinculante en materia de baja emisión de carbono, ¿y desde entonces? La CEE existe de manera alternativa y hay países que la abandonan para volver más tarde al cabo de... Mientras tanto se hace más grande, pero adquiriendo más grasa cuando lo que necesita es más músculo. La guerra de Ucrania muestra lo que no hay que hacer si se quiere dar la impresión de constituir un bloque y de actuar eficazmente como tal. El rey Ajenor, padre de la princesa Europa, ¿cómo la ve hoy parcialmente raptada por USA?
Si en materia de Defensa, la CEE es un vasallo de una OTAN dirigida por USA, y amenazada por USA, según los resultados de sus próximas elecciones presidenciales, en materia económica solo ha podido acordar la emisión de eurobonos una sola vez desde la fecha de su creación.
Desde finales del siglo XIX hubo iniciativas de crear una lengua auxiliar internacional, el volapük. Fue una lengua construida en 1869 por el sacerdote alemán Johann Martin Schleyer sobre la base de las lenguas inglesa, alemana y francesa. Poco más tarde, L. L. Zamenhof (Rusia, actual Polonia), creaba en 1887 el idioma esperanto que a lo largo de su historia conoce una vida agitada por partidarios y discrepantes. Tolstoi fue uno de sus primeros propulsores, hacia 1900. En 2012, el traductor de Google lo incorporo en la lista de lenguas tradicionales. Una vez más, Europa rozó parentescos entre sus miembros sin resultados.
Una lengua hace crecer aliados o enemigos con el mismo «entusiasmo» de difusión. Es el caso de la supervivencia de la influencia de seres culturales queridos, admirados, como lo fueron los miembros de la generación culta del 27, paridora de metáforas y palabras nuevas, creaciones que no gustaron a los fusiladores de 1936. Por otras razones, se arruinaron valores culturales de la sabia ignorancia que empapa la cultura íntima, la del mundo rural que hemos destruido y que desaparecerá zampado por lo urbano. Se trata hoy de una neocultura de la que somos culpables sin tener que culpar a su vez a fenómenos de inmigración de personas de otras culturas. Lector, ¿crees que tu familia surgió por generación espontánea y no por inmigraciones impuestas por reflejos de supervivencia? Indaga sobre las raíces de tus apellidos vascos desde hace, por ejemplo, cuatro generaciones.
El pasado real no lo conocemos más que por relatos de lo que pasó delante de la entrada de la cueva, a nuestras espaldas, pero que se ignora a pesar del tumulto de su procesión, las mismas romerías con los mismos penitentes camuflados bajo capirotes personales. Lo que creemos son las sombras proyectadas en la pared de la caverna; esa es la realidad de nuestra percepción individual de lo real. Hannah Arendt, más sensata, afirma que la realidad es lo que tenemos en común.
Los cambios se aceleran solos, aunque caracterizaciones culturales diferentes tendrían que enriquecernos en vez de enfrentarnos. «El occidente blanco» cree que el mundo árabe está en Oriente cuando parte de él (Magreb) se encuentra sobre el mismo meridiano que Aizarnazabal. Orán fue conquistado por el cardenal Cisneros, con la condición de que quedara bajo jurisdicción de la Archidiócesis de Toledo, lo que le valió el título de Capitán General de África. «La proeza» continuó con las tomas de Bugía y Trípoli y el vasallaje a Fernando de Aragón, de Túnez y Argel. Y así durante 200 años. ¿Estamos seguros de que entre dos siglos los inmigrantes del Magreb actual no lleven sangre española? ¿Y, aunque no declarados, apellidos carpetovetónicos? Hay incluso algún exrey español empadronado legalmente en el Oriente árabe. ¿Será biológicamente diferente el árabe inmigrante cuyo signo de riqueza en su país era ser propietario de un pozo de agua, gota a gota en sus pobres tierras, al que en vez de agua extrae chorros de hidrocarburos en sus pozos? ¿Entonces porque al primero le forzamos a ahogarse atravesando el Mediterráneo y al segundo le mimamos su yate fondeado en Montecarlo?
Toda inmigración influye en la alteración de la idiosincrasia del territorio descubierto. Ha sido el caso del territorio norteamericano que ha conocido la interactividad entre caracteres extremorientales y occidentales inmigrados. Las diferencias se constatan hoy cuando analizamos las diferentes reacciones políticas en situaciones generadas por una mundialización que todavía nos sorprende. El occidental, cuando tiene un problema, se preocupa y tarda en realizar primero el marco que englobara las soluciones que proyecta. El oriental busca primero las soluciones y solo cuando las encuentra se preocupa de fabricar el marco que las contendrá. La invasión de Ucrania por la nueva URSS muestra la occidentalidad de la rusia zarista de religión ortodoxa cristiana, que crea el marco de una nueva URSS bajo el manto protector de una China oriental que observa la materialización de los hechos antes de crear el marco de su acogida. En el tiempo de espera, a espaldas de la ingenua Europa, China establece acuerdos con USA de no agresión en sus geografías respectivas y de crecimiento de sus industrias armamentísticas, proveedores de los contendientes del conflicto de Ucrania; el marco de cimentación de los acuerdos puede esperar.
¿Será capaz Europa de retornar a un puesto decente de actor principal entre China y USA? En cuanto a Rusia, su europeísmo zarista disputará con Europa la recompensa de su papel de actor de reparto.
Si Paul Valéry consideraba que el pasado son creencias, que Europa no se contente con descender los efectos de esas creencias al espacio de deseos piadosos situadas, como está, entre dos capitalismos, el chino «soviético» y el americano. Europa busca soluciones aniquilando en su seno pretensiones de progreso social.