Jon Ander Etxebarria Garate

Cuando un virus desenmascara una supuesta ideología progresista de izquierdas y abertzale

Muchos, creyendo en la soberanía, nos preguntamos: ¿para qué queremos tener una República Vasca soberana si esta no me respeta mis derechos y libertades?

En algún medio de comunicación vasco ("Sustatu") y por parte de determinadas personas (Luistxo Fernández) se permiten el denostar a un medio digital como "Independentea", y con ello, a todo aquel que haya escrito en este medio con un mínimo sentido crítico y por lo tanto muchas dudas razonables sobre lo que está aconteciendo con esta pandemia, cuando en realidad la duda razonable es un elemento esencial en el progresismo y la izquierda, por lo que este virus lo primero que ha hecho es desenmascarar a estos falsos progresistas de izquierdas y abertzales.

Algo parecido se puede decir con respecto a "Maldita" y "Newtral", y otros medios de comunicación vascos, que con la vitola de ecuanimidad y progresista, lo que realmente están haciendo es servir fielmente al discurso oficial, que es quien les paga, y, al igual que ese mencionado medio de comunicación vasco, sin dar opción a debatir científicamente las diferentes posiciones. Siempre es más fácil denostar sin debatir que debatir sin denostar. Valga la ocasión para recordar que estas difamaciones antes de difundirlas hay que contrastarlas con la fuente, como así lo hice en su día con los medios españoles "Newtral" y "Maldita", consiguiendo que al final –al no aceptar ellos dicho contraste de opinión– no lograsen calificarlo de bulo. Estos medios, como los citados junto con otros medios de comunicación vascos, lo que están haciendo es una praxis propia de estados dictatoriales donde se persigue la libertad de pensamiento a cambio del enriquecimiento crematístico utilizando herramientas propias de tiempos pasados que, yo por lo menos, en ningún momento deseo volver a tener que sufrir.

En dicho medio vasco se permiten calificar con epítetos de que los que somos críticos con la pandemia somos unos mentirosos, no teniendo la valentía de decirlo de frente y de estar dispuesto a un debate con el fin de saber quién es el que realmente miente, es decir, nuevamente este virus ha desenmascarado la cobardía de muchas personas que se las dan de luchadores vascos por la verdad, la justicia y la soberanía de nuestro pueblo.

La izquierda abertzale oficial en su momento nos dijo que tenía asesores científicos para la pandemia y, puedo decirlo alto y claro, en su momento me ofrecí para colaborar con los asesores que tuviesen, como lo había hecho en otras ocasiones en asuntos relacionados con mi profesión, siendo mi sorpresa que al final ni aceptaron mi colaboración ni realmente tenían asesor alguno, es decir, nuevamente el virus ha desenmascarado la realidad de lo que se ha convertido un partido político que se suponía diferente al resto, pero que al final no deja de ser como cualquier otro partido político, al utilizar la política como su medio de vida aparcando su ideario político esencial. Y ahí, en ese concepto de vivir de la política, es donde encajan perfectamente personas como la comentada anteriormente en relación a los medios de comunicación.

En esta pandemia, esta izquierda abertzale ha llegado a pedir mucha más dureza en las medidas restrictivas, a apoyar la vacunación de todo el mundo incluso haciendo campaña de ella, y no ha sido capaz de ponerse de frente a los despropósitos de los profesionales de la educación y la manera inaceptable desde el punto de vista humano con la que se ha tratado a los pequeños y a los adolescentes en las ikastolas y escuelas, es decir, nuevamente el virus ha desenmascarado la cara más controladora de un supuesto progresismo abertzale más propio de una opción ideológica conservadora y poco democrática.

Igualmente, durante esta pandemia esta izquierda abertzale nos ha trasmitido el mensaje de la necesidad más rastreadores y más test de PCR, es decir, cuanto más test más positivos, sin hacer la mínima crítica a cómo se ha utilizado la incidencia acumulada a catorce días, elevándola y bajándola a libertad de las medidas restrictivas que se iban adoptando. Claro, a una opción progresista que utiliza la demagogia economía vs salud, parece ser que sólo le interesa la economía de los que tienen el sueldo y el puesto de trabajo asegurados, dejando de lado a sectores que precisamente con esas medidas restrictivas han dejado de tener tanto ese sueldo como ese puesto de trabajo fijo, es decir, nuevamente el virus ha desenmascarado a opciones que son propias del neoliberalismo y no del progresismo.

