Señor Urkullu, ¿qué nos oculta?
En estos meses de sol y buena temperatura casi toda la ciudadanía vasca aprovecha para ir a la playa, al monte o de vacaciones a algún sitio turístico de postal. Pero, no todos tienen esa posibilidad de gastar su tiempo en ocio y descanso. Algunos, me incluyo, tenemos que sufrir y vagar por las carreteras españolas y francesas para visitar a nuestros seres más queridos. Porque la política de dispersión aplicada a los presos políticos vascos y a sus allegados no toma vacaciones.
En estas fechas, también, no faltan actos de reivindicación y acciones solidarias de parte de la ciudadanía vasca hacia las víctimas de esta cruel política vengativa. De parte de Etxerat, son dos citas las que marcan nuestra agenda: las concentraciones en las playas de Euskal Herria y la entrega de un nuevo informe sobre las consecuencias de la política de dispersión al lehendakari en el Santuario de Loyola.
Este último acto, que cumple más de 15 años, se basa en dar a conocer a Lehendakaritza y a la ciudadanía vasca el lado más duro de la dispersión. Un informe lleno de vulneraciones de derechos, vejaciones y sufrimiento. Un informe escrito entre lágrimas y sangre, sin reconocimiento alguno.
Este año, para asombro de los allí reunidos, el señor Iñigo Urkullu no quiso recibir a ninguna delegación de Etxerat para entregar el nuevo informe redactado por la asociación de familiares y amigos de los represaliados políticos vascos. En este nuevo informe damos a conocer las consecuencias de la dispersión sobre el grupo más vulnerable de todos, los menores de edad. Niños y adolescentes sujetos a la política de dispersión, y por lo tanto, a su sufrimiento. Pero el lehendakari no nos quiso recibir y mandó a su secretaria para darnos a conocer la denegación del recibimiento que teníamos pedido y aceptado. Señor Urkullu, ¿qué nos oculta? ¿Qué tiene que ocultar a la ciudadanía vasca?
Puede ser que oculte el posicionamiento de su partido político, el PNV, en los municipios de Bizkaia, por ejemplo en el ayuntamiento de Bilbo, donde rechazó tener en cuenta la situación de los niños y adolescentes afectados por la dispersión, y pronunciar sobre sus derechos, pidiendo a cambio contrapartidas.
Acaso oculte el trato que tuvo el preso político vasco Unai Bilbao de parte de su policía hace una semana. Concretamente, lo mantuvieron fuertemente esposado durante toda la visita a sus familiares, una medida degradante e inhumana, y el trato fue agresivo, tanto verbalmente como físicamente, llegando a dar un empujón a Bilbao cuando descendía por las escaleras del portal del domicilio familiar.
Posiblemente oculte el posicionamiento del secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, con los afectados y fallecidos por la política de dispersión al calificarlos de «accidentes de tráfico» sin ningún enlace político en el conflicto vasco. Son, así, deshonrados y aislados, sin ningún reconocimiento, 16 víctimas de la cruel política de dispersión olvidadas en la cuneta.
No obstante, ante el plantón recibido por Iñigo Urkullu frente a los ojos de cientos de personas afectadas allí reunidas, el alcalde de Azpeitia Eneko Etxeberria estuvo a la altura del cargo que ostenta. Al ver que ninguna delegación de Etxerat pudo acercarse a la ceremonia anual, se acercó para preguntar el porqué y por el contenido del nuevo informe hecho por la asociación. Porque el señorío no es llevar trajes ni escolta, sino ser cercano a la ciudadanía que supuestamente representas.
Mientras que el lehendakari da la espalda a una gran parte de la ciudadanía vasca que exige el fin de la dispersión y las leyes de excepción, en Etxerat seguiremos denunciando ante la sociedad, nuestra situación; y con la sociedad vasca, con los agentes y las instituciones que buscan un nuevo escenario, seguiremos trabajando por los derechos de todas las personas, por la paz, la gran perdedora ante el inmovilismo y la persistencia de las políticas de excepción. Porque, señor Iñigo Urkullu, quien da la espalda no recibe espaldarazos.
A estas alturas de la dispersión, cuando todas las razones y todos los argumentos que se utilizaron para activarla han caído por su propio peso, el chantaje y la venganza se muestran abiertamente como su único objetivo. Es obligación de las fuerzas políticas poner fin a una situación cuya justificación, sería, para cualquier estado de derecho, inasumible. No estamos en tiempos de eslóganes vacíos ni promesas electoras, es tiempo de acción y determinación. Por eso, animamos a toda la ciudadanía vasca, para que mañana, estén con nosotras en las playas de Euskal Herria. Etxean eta bizirik nahi ditugu! Dispertsioa Stop!