¿Quién habla de EPSV en Euskadi?
Cambiar de rumbo es inevitable si se quiere construir una nueva realidad inclusiva e integradora, con justicia social y equidad.
Mediante la derogada Ley 25/1983 nacieron al mundo del derecho las Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV) anticipándose a instituciones similares que se irán creando en legislaciones adyacentes. Las EPSV de empleo, llamadas «planes de pensiones de empresa» en el Estado, después de arraigar allá donde se dan las condiciones (administraciones públicas y grandes empresas): capacidad económica, razonables condiciones salariales y laborales, contrato indefinido, jornada completa, presencia sindical... se estanca, no crece más. Las instituciones vascas centran sus esfuerzos en extender este sistema previsional de capitalización y en 2014 reconocen su fracaso al quedar muy lejos del objetivo a alcanzar: que lo tuviera el 70% de la población activa. La realidad es que en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) alcanzan al 33% de la población activa y que este modelo vasco se ha tomado como referente para impulsar la privatización del Sistema Público de Pensiones (SPP) de la Seguridad Social en la Mesa del Diálogo Social. Sorprende que ante esta transcendental cuestión nadie tome la iniciativa de deliberar en alto. Al menos, es alentador saber que, al parecer, Elkarrekin Podemos ha abierto una reflexión política interna sobre las EPSV de empleo y sus beneficios fiscales.
El tiempo apremia. En julio de 2018 el Diputado General de Bizkaia, Unai Rementeria en la recepción de la festividad de S. Ignacio de Loiola y ante la presunta insostenibilidad financiera del SPP de la Seguridad Social propuso: «extender» los planes privados de empresa (EPSV en Euskadi) y acordar entre sindicatos y patronales una especie de «Geroa» (EPSV del metal de Guipuzkoa) bizkaina.
Desde esa fecha hasta nuestros dias no solo se confirma lo dicho por el Sr. Rementeria sino que, dentro de unos meses, puede que bendigan en la Mesa del Diálogo Social un sistema mixto de pensiones, que en la práctica (conviene no olvidar) se valida todos los dias en que se firma una EPSV en el convenio colectivo correspondiente. Dentro de la llamada mayoría sindical vasca destacan ELA y LAB. Ambas ostentan una representación de un 41% y un 20% respectivamente lo que les permite que su posición en las principales EPSV sea relevante, ambas también mantienen silencio y no exponen abiertamente su posición respecto a este intento privatizador del SPP de la Seguridad Social con el agravante de ser conocedores de que si sale adelante esta privatización, influirá para el devenir de la sociedad vasca en términos de descohesión social, menos inclusividad, más desigualdades, más individualista...
El tiempo apremia a los que buscan la máxima extensión de las EPSV y así la «irreversibilidad» de la ruptura neoliberal con el Modelo Público de reparto. ¿Apremia también a las Organizaciones políticas y sindicales que defienden el SPP a frenar esa ruptura? ¿Ayuda a ello esa devoción por las EPSV? Sindicatos y trabajadores tenemos que ser conscientes que por cada EPSV de empleo que se firma, se da un paso más en el desmantelamiento de la Seguridad Social, y se facilita un poco más los recortes del SPP.
Se me caen los miriñaques del sombrajo cuando leo que LAB apoya las EPSV existentes pero no acepta extenderlas. ELA explicita poco pero sigue como el verdadero guardián de las esencias. De momento todo sigue igual: por la mañana, actúan como agentes de Bolsa, pendientes de las inversiones de sus socios aportantes. Por la tarde se convierten en agentes del cambio. Sería un detalle que, al menos, pasaran un prontuario para conocer el papel de las EPSV en ese cambio y de paso explicar por qué seguir firmando las EPSV del funcionariado y negar el apoyo a las nuevas que llamen a la puerta. Ni siquiera sabemos su opinión sobre si los beneficios fiscales de estas EPSV son un ejemplo de equidad en el reparto de la riqueza.
El 20 de julio pasado supimos del agradecimiento del CEO de Amazon, Jeff Bezos, a sus clientes y trabajadores por «pagar su viaje al espacio». Sin duda alguna, una cruel burla propia de un cínico. En Euskadi una mayoría de trabajadoras/es transfiere rentas a quienes formamos parte de ese segmento social bien posicionado en términos económicos, sociales y polìticos para que, llegado el momento, podamos iniciar «el viaje de la jubilación» con un plus de protección social. Es una evidente ignominia y un claro agravio comparativo que unos viven con normalidad enfermiza, otros con desazón y tristeza y otros viven en la ignorancia y el desconocimiento fomentado por «los silencios sociales».
Bilboko Argiak es una contrata del Ayuntamiento de Bilbao que se encarga del mantenimiento del alumbrado público. Con una plantilla de 37 hombres y mujeres han mantenido durante 95 dias una huelga ejemplar concluida recientemente con el éxito de sus reivindicaciones: la readmisión de un compañero despedido y la mejora de sus condiciones salariales y laborales. ELA, LAB y CCOO tienen un delegado cada una en el comité de empresa. Pienso que hay que hacerlo ya, os toca explicar, empezando por esta contrata, por ejemplo que parte de su productividad se dirige a proveer las EPSV de los empleados de las Administraciones Públicas, que las EPSV no son universalizables, participan de fondos especulativos, promueven la salida individual...