Lo mismo podríamos decir sobre el desenmascaramiento de este virus al progresismo abertzale si hablamos de los confinamientos y la poca altura de miras, para no ver que científicamente no era lo acertado (claro, no tenían asesores) y que desde el punto de vista social y económico es lo menos progresista que se puede dar, o bien del cierre de la atención primaria en la sanidad pública, elemento esencial en una ideología progresista. Pero la reivindicación versaba sobre hacer más test a los sanitarios y ponerles más medios de seguridad o bien que se quedasen en casa trabajando, eso sí, estos cobrando, mientras que otros trabajadores se tenían que quedar obligadamente en casa sin cobrar. Si la propuesta es que éstos últimos entren en la rueda del subvencionismo, además de ser pan para hoy y hambre para mañana, eso supone acabar dependiendo del poder instituido, lo cual acaba siendo un voto cautivo. Señores de la izquierda abertzale, ¿saben a favor de quién va a ir ese voto cautivo? Supongo que ya saben la respuesta: a quien tiene el poder en Euskadi, no hace falta ser muy listo.

La izquierda abertzale en ningún momento se ha opuesto a las medidas restrictivas llevadas a cabo por el Gobierno Vasco, es más, en muchas ocasiones le han parecido suaves, como en ningún momento se ha opuesto al chantaje del pasaporte verde de la vacuna de la covid, que, además de utilizarla para penalizar el ocio, se puede utilizar para conservar los puestos de trabajo, y lo que es todavía más impropio de una opción de izquierdas: el que se pueda utilizar para el control de la inmigración, como ya se está haciendo en algunos países de Europa. Señores de la izquierda abertzale, ¿es que alguien que venga escapando en un cayuco va a tener el pasaporte verde en regla? Es decir, nuevamente este virus ha desenmascarado las opciones del progresismo abertzale.

Si hablamos de la ley antipandemia que se quiere aprobar en el Gobierno Vasco, aunque la izquierda abertzale no esté de acuerdo, los argumentos que utiliza no son sobre la falta de contenido democrático y de respeto de los derechos individuales y colectivos, sino sobre tener una ley más soberana para, en su caso, poder adoptar medidas más restrictivas. Y mi parecer es que yo, que me considero soberanista, no quiero una soberanía basada en la falta de respeto a los derechos y con total sesgo antidemocrático; mi concepto de soberanía es el del total respeto de las ideas y derechos, y por supuesto plenamente democrática.

Es curioso que, con esta ley antipandemia y otras medidas que se han adoptado durante esta pandemia, muchos ciudadanos que fuimos partícipes del no apoyo a la Constitución y por tanto al régimen del 78, posición avalada por la izquierda abertzale, en este momento estemos deseando que el Constitucional declare la ilegalidad de esta ley. Señores de la izquierda abertzale, como sigan así, van a conseguir que España logre que los vascos acepten el sistema constitucional y, por ende, den un respiro al régimen del 78.

Cuando los partidos abertzales no creen en su propio país, es decir, cuando pervierten el concepto de soberanía y aceptan lo que podríamos considerar que es una soberanía mal entendida.

Realmente tanto PNV como EH Bildu nos han transmitido que se necesita una verdadera soberanía, pero muchos, creyendo en la soberanía, nos preguntamos: ¿para qué queremos tener una República Vasca soberana si esta no me respeta mis derechos y libertades? ¿Es que queremos la soberanía para plantear más dureza en las restricciones con la demagogia de economía vs salud, como se ha venido haciendo por parte de ciertas opciones políticas?

La realidad es que en esta pandemia, con un verdadero asesoramiento científico, sin la utilización demagógica de la estadística epidemiológica, realizando políticas de salud pública y sanitarias propias y con una dosis importante de pedagogía en la población, se hubiese establecido un marco diferente donde los partidos abertzales (mayoría de la cámara de Gasteiz) podrían haber hecho valer y haber ejercido una verdadera soberanía con estrategias propias y diferentes a las del estado español, de manera que el Gobierno de España no hubiese tenido capacidad de maniobra salvo la de la fuerza, la cual hubiese significado el principio del fin de la sumisión de los vascos al estado español, pero la realidad es que hemos perdido una ocasión inmejorable para hacerlo por la sumisión a lo que establecía el estado español y al globalismo neoliberal.

De verdad que, cuando estos medios de comunicación nos colocaban a los críticos con la pandemia al lado de posturas de ultraderecha como Bolsonaro o Trump (ahora curiosamente es Biden, candidato por el que apostaba precisamente la izquierda), la realidad es que esa falta de visión, en la que los árboles no les han dejado ver el bosque, es la que ha colocado a la izquierda abertzale, con la defensa de su postura durante esta pandemia, en la defensa de las posturas del globalismo neoliberal más profundo.

Esta persecución, que ha llegado en algunos casos al acoso, es de tal nivel que no sólo se han dedicado a denostar a determinadas personas por tener un espíritu crítico de lo que estaba ocurriendo con la pandemia, sino que, no conforme con ello, se ha utilizado de forma peyorativa el término «negacionista» cuando este término tiene unas connotaciones claras de ideologías fascistas y que devienen de la época en que los nazis negaban el «holocausto», siendo, por lo tanto, desde todo punto de vista rechazable por parte de aquellas personas que han colaborado con "Independentea" y motivo más que suficiente para querellarse contra determinadas personas de determinados medios de comunicación por haber practicado la calumnia y el acoso.

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