Amaia Zufia
Plataforma Feministok Prest!

No estaremos todas

Nos dicen que somos débiles, cuerpos mansos y pasivos ligados al ámbito privado. Jean Jacques Rousseau, padre del contrato social, tuvo una gran idea para garantizar la organización armónica de la sociedad: relegarnos a ser seres para las demás, amantes y dependientes del hombre que está a nuestro lado y que nos protegerá.

Y por eso nos dicen que no andemos solas por la noche, que somos la diana de todo tipo de violencias y las receptoras de los impulsos y el deseo desmedido de los hombres; que por eso, tenemos que ser nosotras las que nos andemos con cuidado. La culpa es nuestra por ser cuerpos penetrables, llenos de orificios, meros objetos sexuales. Nuestra familia, el cine, las noticias nos insertan el miedo, llegando a hacernos sentir ajeno el suelo y las calles que pisamos. Nos repiten insistentemente que la violencia machista es cosa de unos hombres malvados, locos enajenados, borrachos, brutos y «de fuera». Aunque paradójicamente, muchos testimonios afirman que son vecinos ejemplares.

Dicen que la violencia machista es una lacra, y que en nuestra sociedad occidental no tiene lugar. Y al mismo tiempo, en nuestra sociedad de la igualdad y desarrollo, molestan los análisis feministas que complejizan las violencias y que las enfrentan desde una práctica política que va a la raíz del problema. Ya hay leyes ¿qué más queremos? Por eso, las feministas somos demasiado radicales, incómodas o exageradas.

En esta sociedad de «tolerancia cero con la violencia de género», nosotras no dejamos de encontrarnos basura, ruido, paja y estiércol. Hasta ahogarnos, hasta vomitar. Pero nosotras también decimos, también tenemos voz. Resistimos, y definimos colectivamente qué es la violencia, cuándo la sufrimos y, sobre todo, cómo le hacemos frente. Muchas antecesoras feministas componen nuestras voces.

La violencia machista está situada en el centro de la reproducción de nuestra sociedad patriarcal y es parte de la institucionalización de los géneros. No es una violencia aislada, se entrecruza con otros ejes; complejizándose y reforzándose en el encuentro con el colonialismo, la heteronormatividad o el capitalismo. No sólo los cuerpos diagnosticados como mujeres son los únicos que sufren la violencia machista y no toda violencia machista tiene origen en las relaciones heteronormativas. Los cuerpos disidentes, las lesbianas, los cuerpos transexuales, racializados, gordos o con diversidad funcional soportan otras violencias específicas que también son violencia machista.

El Movimiento Feminista lleva mucho tiempo luchando contra sus diferentes expresiones: movilizándonos, interpelando a los agentes sociales y políticos, consensuando protocolos, con mucha reflexión y pedagogía, creando redes de asistencia a mujeres agredidas, practicando la autodefensa feminista etc. Gracias a al trabajo del movimiento feminista contamos hoy con cierta sensibilización y con algunos compromisos.

Desde la plataforma Feministok Prest, reivindicamos los pasos y las diversas respuestas dadas anteriormente, todas ellas han sido necesarias, y lo serán también necesarias en adelante. Pero también denunciamos los diferentes intentos que últimamente han buscado deslegitimar y criminalizar nuestro trabajo. No nos han educado para responder y cuando lo hacemos se nos cuestiona y se nos sitúa en el punto de mira. Nosotras lo tenemos claro, son nuestras vidas las que está en juego y por eso seguiremos trabajando; aún nos queda un largo camino. El 9 de abril en Gasteiz a las 13:00 horas tendremos la oportunidad de marcar un punto de inflexión en la lucha contra la violencia machista.

No estaremos todas. Melissa, Annie, Leire, Almudena, Alexxe, Alicia y todas las mujeres asesinadas por la violencia machista no estarán. Las mujeres que trabajan en las viviendas como cuidadoras internas sin días libres tampoco estarán. Ni las mujeres refugiadas, que se están desangrando en los muros de la fortaleza de Europa no estarán. No estarán las mujeres presas. Faltarán muchas mujeres. Pero allí estaremos, tú, yo, ella, ellas. Nosotras. Juntas, aliadas y enredadas, porque el Movimiento Feminista de Euskal Herria está unido y dispuesto a dar una respuesta contundente a las violencias machistas.

Tomaremos las calles de Gasteiz desde las entrañas, el enfado y la rabia. Por tanto, desde la plataforma Feministok Prest hacemos el llamamiento a traer elementos diversos, que relacionamos con dar una respuesta. Junto con ello, llamamos a llevar un símbolo que nos aúne a todas: un pañuelo morado. Será la violencia que sufrimos la que nos una, y juntas responderemos como un solo cuerpo.

11 eraso, 12 erantzun. Feministok prest! Vuestras agresiones tendrán respuesta! Vos violences auront une résponse!

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