Guerra en el Sahara Occidental
Quienes creían que el tiempo era el mejor aliado de Marruecos, se han equivocado. Otra generación empuñará las armas, decidida a escribir otra página de la larga historia de resistencia del pueblo saharaui
Se ha desencadenado la guerra en el Sahara Occidental, después de la violación flagrante del ejército marroquí del cese el fuego la pasada madrugada del 13 de noviembre. Una acción que ocurrió en la brecha ilegal del Guerguerat, cuando Marruecos irrumpió de forma desesperada desde el muro, para romper el bloqueo que llevaban a cabo los civiles saharauis.
29 años después de aquel 6 de septiembre de 1991 y la promesa de un referéndum de autodeterminación, la ONU y su misión de paz toleraron la violación del acuerdo militar número uno, al permitir a Marruecos invadir las zonas liberadas de la República Árabe Saharaui Democrática y cambiar a la fuerza, la situación que había permanecido sin ningún cambio significativo hasta la fecha de hoy.
El Frente Polisario y el Ejército de Liberación Popular Saharaui, respondieron a la provocación marroquí, atacando a sus unidades militares e impidiendo la ocupación de la zona que separa Mauritania del Sahara Occidental.
A lo largo de estos años, el conflicto del Sahara Occidental se quedó inerte y la ONU le dio a Marruecos suficientes argumentos para desentenderse del Plan de Paz, firmado entre las partes, con el objetivo de cerrar la descolonización inconclusa y permitir al pueblo saharaui expresarse a través de las urnas.
El derecho de veto de Francia y la actitud pusilánime del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, permitió a Marruecos rechazar cualquier solución e imponer su ocupación como hecho consumado a la comunidad internacional. Los saharauis siguieron todo este proceso de decepción en decepción. Cada resolución del Consejo de Seguridad, es una prórroga técnica de un año, sin ningún tipo de resultado tangible. Baker, Ros, Van Walsum y Kohler todos renunciaron sin conseguir mover la posición de Marruecos, una posición de ocupación y violación constante de los derechos humanos.
España la potencia colonizadora del Sahara Occidental, ha intentado aproximarse a las tesis marroquíes sin exigir la celebración del referéndum pactado y obligando al Frente Polisario a involucrarse en una solución política que Marruecos usa para ganar tiempo y desgastar cualquier intento de negociación.
Estados Unidos, ha tenido un papel titubeante al no imponer una solución basada en el derecho internacional y permitir a Marruecos afianzar su ocupación del territorio. Los saharauis no pueden permitir ser despojados de su tierra, convertidos en eternos apátridas. Cuando su tierra y mar, encierran uno de los caladeros de pesca más ricos del mundo, junto a las minas de fosfato. El paso constante de camiones, llenos de todo tipo de mercancías hacia Mauritania y el resto de África por el Sahara Occidental. Era una violación evidente y un paso para consolidar la situación actual. Miles de colonos marroquíes ocupan hoy las ciudades de Smara, Aaiún y Dajla, mientras los saharauis languidecen en los campamentos de refugiados y el exilio. Una situación injusta que a la larga iba a derivar en una guerra.
Nada está dicho, la última palabra será de los saharauis, aunque la ONU se posicione con un lenguaje tibio e incoherente, alejado del sufrimiento y la desesperación que ha provocado esta paz agónica. Una paz cimentada sobre la fuerza y el desafío constante de Marruecos. Los saharauis son un pueblo tenaz, la historia nos dice que nunca aceptaron la negación de sus derechos en una mesa de negociación.
Quienes creían que el tiempo era el mejor aliado de Marruecos, se han equivocado. Otra generación empuñará las armas, decidida a escribir otra página de la larga historia de resistencia del pueblo saharaui. Una historia de lucha constante por la libertad y el fin del colonialismo.
Marruecos sabe de cada batalla militar, sabe de cada prisionero de guerra, sabe de cada bala saharaui. Los hombres y mujeres del Sahara nunca dejarán su destino en manos de un grupo de países que ejercen el derecho de veto en función de sus intereses. Un conflicto mal resuelto y una razón que permanece viva, son las armas más poderosas al alcance del pueblo saharaui.
La historia de un Territorio no Autónomo que ha ido sufrido la guerra, la ocupación y la violación de sus derechos desde aquella Marcha Verde marroquí, hasta la fecha de hoy. Esta es una herida profunda que queda abierta en la lucha por la autodeterminación y la libertad de la última colonia africana.