Aitor Garagarza Cambra
Licenciado en Ciencias Políticas

La épica de la lucha

Vivimos tiempo interesante en nuestras tierras, pero los tiempos no son estancos, y menos los tiempos interesantes. Como decía Bertolt Brecht «la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer». Esta frase podría resumir simplificando, la coyuntura del ciclo de lucha que atraviesa Hego Euskal Herria.

He observado desde la tribuna, sin entrar al contenido de las causas, las reivindicaciones que ha llevado el movimiento estudiantil en la CAV, sus formas de reivindicación y lucha. Cabe decir que no vengo a dar lecciones al movimiento estudiantil y menos a minusvalorar su accionar desde la tribuna. Respeto su autonomía y autodeterminación. A raíz de las movilizaciones que se han dado recientemente he conversado con persona cercanas y se han avivado las inquietudes que me atizan en estos tiempos interesantes con respecto a los repertorios de lucha.

Hace 5 años se cerraba un ciclo de lucha armada que durante varias décadas ha tenido la centralidad y ha ocupado la agenda del movimiento popular, transversalmente o directamente. En un contexto de lucha armada se han desarrollado diferentes luchas, desde el movimiento insumiso, al movimiento de ocupación, desde el movimiento contra la autovía de Leitzaran, al movimiento antirrepresivo pasando por la marcha del hierro… A sabiendas de las particularidades y diferencias entre estas luchas, todas están unidas por un punto en común, las condiciones subjetivas surgidas a raíz de la épica de las luchas que posibilitaba que en diferentes contextos una gran parte de la sociedad deslegitimizara el orden establecido desde las estructuras de poder.

Teniendo en cuenta las diferentes causas de las luchas, estas en muchos casos han compartido repertorios de lucha, cultura militante, expresiones culturales, formas organizativas, lenguajes, cosmovisiones o maneras de proyectarse hacia el exterior. La Lucha ha sido un catalizador para muchas personas que nos hemos curtido en ella dentro de estos contextos. Las razones, sentimentales y emocionales que se generaban siempre han tenido un gran peso social, más allá incluso de lo ideológico. Por lo cual para muchas personas los cambios de ciclo se tornan traumáticos y más si lo nuevo no termina de nacer.

Es por ello, que se torna de urgencia desarrollar un ejercicio colectivo desde el movimiento popular sobre los aspectos anteriormente comentados, profundizando también en el análisis de las relaciones de poder que se generaban, las relaciones de género, los cuidados personales… A fin de cuentas, si queremos escribir otro relato, el movimiento popular tiene que hacer un análisis con bisturí de los ciclos de luchas. Hemos sido y somos parte del relato, no podemos obviarlo ni ser meros sujetos pasivos.

Al igual que también es de urgencia abrir otro ciclo de luchas, teniendo en cuenta la legitimidad del orden establecido y sus diferentes agentes a nivel estatal o internacional. Valorando los cambios que ha habido en la configuración de clase, las diferentes formas de opresión, las formas de relacionarnos con las instituciones, los cambios culturales-musicales, las relaciones sociales-personales, las realidades territoriales, los posibles alianzas con otros actores internaciones…

La nostalgia no debe nublar el camino, las formas y los medios de los ciclos de lucha no pueden ser estancos. Debemos de reajustar nuestro repertorio, para crear otra épica de lucha que posibilite que en este pueblo no deje de existir un contexto favorable para el desarrollo de diferentes proyectos o reivindicaciones contra-hegemónicas. Pasar de la respuesta, a sabiendas que esta va seguir siendo necesaria, a la épica de la lucha ofensiva con propuesta. Que el plano constituyente retroalimente al destituyente. Una épica de las luchas que aglutine a las multitudes.

Para ir terminando, intentando desvelar desde mi humilde opinión retos futuros, teniendo en cuenta la importancia que tiene en este ciclo el término unilateralidad, me parece necesario que la épica de la lucha debe llenar de contenido este concepto. Si somos capaces de soltar las amarras de la unilateralidad en su máxima expresión esta nos conduciría indudablemente a una cultura desobediente que debemos tornar con las masas y de masas. De ahí la necesidad de impulsar un repertorio de lucha desobediente para llevar adelante el proceso independentista transformador. Hoy más que nunca tenemos la necesidad de reajustarnos a estos tiempos interesantes sin olvidar el plano de la lucha. Los tiempos interesantes se acaban y si no reaccionamos deprisa estos no volverán. La travesía por el desierto puede ser muy dolorosa.

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