Jone Goirizelaia, Txemi Gorostiza, Eba Ferreira*
En representación del colectivo Athletic Indartuz

Un Athletic en la nube

Ha pasado ya casi un año desde que Jon Uriarte y su junta cogieron las riendas del Athletic Club, desde el momento en que fue elegido presidente pasó a ser presidente de toda la masa social, sin importar que apuesta en el periodo electoral había realizado cada persona, por ello, en la primera asamblea, se le apoyó sin fisuras como no podría ser de otra manera. Además, porque así lo transmitió el propio presidente con sus palabras.

A pesar de esto, no deja de sorprender, que un presidente que dice ser el de todos, a diferencia del resto de sus predecesores, no ha hablado con los grupos sociales que tratan de aportar cuestiones diferentes. En nuestro caso, nuestra intención siempre ha sido la de aportar en positivo como hemos hecho con todos los anteriores mandatarios. Pero es inevitable que a estas alturas echemos un poquito la vista para atrás y comparemos sin miedo. Esa comparación nos lleva a constatar que las palabras y los hechos no van de la mano, podemos decir que a día de hoy no hemos tenido ninguna reunión ni con el presidente ni con las personas de la junta directiva.

Durante la campaña electoral nuestro presidente nos hablaba de no politizar y de no mezclar Athletic, política y deporte, pero hemos podido observar, como la política se está colando en el deporte en el Athletic de una manera muy sibilina. Eso sí, esta idea solo sirve, desde nuestro punto de vista, como excusa para tapar una total falta de diálogo.

Además, cuando se habla de la masa social y se le coloca como uno de los pilares del club, nos preocupa tener conocimiento de que se puedan estar tomando decisiones contra los socios y socias amparados en unos nuevos estatutos que pretendían precisamente todo lo contrario: protegerlos. La unidad y el trabajo conjunto con la masa social es una de las claves a recuperar haciéndola más partícipe en las decisiones y repensando la política comunicativa. Con respecto de la misma, las claves son la transparencia y la propia comunicación en sí valga la redundancia.

El Athletic Club vive en una especie de nube permanente en los últimos años. En una campaña de marketing perpetua, el Athletic donde el arraigo social, el sentido de pertenencia y los elementos de cohesión no terminan de conectar, más allá del espectáculo, con el día a día del club y con los valores a través de su cantera. Parece que la plasmación práctica de los proyectos electorales se complica cuando desde el bunker de Ibaigane se proyectan ideas diferentes a las juntas que toman el poder con la máxima ilusión y profesionalidad.

La situación deportiva, en cuanto al primer equipo masculino, es cada vez más preocupante y cuando llegan las últimas jornadas, desaparece la competitividad y siempre nos dejan con un «¡uy!» en la boca. A la vez, la política de renovaciones y sobre todo de su comunicación y plasmación en símbolos, está siendo puesta en solfa por algunos aficionados. Quizás explicar los números estadísticos para defender a ciertos jugadores, hace que cuando no se hace respecto a todos los demás, surjan dudas en torno a los intereses. ¿Se quiere desposeer de liderazgo a la primera plantilla masculina para simplificar eso que se ha llamado «las renovaciones por objetivos»? Con los resultados obtenidos por el primer equipo, en el próximo presupuesto se reducirá considerablemente la cantidad a cobrar por la primera plantilla. ¿O será solo producto de las no renovaciones? El rock and roll del primer y con el primer equipo no es ni siquiera un vals acompasado.

El equipo femenino no ha tenido su mejor año. Sin duda necesita un análisis de la situación actual y un plan estratégico de futuro a corto y medio plazo. Además, tratar de masculinizar las estructuras, creyendo que es una competición entre entrenadores con mayor o menor calidad es un error. El fútbol femenino no solo necesita formación, sino más bien una construcción profesional y diferenciada dirigida desde una perspectiva feminista.

La cantera se desploma sin que conozcamos cuál es el proyecto actual. Estamos ante una reforma colosal de las instalaciones deportivas, acometida por la anterior junta, de la cual no sabemos cuál ha sido su plasmación en la evaluación sobre el rendimiento deportivo y didáctico. Un nuevo edificio, una nueva residencia... Muchas aportaciones, sin que nos comuniquen cuáles son las mejoras aplicadas ya en el día a día. Todavía hoy, seguimos sin director deportivo y sin saber de quién es la responsabilidad porque los nombramientos parece que no tienen ni siquiera el aval de toda la junta directiva actual.

Ciertos estratos se mueven en el último curso alrededor de la familia Athletic. No sabemos aún si son parte de la calma que precede a la tempestad. Con una política deportiva errática, el Athletic busca su espacio en el ámbito institucional sin mucho acierto. Por un lado, tratando de recuperar su relación con la liga a base de la técnica del palo y la zanahoria. Por otro lado, y consecuencia de lo anterior, se ha producido una pérdida de la confianza con la RFEF y unas malas asignaciones arbitrales en torno al VAR y al césped en las últimas jornadas. Y es que la vuelta a una política comunicativa sin relaciones directas con grupos y personas y la falta de presencia en los órganos federativos, no se puede tapar con la hiperexposición permanente de determinados símbolos deportivos, se realizan homenajes que no son participativas, tan solo meras acciones de marketing pasivo para espectadores. La masa social solo mira.

Por último, nuestra querida Fundación. Cada vez que hay un cambio de junta directiva, se pasan entretenidos una buena parte de su trayectoria analizando, Lezama, la Fundación y la política comunicativa. Todo para no tocar lo intocable. Todo para no mover los verdaderos nichos de poder. La Fundación se creó para expandir el proyecto deportivo y tratar de impulsar la filosofía única de este club. Conocemos de las salidas de personas de prestigio de la misma, pero no conocemos nada sobre las llegadas. Los cambios y los proyectos no se pueden realizar por la parte de atrás . Un proyecto social tiene que tener una base relacional con lo deportivo, sino se vuelve a fundamentar en el marketing promocional vía eventos.

Así pues, toca bajar de la nube. Vivir tan arriba nos hace a veces no ser capaces de distinguir entre los estratos que traen lluvia y aquellos que pueden estar de paso. La unidad dentro y fuera del club se debe buscar tocando tierra y estando próximos a potenciar nuestros puntos fuertes. Estamos deseosos de conocer el actual proyecto una vez finalizado el tiempo de cosecha. Estamos encantados de aportar siempre en positivo, poniendo por encima de todos los intereses del club. Los pactos entre los de siempre llevan a hacer casi siempre lo habitual. El espacio del fútbol ha cambiado y requiere de una mayor profundidad en las decisiones. Siempre protegiendo aquello que nos hace únicos.

Queremos un Athletic más allá de la nube. Uno más cercano a «gure Amalurra», más allá del cartel de la tribuna este en cada derbi. Queremos seguir en la unidad y en el trabajo y plasmar las herramientas de las que nos dotamos en años anteriores en hechos reales y en derechos compartidos por todos-as los-as socios-as. Estamos a tiempo.

*Firman Jone Goirizelaia, Txemi Gorostiza, Eba Ferreira, Salva Anakabe, Juan Carlos Iza, Sabin Arana, Iker Gandiaga, Luisfer Urkiola, Iñaki Irizar, Ibon Cabo y otros socios y socias.

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