Patxi Zabaleta
Abogado

El convenio/concierto, derechos políticos

La decisión del Gobierno de Navarra de hacer sus propios cálculos sobre la liquidación anual de la “aportación” de Navarra a los gatos generales del Estado ha puesto sobre la mesa la cuestión del convenio.

El hecho de que la sociedad navarra en general debata sobre esta cuestión es en sí mismo positivo. La actitud de oscurantismo mantenida siempre sobre esta materia por los partidos del viejo régimen –UPN/PSN– ha perjudicado profundamente a la defensa del convenio.

El convenio y el concierto –de Navarra y de la Comunidad Autónoma Vasca– son derechos políticos y esta naturaleza conlleva el que su defensa se tenga que hacer y sólo se pueda hacer con efectividad por cauces políticos. Ha sido por lo tanto un error político grave la actitud del viejo régimen de mantener este tema oculto como si fuese algo que sólo afecta a los técnicos y a los “entendidos”, cuando la realidad es que afecta a toda la ciudadanía y tiene una base inevitablemente ideológica y política.

Es aun un error mayor el considerar que las decisiones propias de Navarra, mal llamadas actuaciones unilaterales en este caso van en perjuicio de la imprescindible negociación. Por el contrario este tipo de decisiones se debían haber tomado mucho antes, con mucho mayor vigor político y con la fuerza dialéctica que dimana de la convicción de ostentar el derecho a decidir, porque no se puede pactar ni por lo tanto negociar sin tener capacidad de decidir. Al fin y al cabo en Navarra se le llama “aportación” a lo que en la CAV se llama cupo (y también aquí popularmente) y la esencia del concepto de aportación es su unilateralidad.

El balance de la variación de la aportación en los últimos decenios de gobierno del viejo régimen se resume en que se ha pasado de un promedio de 201.000.000 de euros/año a un promedio de 600.000.000 de euros/año solo para los 650.000 habitantes de Navarra.

Teniendo en cuenta que la deuda pública de la Comunidad Foral de Navarra CFN ha pasado en los mismos decenios de prácticamente cero alrededor de 4000.000.000 de euros teniendo en cuenta la deuda camuflada en peajes en la sombra el balance de los gobiernos de UPN y sus aliados es de verdadero fiasco. Se merendaron la cena. El símbolo del “Reyno arena” se queda en la anécdota de este despropósito.

Volviendo al convenio/concierto y analizándolos desde la perspectiva y el prisma de la solidaridad la defensa que precisa es ahora más que nunca política porque los ataques de que es objeto constante son estrictamente políticos. Cada vez que un político o política celtibero se encuentra en apuros políticos ataca al convenio y al concierto y el ataque siempre es el de falta de solidaridad, utilizando una argumentación no solo demagógica –lo que ahora se llama populista– sino rotundamente falsa, igual que ocurrió con el ataque del IVA de la Volkswagen. El ataque además siempre es conjunto a convenio y concierto.

La defensa del convenio y del concierto de estos ataques conjuntos para su efectividad puede ser también conjunta y ahora que el cupo de la CAV está por diversas coyunturas políticas sobre la mesa, resulta oportuno el que Navarra por una vez tenga alguna iniciativa en el tema sin la cobardía e ineficacia que supone la actitud de los partidos-franquicia que en seguida se han sumado al carro del centralismo poniéndose a la cola de la argumentación centralista de que Navarra no puede decidir sobre su propia “aportación”.

Existe además el precedente del debate en la CAV que viene desde los tiempos de Ibarretxe y que no se solucionó ni siquiera en la legislatura en que Patxi Lopez se aposentó en Ajuriaenea.

El convenio/concierto son los derechos históricos por antonomasia, de origen preconstitucional confirmados pero no originados por la Constitución y constituyen la condición de los demás derechos históricos. Ahora que los argumentos antindependentistas y antiautonómicos han cambiado sustancialmente es también necesario profundizar en la argumentación del argumentario autonomista y por supuesto también del independentista. Desde entender y explicar que no es lo mismo una pensión de 600 euros en Almería o en Vizcaya, igual que no lo es en la Republica de Mali o en Finlandia –se trata de un mero ejemplo, no se ofendan– la solidaridad se tiene que sustentar en las decisiones compartidas y en la libertad. Para compartir una decisión, cada una de las partes deberá poder decidir. No hay “pacción”, si antes no hay decisión previa.

Además de la defensa conjunta del convenio/concierto cuya falta no es imputable solo a Navarra y los navarristas, se da ahora por fortuna la simultaneidad en la formulación del problema por Aramburu y falta dar rango político, social al argumentario.

El estado a través de sus fuerzas políticas básicas ha modificado su actitud repetidamente; antiforalismo en el siglo XIX; fueros sí estatuto no en primer tercio del siglo XX; estatuto sí derecho a decidir no en la seudoreforma franquista; y ahora los más avanzados democráticamente admiten el derecho a decidir. En cuanto al argumentario antiargumentista y antindependentista de la imputación del egoísmo insolidario han pasado a predicar la inviabilidad económica y política (Cataluña no sería viable, sería expulsada de Europa, etc.), aunque contra el concierto/convenio se sigue utilizando el argumentario del siglo XIX de imputación de carácter de privilegios insolidarios.

Lo cierto es que el independentismo triunfara cuando sea capaz de demostrar que la independencia de Portugal, Cataluña o Escocia le conviene a la clase trabajadora de Inglaterra, Andalucía o Extremadura aunque no les convenga a sus élites gobernantes ni al centralismo.

El convenio/concierto es derecho histórico político y necesita defensa política. Bienvenido el debate, si se mantiene el tipo.

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