Belén Martínez Menéndez
Jefa de la Sección de Archivo

El Archivo Municipal de Donostia en riesgo

El 1 de septiembre de 2021, a escasos seis meses meses del traslado a la sede del Archivo Municipal, en Egia, la alarma de incendios se disparó accidentalmente provocando la descarga de ocho botellas de extinción del fuego en el hall de acceso a dos depósitos. El tubo de canalización de gas se rompió, por la presión, e impactó contra el tubo de climatización, causando su desprendimiento. En ese momento, estábamos trabajando seis personas en las dependencias del Archivo, incluido el operario de limpieza, que se encontraba en el área en que se precipitó el gas de la descarga y se produjeron los impactos y roturas. Por escasos segundos, no se produjo un accidente de trabajo con resultado fatal. Hubo una intervención de la unidad de Bomberas/os.

Este incidente puso de manifiesto el incorrecto funcionamiento de la instalación de extinción de incendios, por lo que se solicitó una revisión urgente del sistema, incluidos todos sus elementos, así como el sistema de climatización y sus componentes. En una reunión entre las direcciones de Presidencia y Proyectos y Obras se propusieron una serie de medidas preventivas para llevar a cabo, entre la que se encontraba realizar un ensayo de descarga que permitiera reproducir las condiciones reales de funcionamiento de la instalación.

El ensayo se llevó a cabo el 22 de noviembre de 2022. La prueba se realizó en una de las dos salas de descarga y resultó fallida, ocasionando graves desperfectos. Como consecuencia del fallo, se ha visto afectado el sistema de climatización y renovación del aire en dos depósitos, así como el mecanismo que regula el acceso controlado a la zona de los depósitos.

Cuatro días después del ensayo, se detectó un fuerte olor a gasoil en el pasillo de los depósitos, que se extendió al área de entrada que da a Duque de Mandas. Hubo una intervención de Bomberos/as. Se desconocen las causas del mismo. El olor se desvaneció el fin de semana.

Hay que decir que ni el director ni el concejal se personaron en el Archivo para interesarse por el estado de las instalaciones y los fondos del Archivo, los días 1 de septiembre y 22 de noviembre (la concejala actual, dicho sea de paso, desde que asumió su cargo, no ha pasado por el Archivo).

Dado que desde el día de la prueba no se había hecho ninguna actuación con vistas a reparar los daños ocasionados y solucionar este grave problema, y ante posibles incumplimientos de la adaptación del edificio del Archivo Municipal a la normativa de aplicación en materia de protección contra incendios, el 14 de febrero de 2022 puse en conocimiento del Comité de Seguridad y Salud del Ayuntamiento estos hechos. Desde entonces ha habido intervenciones puntuales de diferentes gremios, pero el problema de fondo persiste. Carecemos de sistema de extinción.

En cuanto a las condiciones ambientales, desde hace varios meses llevamos comunicando la humedad relativa fluctuante que se están produciendo en los depósitos. En el depósito 1, donde se custodia documentación histórica, en soportes de papel, pergamino, y con elementos de cuero y cera, ha alcanzado hasta el 70%, y en el 5, el 90%.

Ante la falta de información sobre el futuro del Archivo, hace dos semanas pregunté a la Dirección de Proyectos y Obras cuándo se iba a reparar el sistema de extinción. La respuesta ha sido que «se está tramitando vía reclamación al contratista», que habrá que «hacer una licitación de obra» y que, según cálculos «pueden hacer falta en torno a 9 meses para que empiecen las obras».

Esta misma semana se harán obras de reparación de conductos de salida de climatización. La climatizadora que climatiza la zona de rocódromo y danza y que pasan por un depósito (el sancta sanctórum de los archivos convertido en «servidumbre de paso»).

Lo cierto es que, si seguimos en las condiciones actuales, será necesaria la búsqueda de una ubicación alternativa a la actual.

Con respecto a la gestión documental, la situación no es mejor. En febrero de 2022 se llegó a publicar en la plataforma de Contratación Pública en Euskadi el anuncio de información previa del “Contrato de prestación de servicios del programa de gestión documental del Archivo municipal”. De la noche a la mañana, la Dirección estimó que no era esencial y, a día de hoy, somos el único Archivo de capital que carece de un gestor documental capaz de dar respuesta a las necesidades y obligaciones derivadas del e-Archivo. Hablamos de preservación digital a largo plazo, acceso por Internet a la información pública, gestión de bases de datos, digitalización, visionado a través de dispositivos móviles, ordenadores particulares o públicos, lenguaje semántico...

