Sobre alianzas políticas
Las alianzas y encuentros políticos que se suceden tienen explicaciones diversas y, por lo general, obedecen a intereses diferentes según sean los objetivos que se pretenden lograr. Los objetivos pueden ser honestos y firmes o, por el contrario, engañosos e interesados. Todo dependerá de la capacidad de control de las fuerzas confluyentes y los niveles de respeto que las mismas posean a la hora de laborar por el bienestar de las poblaciones mayoritarias, es decir, por el respeto y la solidaridad hacia los habitantes del territorio que se pretende gobernar.
Las elecciones de representantes políticos obedecen a normas establecidas para reflejar y situar a cada cual en el lugar que prometen y que dicen defender; son variadas las ofertas de acción política y diferentes las propuestas en la mayoría de las ocasiones, de ahí los programas y las ofertas, siendo la ideología grupal la que posibilita la unidad de acción en algunos casos o los intereses bastardos y controladores en otros, rompiendo las reglas e imponiendo mayorías antinaturales para frenar avances que hacen peligrar una falsa hegemonía.
La situación en el sur de Euskal Herria refleja bien a las claras una situación de confluencias que no se corresponde con las promesas y ofertas políticas que se anuncian desde la programación de ciertos partidos, pues tanto el PNV como el PSOE dicen defender modelos claramente diferentes en lo que se refiere al futuro de la nación vasca...: ambos enmarañados en un estatuto de autonomía que no ofrece la libertad ansiada de sus habitantes, con presupuestos ideológicos absolutamente diferentes, ya que los primeros dicen ser independentistas y los segundos absolutamente unionistas y defensores de la «de España una», con sus defensas del autonomismo y la propiedad privada, así como la «J» de jaungoikoa y la defensa de la religión católica como punta de lanza los primeros, con los segundos aferrados a la socialdemocracia y a un oportunismo histórico que confunde y castiga a la clase trabajadora por no asumir la realidad del desarrollo correspondiente con las necesidades objetivas. Sin embargo, no dudan en pactar una alianza política contra quienes ofertan y luchan por una alternativa diferente para Euskal Herria, porque en la senda política actual ven peligrar un futuro que consideraban inamovible y que el tiempo va diluyendo, poniendo en peligro los intereses acumulados y pactados entre ambos.
En el otro lado se encuentra la extrema derecha hispana (PP y Vox), con el síndrome de la derrota y una unidad neofranquista que los tiene marginados e impotentes, ya que nadie quiere ir con ellos, pues entre el navegante llorón y su contrincante madrileña, además de los residuos fascistas que componen la alianza tenebrosa, suponen un peligro para un futuro racional que nos recuerda a tiempos ya vividos, llenos de sangre y terror, de opresión y castigo, donde la barbarie y la falta de libertad marcaron nuestras vidas: las babas de Feijóo, Abascal y Tullido inundan todo el panorama político y nos anuncian oscuridad y dictadura.
La izquierda abertzale y el soberanismo emergen con fuerza en estos tiempos nuevos y ofertan solidaridad y libertad, con pruebas de dignidad y de apoyo mutuo allí donde gobiernan (en la mayoría de los municipios vascos) y también forman un complejo unitario de alianzas políticas. En este caso las alianzas que agrupan tiene una denominación («demonización») llamada EH Bildu, el «frente amplio» que Pepe Mujica ya ensayo con éxito en Uruguay, que nos ha dejado hermosas lecciones y que están sirviendo para crecer y ordenar el futuro histórico de nuestro pueblo, algo necesario a partir de las imposiciones y el maltrato colonial de la conquista que las monarquías de Castilla y Aragón remataron en 1512.
El pánico de Ortuzar y Andueza ante el avance del socialismo abertzale les conduce a mentir y acusar sobre todo lo que provenga desde sus ofertas de trabajo, presente o futuro, así hablan de «faltas de recorrido» o de «intentos de imposición» cuando se ofertan normas de acción políticas normales o un estatus nuevo que responda al resultado electoral y los deseos de la población vasca. Se aferran al estatuto de autonomía, del «café para todos», de la imposición del franquismo monárquico donde quedó todo «atado y bien atado», ya que desde ahí sus ansias de control y dominación están garantizadas, objetivos que la izquierda soberanista pretende desmontar, estableciendo unas nuevas pautas de gobernanza a partir del derecho a decidir, es decir, a partir de ejecutar el derecho a la autodeterminación para la consecución de una república vasca. Lo que demuestra que somos diferentes y que la nación vasca nada tiene que ver con lo que sucede en las otras autonomías del estado, donde la socialdemocracia y la extrema derecha copan mayoritariamente los cargos públicos, en tanto que en Hego Euskal Herria las mayorías son soberanistas y de progreso,
En la CAV se han apresurado a desmontar sus partidos, a intentar renovar cargos y cabezas de lista, cuestión que resulta comprensible para intentar actualizar ideas y formas de trabajo, pero el problema no está en la edad o los nombres, cuando los objetivos y la filosofía política siguen siendo las mismas, cuando las estructuras siguen estando anquilosadas y mantienen los objetivos de dependencia del Capital y la reacción neoliberal. Ahí Ortuzar y Andueza intentan morder con saña, con ataques indisimulados y mentiras, atacando inmisericorde a la izquierda abertzale al solo objeto de justificar su regionalismo depredador y colaboracionista. Se podría avanzar si los cambios fueran progresivos y sinceros, pero las ataduras de PNV y PSOE son tan fuertes que serán sus propias contradicciones las que acabarán por romper esa alianza antinatural e interesada. Por ello hay que continuar con la tarea, hay que mantener la ilusión y la confianza, pues va llegando la hora de recoger la cosecha tras tantos años de trabajo y sufrimiento. Es hora de sonreír y soñar, de creer en un futuro nuevo para esta nación que desde los Pirineos establece sus fronteras entre el Golfo de Bizkaia, el Adour y el Ebro. Gora herria!
Euskal preso politiko eta iheslariak etxera!
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