Iulen Lizaso Aldalur

Dentro de nuestro «belén»

No poner el respeto por encima de la tradición y sus leyes arcaicas, impide desinfantilizar y desdramatizar la «enseñanza» de Jesús de Nazaret convertida en dogma y actos de fe, por quienes aún promueven la misoginia y cultos de idolatría.

Interesante diálogo a partir de la carta de opinión publicada en Noticias de Navarra el 10 de diciembre con el título: "El Dios verdadero, ¿donde está?", y la respuesta del día 15: "Jesucristo es Dios verdadero".

«Misterio» apasionante y eternamente intemporal. Jesucristo tomado como icono material de religión, no es mas que símbolo. Jesús el Cristo, como semilla de Luz que se sembró para nacer raíz genética en nuestro «belén», Es. Multiplicarla y hacernos árbol de la vida, es propósito y razón de nuestro existir

El Dios verdadero ¿donde está?, exige separar el grano que encontramos en fuentes desalineadas de poderes dominantes –incluso enemigas, por sus contenidos originales– de aquellas otras fuentes doctrinarias, señaladas en su día como sepulcros blanqueados, por pretender servir a Dios y a las riquezas. Hoy igual que hace 2.075 años, aguas de oscuros pozos manan desde los púlpitos en boca de predicadores sectarios mercaderes de la fe, hoy más dados a enajenar bienes públicos (inmatriculaciones) para especulación inmobiliaria turística-hotelera, en complicidad con fuerzas políticas reaccionarias del nacional catolicismo de gran componente feudal... que a acoger a refugiados.

¿Como confiar en sus turbias justificaciones? Si como bien dijo el Maestro: por sus hechos los conoceréis. Por su desconexión de la ciencia cósmica y ausencia de espiritualidad, a quienes de ello hacían culto y comercio como motivación de vida, Jesús los expulso del templo... hoy también, y cada cual entiende.

Por la densidad del cuerpo orgánico, adulteración de la memoria original en el ADN de nuestra sangre, y adoctrinamiento histórico de nuestra mente desde que nacieron las religiones, contamos con tres «enemigos» que nos impiden recuperar el Eslabón perdido como Estrella-raíz dentro de nuestro «portal».

No podemos cambiar la densidad del continente, pero sí su contenido. Educar la mente a través del pensamiento en el bien, en el no juicio, expresarlo con la palabra justa y el silencio. Corregir conductas con nuestro prójimo y próximos por respeto a aves y animales en la alimentación: alimento vivo y no alimento muerto y sus consecuencias en el ADN de pérdida de nuestro origen estelar.

No poner el respeto por encima de la tradición y sus leyes arcaicas, impide desinfantilizar y desdramatizar la «enseñanza» de Jesús de Nazaret convertida en dogma y actos de fe, por quienes aún promueven la misoginia y cultos de idolatría. Veneran imágenes y sus formas ostentosas, manteniendo como estandarte de «honor», la representativa de la tortura y muerte del Dios crucificado, y no la de su máximo esplendor –salida de su «sepulcro», de su maltrecho cuerpo, de la oscuridad de la caverna lunar–, la de aquella Estrella que nació en su Portal y verla ascender a los espacios de Luz... ya hecho Sol.

Cada cual en nuestro «belén» lo alojamos en cuna o en tumba, resucitado o crucificado, sentido o fallecido... no es cuestión de fe sino de sentir. Ospa dezagun Eguzki Ama berriaren etorrera. Ongi etorria bere Beroa... gure Geroa.

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