El patrimonio de las EPSV. Las EPSV no son una bicoca. El elemento de atracción son los beneficios fiscales, de los que sacan ventaja las rentas altas. Sirva como botón de muestra dos datos:
I) La aportación media por asociada/o a los Planes de Pensiones de Empleo se cifró en 2017 en 927 euros anuales, la distribución de asociados por tramo de aportación refleja la elevada presencia de personas que aportan al sistema una cantidad inferior a los 300 euros al año. Es en el colectivo de la mujer donde son más frecuentes las escasas aportaciones (45% aporta menos de trescientos euros frente al 26% de los hombres).
II) En 2017 las prestaciones superaron los 407,5 millones y afectaron a 35.554 personas (socios pasivos-beneficiarios). La prestación media resultante fue de 11.462 euros (9.124 en las mujeres y 13.035 en los hombres). La contingencia dominante fue la jubilación.
Desde que en Abril de 2012, el doctor en Ciencias Económicas por la UPV-EHU y profesor de contabilidad analítica, Jose Ramón Urrutia, dijo que «las EPSV tienen unos 20.000 millones de euros de los que ni siquiera el 10% esta invertido en Euskal Herria. Tenemos un patrimonio que se puede usar aquí y que está ¡invertido fuera!». Se puede decir que poco ha cambiado, más allá de que el año 2020 cerró con un patrimonio agregado de EPSV de 26.461 millones de euros de los que 14.000 millones son de las de empleo y que la inversión en la CAV ronda el 16%.
En el año 2013 como efecto, entre otros, de la crisis financiera de 2008 las pymes se encontraron con enormes dificultades para acceder al crédito de las entidades financieras (más exigencias, más avales, todo se miraba con lupa) en este contexto el Gobierno Vasco propuso constituir un fondo para la financiación de las pymes con problemas. A destacar la posición de rechazo de ELA y seguida la de LAB, a destinar recursos de las EPSV a ese fondo. En definitiva pequeñas y medianas empresas con problemas de liquidez o de tesorería pero solventes, con carga de trabajo, sin llegar a despedir, con el aval del GV y aunque la rentabilidad fuera menor que la del mercado... daba por hecho que se impondría la responsabilidad social de la solidaridad obrera. Me equivoqué.
Mientras se oye constantemente «que nadie se quede atrás», «hay que situar a las personas en el centro», «el reparto de la riqueza con equidad»... Lo que realmente se pone en el centro de las políticas públicas es el Bienestar de esos sectores de rentas medias-altas que son los que reciben esa «especial» protección sindical, política y fiscal.
Cambiar de rumbo. Las EPSV no son la solución. Por lo tanto, los sindicatos que se empeñan en avalar este sistema de capitalización forman parte del problema. Tanta retórica inflamada, tanto ardor combativo, tanto activismo frenético, no logra ocultar que, en la práctica, se fortalece el rentismo, la lógica del capital, la salida individual y se convive con la privatización parcial, de momento, del SPP de la Seguridad Social. Mejor revertir cuanto antes esa práctica que afiliarse al cinismo y dejarse llevar por el cálculo electoral, refugiándose en lo que viene a llamarse «gestión de la contradicción».
Esta actitud supone no exponer publicamente las razones del persistente apoyo a las EPSV con la idea, quizás, de evitar tensiones internas. Si se actúa con coraje ético y se revierte ese apoyo al modelo de capitalización, sería lo correcto, por que sería justo. Solo los egoistas mostrarían beligerancia.
Cambiar de rumbo es inevitable si se quiere construir una nueva realidad inclusiva e integradora, con justicia social y equidad. Este cambio pasaría, entre otras cosas, por entender:
* Que en el marco del discurso de primacía del mercado no hay solución para las pensiones públicas y el papel cohesionador del SPP se diluye para dejar de proteger con equidad y suficiencia a la sociedad.
* Que deliberar de forma pública, honesta, participativa y democrática es una necesidad. No se puede seguir hurtando a la ciudadanía su derecho a saber y a la información para que construya su pensamiento sobre las bondades o no de las EPSV frente al modelo de reparto. No estamos inhabilitados para pensar, consultar y decidir.
* Que esa práctica política y sindical impulsa el ascenso ideológico de las corrientes privatizadoras en la Sociedad, liderado por grupos empresariales de la Banca y de los Seguros con capacidad para ir modificando la visión ciudadana del futuro de la Seguridad Social.
* Que necesitamos un exámen de conciencia y consistencia para superar en serio el modelo neoliberal de las EPSV que asegura una Sociedad donde se viva con normalidad la creciente desigualdad.
* Que la búsqueda inacabada de dignidad y justicia dentro del relato de la emancipación humana necesita de un compromiso de sinceridad personal y organizacional. Para abordarlo hay que abandonar la cobardía y asumir la Parresía (hablar con franqueza y sin miedo). Querer, no necesariamente es poder, pero es verdad que para poder siempre es necesario querer. ¿Esas cúpulas sindicales querrán?