Antxon Lafont Mendizabal
Peatón

Quousque tandem

Ya conocemos la composición estructural del Gobierno ejecutivo de la CAV territorio de Euskal Herria. Parece un ejecutivo técnico destinado a intentar resolver efectos materiales de causas precedentes de la comunidad, del Estado y/o de la Comunidad Europea, etc. Observamos que en ejecutivos esenciales, como Educación e Innovación, las personas titulares figuran como independientes... ¿Hasta qué punto? Lo que me hace suponer que actuarán bajo órdenes tácticas de los dos padrinos, PSE y PNV.

El listado y los CV de los consejeros tienen buena pinta. El Maître d’Hotel nos da buena esperanza detallándonos los platos del menú. Se trata, entendámonos bien, de aspectos materiales de un ejecutivo, pero, ¿y los inmateriales? Remontando la jerarquía se puede suponer dónde están los líderes que dictan los objetivos; para el PSE es claro, en Madrid, ¿pero para el PNV e independientes? Los neguríticos, claro está, pero convendría precisar quién. Los que se dicen «soy político» limitan su responsabilidad a realizar lo ordenado. Como el baobab, hay mucho vacío entre las raíces y la canopia.

En la CAV, se ha decidido el ejecutivo de un programa poco conocido y cifrado. La mitad del espacio transmitido a los medios de comunicación sobre las personas con fotos y CV hubiese bastado, dando así más precisiones sobre una programación de realización. Hubiésemos deseado, simples peatones que somos, conocer textos de objetivos de real autonomía y sus plazos de efecto, no los mismos que el PNV anunció en cada cita de la campaña electoral y que no cumple.

Respetamos la honradez política del partido PSE (¿la E corresponde a España o a Euskadi?) hermanando con el PNV sobre lo que es y debería de ser la medula de este partido, el derecho a decidir, a lo que su asociado no ha cesado de afirmar «de eso, ni soñar».

Lejos queda el 3 de junio de 1893, fecha en la que Sabino Arana proclamaba, con intenciones bizkaitarras, el juramento de Larrazabal caserío de Begoña (txakoli de Larrazabal) que Euskadi era la patria de los vascos. Hoy algunos de los sucesores de aquellos fundadores han vaciado la medula de aquella proclamación y nos preguntamos qué significa para ellos el término «patria».

Ya Tito Livio declinó el término «patria» que inspiró a seres cultos del siglo XVIII como territorio de encarnación de leyes y privilegios privativos. Los ilustrados como Forner hablan de cobertura unida en las mismas leyes, el «patriotismo dinástico». La guerra secesionista de Cataluña, guerra dels Segadors (1641), se declaró cuando el Principado de Catalunya veía atenuarse progresivamente su diferencia original con otros territorios de los Austrias.

En plena guerra del Peloponeso, Aristófanes nos afirma que la patria está donde estamos bien. Jovellanos distingue el «común y natural sentimiento» por el cual el hombre prefiere su patria a las ajenas.

Todo esto concierne también a un partido vasco que hoy se hermana voluntariamente con un partido español que se declara enemigo irreconciliable sobre el derecho a decidir (derecho humano).
«Omen da» que ciertos militantes actuales admiten difícilmente o no admiten que el PNV siga ciegamente el catecismo de Madrid, en particular en su juicio sobre EH Bildu y ETA sin citar al GAL. Hoy se recuerda la despedida a la entrada de la cárcel de dirigentes del Estado condenados por la justicia española y homenajeados por el jefe del «poder» ejecutivo, González.

Cerca estaríamos de una asamblea del PNV destinada a reformar su jerarquía, algunos de sus dirigentes declarándose conscientes del malestar de algunos militantes. ¿Quousque tandem?

Qué indignidad de pactar con el PP y acordar a este partido español, con 7 escaños en el Parlamento vasco, que comprende 17 comisiones, dos presidencias de comisión tantas como a EH Bildu, con 27 escaños.

La España que conocemos, no tan diferente de la que conocimos, como otros Estados, respetan más la fuerza que la verdad. Una Euskadi con Nafarroa unida y con partidos capaces de generar mayorías homogéneas serían más respetados que los territorios que ahora necesitan de partidos de complemento, a precio de oferta, y medidas incompatibles con su credo fundador. Ni Fraga lo hubiese imaginado a pesar de su segundo apellido.

El derecho a decidir sitúa un territorio en capacidad de colaboraciones estrechas puntuales entre territorios del mismo Estado o de Estados diferentes.

Aunque solo se considere el aspecto material de la entrega, no hay que desdeñar que hoy las masas críticas de inversión exijan asociaciones voluntarias de territorios cuya gestión es más ágil que la practicada por Estados que no consiguen vencer megainercias, cuando se trata en particular de inversiones tecnológicas. Esas colaboraciones, si son necesarias, responderían al derecho a decidir de cada una de las partes.

Un PNV que solo piensa en mantenerse en el poder, perdiendo su esencia, se debilitará progresivamente.

La sociedad política españolista se difumina y no consigue perder miedos.

Nosotros, simples lectores, construimos nuestras opiniones por lo leído, razón por la que el trabajo del periodista, cuando lo es, está cargado de responsabilidad. El director de la prestigiosa Escuela de Periodismo de Lille me decía que confundir, en un territorio, habitantes con dirigentes es signo evidente de incompetencia del periodista, de información o de opinión, que comete ese error.

Todos los lunes, el mismo periodista (?) puede escribir líneas cargadas de odio hacia un Estado como la reciente perla que aquí expongo: «Ese país cuyo paisaje moral, social y político... se encuentra prácticamente en ruinas». ¿Qué pensarán los votantes de ese país que llegando a Euskal Herria sean acogidos de esa manera cuando han votado, junto a los abertzales, por el candidato de EH Bildu? Y cada lunes. ¿Quousque tandem?

Nunca abandonemos la serenidad porque el sol se pone cada día en el Territorio de Euskal Herria para volver a iluminarlo pocas horas después.

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