Disponemos de 200 TB de copias digitales de documentación histórica, de las que más de la mitad tendrían que estar ya a disposición de la ciudadanía en la Web municipal, en un click, y de forma gratuita. Sin embargo, no es así, de manera que el Ayuntamiento hace caso omiso de la recomendación de Unesco relativa a la preservación del patrimonio documental, comprendido el patrimonio digital, y el acceso al mismo, de 17 de noviembre de 2015 y no cumple con los estándares archivísticos.

Los archivos son servicios esenciales en una sociedad democrática. A través de ellos se asegura la reunión, conservación, disponibilidad y consulta de los documentos, contribuyendo al cumplimiento del derecho de acceso a la información, el logro de la eficacia administrativa y la promoción de la investigación histórica, científica y cultural.

Asimismo, es incuestionable el rol de los archivos en la promoción del derecho a la verdad, un derecho que se configura como un derecho individual, pero también como un derecho de los pueblos a conocer la verdad sobre su pasado. En consecuencia, existe la obligación de preservar archivos y pruebas que rescaten del olvido la memoria colectiva. La preservación de los archivos es fundamental para ejercer el derecho a la verdad, porque son testimonios de las violaciones de los derechos humanos.

Los archivos también son fundamentales en la búsqueda de la identidad. Son numerosísimas las personas que llaman a las puertas de los archivos, para llevar a cabo una pesquisa genealógica que recuerda a la de K., el replicante de Blade Runner 2049 que pretende descubrir el misterio que gira en torno a quien parece haber nacido de una androide, sin intervención humana. Para ello, K. visita un archivo que conserva los documentos precedentes al gran blackout. Los archivos digitales del pasado reciente se han perdido. Solo han sobrevivido los documentos en papel y los registros analógicos anteriores al apagón, como el fragmento de la entrevista del sargento Deckard a Rachael, que capta el momento en que se enamoran.

La ciudad de Donostia posee un importante patrimonio documental: documentación del año 1.344 perteneciente al Fondo de la Marquesa de San Millán y Villalegre; extractos de actas del Ayuntamiento, de 1.569; ordenanzas de 1.748, pertenecientes al Fondo del Consulado, dos ejemplares de la carta partida entre la villa de San Sebastián y los vecinos de Altza, relativa a escritura de concordia sobre venta de sidras, de 1.609... Esta documentación histórica presenta una situación de riesgo máximo como consecuencia del estrés y tensión al que se ven sometidos los distintos materiales –pigmentos, tintas, soportes proteínicos (pergamino), papel, etc.–.

El Archivo es testigo de la historia de la ciudad y parte fundamental de nuestra memoria e identidad. En el Archivo se custodian expedientes de depuración de personal funcionario y empleadas y empleados municipales, que abarcan el período que va desde julio de 1936 hasta la promulgación del Real Decreto-Ley 10/1976, de 30 de julio, sobre amnistía y Real Decreto 2393/1976, de 1 de octubre, por el que se dictan normas para la aplicación de la amnistía a los funcionarios de Administración Local. Estos expedientes constituyen un acervo de consulta obligada no solo para quienes busquen investigar históricamente lo acontecido durante la dictadura franquista, sino también como aporte a procesos judiciales y reconstrucción de los hechos.

El art. 34.1 del la Ley 9/2023, de 28 de septiembre, de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi, establece que los poderes públicos «adoptarán las medidas necesarias para la protección, integridad, descripción, identificación y difusión de los documentos de la memoria histórica de Euskadi, en particular en los casos de mayor deterioro o riesgo de degradación, protegiéndolos especialmente frente a la sustracción, destrucción u ocultación».  

El art. 52 de la Ley 5/2022, de 23 de junio, de Gestión Documental Integral y Patrimonio Documental de la Comunidad Autónoma del País Vasco, constituyen infracciones muy graves en materia de archivos y patrimonio documental: «a) Las actuaciones u omisiones que lleven aparejada pérdida, desaparición, eliminación o daños irreparables en los documentos integrantes del Patrimonio Documental de la Comunidad Autónoma del País Vasco». Y el art. 323.1 de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, castiga con la pena de prisión de seis meses a tres años o multa de doce a veinticuatro meses al que cause daños en bienes de valor histórico..., cultural, de modo que su inobservancia puede generar responsabilidades de toda índole (disciplinaria e incluso penal, además de la patrimonial derivada de los daños que se puedan producir al patrimonio).

Ante el comportamiento socialmente irresponsable del Ayuntamiento con respecto al Archivo Municipal (también pone en riesgo transferencias y donaciones futuras que, en las actuales condiciones, no podrán materializarse), ante su desinterés e inacción, es necesario que nos movilicemos para defender el patrimonio documental que pertenece a la ciudad y es de todas y todos. Es nuestra responsabilidad cuidarlo y preservarlo para futuras generaciones.

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