El Movimiento Pensionista de Euskal Herria
Asombrosamente, y a pesar de esta enorme desigualdad, ellos no están ganando la partida. No esperaban este resultado: todos sus discursos «expertos», ante su incrédula mirada caen, uno tras otro, en saco roto
La participación de las personas mayores y pensionistas en más de un centenar de pueblos de Hego Euskal Herria en movilizaciones durante 23 meses continuados constituye todo un fenómeno social. Las personas pensionistas concentradas cada lunes somos unos 15.000. No está nada mal. Si contamos las manifestaciones centrales que se han celebrado tenemos que la participación total se eleva a 35.000 asistentes, e incluso a más de 60.000 participantes del colectivo. Esto, sucintamente dicho, es muy potente. En Hego Euskal Herria es muy potente, en el Estado es más bien débil.
¿Por qué se está dando esta consistencia y continuidad con tanta coherencia y fuerza; con una proyección social sin precedentes? Desentrañar esto puede ser más complicado. Podemos lanzar hipótesis para acercarnos a esta realidad. Tiene que haber factores sociales y culturales que expliquen esto, que expliquen esta conciencia sobre un pilar fundamental de la sociedad del bienestar como son las pensiones. Una reivindicación y conquista laboral de la época industrial se ha convertido nada menos que en un avance social para toda la población, no solo para el asalariado.
Esta hermosa realidad además se da en un contexto socioeconómico concreto. En los cuatro herrialdes de Euskal Herria es donde se encuentran las pensiones medias más altas del Estado. Donde el porcentaje de pensiones con complemento a mínimos es la mitad de la media estatal. Además, contamos con una protección social como es la RGI, que dicho sea de paso, fue fruto de una iniciativa social en toda regla, y que con todas sus limitaciones no deja de ser ejemplo a imitar por parte de otras comunidades.
¿Dónde está el origen y la causa de este poderoso impulso e interés de la población vasca y navarra por la defensa del sistema público de pensiones? ¿De exigir y luchar a favor de las pensiones más bajas? ¿Por acabar con la brecha de género en salarios y pensiones? ¿Cómo se ha producido y asumido tan rápido la participación de las mujeres, no sólo para llevar la pancarta, sino en todos los niveles de la gestión del movimiento, aunque todavía queda trecho por recorrer? Como estas preguntas podemos hacer otras que surgen de esas evidencias: nos encontramos, afortunadamente, con la rotura del patrón habitual de la protesta social. Todas estas novedades son las que han hecho que el Movimiento Pensionista de Euskal Herria, haya tenido una proyección y aceptación social muy grande. Dejaremos el fenómeno para los estudiosos de UPV-EHU, motivos y material hay de sobra.
Paridad en la pancarta, paridad en el micrófono, paridad en el euskara-castellano. Podemos decir que hay un gran interés en que todos nuestros actos tiendan al equilibrio. Se habla de una pensión mínima de dignidad, se habla de garantizarlas por ley, se exige mejorar los salarios de la población ocupada, de derogar las leyes regresivas en materia laboral y de pensiones, de la dependencia, de las residencias públicas, etc. Ante este discurso fresco y novedoso, surge el contrario con fuerte presencia en los medios de comunicación. La directora del FMI, de la OCDE, el director del Banco de España, personalidades de la esfera económica y financiera. Anda, qué importancia nos han dado.
Pocas veces se ha visualizado la confrontación de dos discursos con tanta claridad. El Capital contra el Trabajo, los poderosos contra el pueblo llano. Aunque pretenden silenciarla, diciendo que «somos muchos», «que cobramos la tira», «que somos unos gorrones», no pueden ocultar la realidad, la gran confrontación que se está escenificando. Nosotros y nosotras a lo nuestro. Sin darnos cuenta ha surgido un nuevo discurso con conceptos nuevos, y respaldado por los abuelos y abuelas. Discursos dirigidos a la sociedad que, a pesar de las trabas, terminan llegando. Propuestas de una nueva sociedad y de una nueva economía. Somos fruto de la antigua sociedad, ahora somos semilla de la nueva sociedad. La planta está en ciernes, quieran o no algunos, brotará.
Frente al discurso pensionista emergente, el viejo, el de siempre, el financiero afirmando que lo primero son las cuentas, y además las «suyas», que hay que tomar las medidas que hagan falta. Si hay que poner toda la sociedad patas arriba, se pone: «sus cuentas las elaboran ellos y, no, se, tocan,», solo podemos participar pagando sus bancarrotas. Los poderosos, los adinerados, los adueñados del sistema vigente, contra una población pensionista de 70 años de media, mujeres y hombres, sencillos y sencillas, sobrios y sobrias, caras arrugadas, historias de trabajo, pero con una dignidad y nobleza que ya quisiera para sí la realeza. Los primeros respaldados por sus cuentas bancarias, sus cotizaciones bursátiles, con «su ciencia económica hecha a su medida», soberbios y mirando amenazantes. Nosotros y nosotras, hombres y mujeres de edades avanzadas, haga sol o lluvia a la plaza, caminando de aquí para allá, con achaques, cojeando, con bastón, pero con la cabeza alta, con una gran dignidad. Haciendo llamamientos a la población trabajadora, y a la juventud, y a los movimientos sociales, y a la sociedad en general. No buscamos un apoyo gratuito, sino que salgan a la lucha por sus propias causas.
Asombrosamente, y a pesar de esta enorme desigualdad, ellos no están ganando la partida. No esperaban este resultado: todos sus discursos «expertos», ante su incrédula mirada caen, uno tras otro, en saco roto, acaban en la ría bilbaína, a través del alcantarillado. El mensaje pensionista, poco a poco, lunes a lunes, va calando en la sociedad. ¡Cuántas situaciones de miseria han salido a flote desde que empezamos el 15 de enero del 2018!
El Movimiento Pensionista de Euskal Herria aspira, con una determinación como pocas veces se ha visto, a ganar esta batalla. De momento la dignidad social de las personas mayores ha ganado muchos enteros. Pero no sabemos con qué armas vendrán a combatirnos. Solo sabemos que si conseguimos movilizar a la sociedad ganaremos. La movilización del 12 de diciembre fue un éxito total y el 30 de enero apoyaremos la huelga general convocada por la mayoría sindical del ámbito vasco. Cada sector social a defender sus demandas y todos a defender las de todos y todas. El movimiento pensionista defenderá las pensiones suyas y las de las generaciones futuras.