Maria Rekarte, Miriam Bravo y Nuria Palacios
Enfermeras y miembros de Navarra Sanitaria por el Alto el Fuego (Nasaf)

Carta a compañeros y compañeras sanitarias

Somos sanitarias, nos hemos formado para proporcionar cuidados a otros seres humanos, desde nuestro compromiso con la salud, para el desarrollo y bienestar de la sociedad. No entendemos cómo, partiendo de estos valores, haya tantos sanitarios que se sientan incómodos denunciando el genocidio que se esta perpetrando en Gaza.

No entendemos tampoco la falta de empatía con nuestros compañeros sanitarios de Gaza, que les toca realizar su trabajo sin medios y sin descanso en un escenario dantesco.

¿Y qué decir de las organizaciones profesionales que nos representan? Que a pesar de volcarse con la guerra de Ucrania, sacan un tímido comunicado en el que diluyen el genocidio de Gaza y la destrucción de su sistema sanitario entre el resto de conflictos bélicos del mundo y los ataques que han sufrido los sanitarios en estos lugares; u optan por no pronunciarse ni adherirse. Nos descoloca tanta asimetría.
 
Insistimos, las dimensiones de la masacre no nos las inventamos nosotras. La ofensiva sobre Gaza supone una vulneración de Derechos Humanos y un ataque sistemático a los servicios y profesionales sanitarios sin precedentes. Lo dice la ONU, la OMS, Unicef, Save the Children, y las principales ONG que habitualmente están en zonas en conflicto (MSF, CRI, ACH).
Israel asesina a los gazatíes a través de mil maneras de matar: bombas, disparos, fósforo blanco, inanición, destrucción del Sistema Sanitario y de las infraestructuras de Salud Pública, y todo esto sin posibilidad de escapatoria en una zona geográfica reducida con una de las mayores densidades de población del mundo.

Israel genera todas las condiciones para que la catástrofe sea descomunal. Impide la entrada de los camiones de la ONU con los alimentos y materiales sanitarios, generando una hambruna tan extrema que heridas que habían sido operadas, a los días vuelven a abrirse. El nivel de desnutrición condiciona completamente la capacidad de cicatrización y el sistema inmune, haciendo que heridas que no eran letales se conviertan en letales. La mitad de las amputaciones que se están haciendo hubieran sido evitables de contar con hospitales operativos.

La destrucción por parte de Israel de las infraestructuras de la Salud Pública (agua potable, gestión de aguas residuales) y el hacinamiento hacen que las enfermedades infecciosas campen a sus anchas. La Hepatitis A se está extendiendo de un modo increíble y han encontrado el virus del la poliomielitis en las aguas residuales que fluyen entre las tiendas.

La conjunción de estos 3 factores: heridas, desnutrición e infección (triada letal) hace que las muertes se multipliquen de manera exponencial. Un estudio reciente publicado en la revista médica "The Lancet" calcula que en Gaza podrían haber muerto 186.000 personas desde el 7 de octubre del 2023. Y de estas escalofriantes cifras el 40% corresponden a niños.
Y ante todo este apocalíptico escenario a la gente le cuesta denunciar a Israel.

No, esto no es una guerra. El otro día la UE presentó un duro informe donde da cuenta de las múltiples violaciones del Derecho Internacional que Israel esta cometiendo en Gaza. Ya desde enero la Corte Internacional de Justicia (CIJ) veía plausible que Israel estuviera cometiendo un genocidio en Gaza, sin embargo Israel no ha respetado ninguna de las medidas impuestas. En junio una comisión de investigación de la ONU afirmaba que Israel había cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad. La semana pasada la CIJ dictaminó un fallo inapelable en el que reconocía la ilegalidad de la ocupación por parte de Israel del Territorio Palestino. Y desde mayo hay una orden del Tribunal Penal Internacional (TPI) de detención contra Netanyahu por crímenes de guerra.

¿Qué más necesitamos? Así que tengámoslo claro por favor, esto no es una guerra, el ataque sistemático al sistema de Salud, los bombardeos indiscriminados sobre una población civil que está encerrada, a la que repetidamente obligan a desplazarse a supuestas zonas seguras que luego bombardean, el bloqueo de la ayuda humanitaria cuando no la destrucción directa de la misma, provocando así la desnutrición de la población... todo esto cumple con la definición de la ONU sobre lo que «es un genocidio».

Estamos en un momento histórico, como lo fue la guerra de Vietnam o la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica, y ante la barbarie actual, como sociedad y en especial como sanitarias, no podemos mirar para otro lado. Debemos salir a la calle una y otra vez, debemos hablar sobre el sufrimiento, sobre el genocidio, debemos exigir a nuestras representantes el fin de las relaciones con Israel como Estado colonial y genocida, que se salta toda la normativa internacional. Solo así podremos contribuir al fin del esta masacre. Hagamos todo lo que esté en nuestra mano o seremos cómplices, y no podremos decir que no sabíamos lo que estaba ocurriendo.

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