Humanos sin derechos
Un ejemplo de esta situación, la tenemos en la persona del portavoz del Movimiento Popular Rifeño, Nasser Zafzafi, al que han condenado a 20 años de prisión por pedir derechos básicos para la población de Rif y no solo él
Tal día como hoy en 1948 se formuló la Declaración de los Derechos Humanos; sin embargo, más de medio siglo después esa palabra ya no tiene un impacto significativo para nosotros. Hoy todo el mundo defiende ese acuerdo pero nadie lo respeta. Ahora mismo, en este preciso momento, en el norte de Marruecos, en Rif, se están vulnerando sistemáticamente y con total impunidad los derechos humanos.
En las calles, mediante intimidaciones y acoso, a la vista de todos. También a través de secuestros, agresiones y torturas en dependencias policiales y finalmente y, apoyados por un sistema judicial corrupto, encarcelados injustamente, sometidos en las cárceles a condiciones infrahumanas, vulnerando todos sus derechos humanos. Un ejemplo de esta situación, la tenemos en la persona del portavoz del Movimiento Popular Rifeño, Nasser Zafzafi, al que han condenado a 20 años de prisión por pedir derechos básicos para la población de Rif y no solo él, sino que resultado del apoyo incondicional de hombres y mujeres que apostaron por apoyar este movimiento de justicia social y económica para su tierra, hay 1.400 detenidos, en este momento más de 55 personas encarceladas con condenas de entre 5 y 20 años.
Hace una semana hemos tenido acceso a un testimonio único y dramático de este portavoz, en el que a través de un audio ha sido capaz de narrar su experiencia y sufrimiento desde el momento de su detención hasta ahora. Ha relatado: «Cuando me detuvieron y me esposaron con las manos en la espalda, me metieron un palo por el ano y algunos policías del servicio secreto sacaron sus genitales y los frotaron en mi cara. Esto sucedía mientras otros lo grababan y ante la presencia de responsables del Estado. A la vez, me ordenaban que gritara viva el rey».
La difusión de este audio le ha supuesto estar actualmente bajo tortura y en régimen de aislamiento, según explica su propio padre.
Hasta cuándo la Unión Europea y la comunidad internacional van a permitir que esto siga sucediendo, apoyando gobiernos que vulneran salvajemente los derechos humanos mientras miran hacia otro lado?
¿Qué vamos a celebrar el 10 de diciembre?
Parece que, a través de los muchas veces manipulados medios de comunicación y del sistema social deshumanizado en que vivimos, nos hemos acostumbrado a oír palabras como estas «derechos humanos» sin sentir realmente su importancia. Quizás tendremos que cambiarles el nombre para que vuelvan a hacernos reflexionar algo en nuestros cerebros y sentir en nuestros corazones