Oskar Fernandez Garcia

El abominable y tedioso discurso de la casta política.

El termino casta, introducido en el lenguaje político por Podemos, define perfectamente a esa ínfima parte de la población que se ha autoelevado en la pirámide social, olvidando deliberadamente la base de esta y legislando y llevando a cabo todo tipo de actuaciones a favor de la cúspide; y de paso beneficiándose de los privilegios adquiridos.

Ese conjunto de personas de actividad execrable y repudiable, no solo actúan en contra de los intereses – absolutamente legítimos de la clase trabajadora – sino, que también torturan y martirizan el intelecto y la paciencia de millones de asalariados en régimen de esclavitud encubierta, mediante un discurso tedioso, abominable y abúlico. Esta terrible situación sociopolítica no es exclusiva, ni mucho menos, de las extensas merindades más allá de Tudela.

En la propia CAPV hemos de soportar, padecer y sufrir el monótono, irracional e irrelevante discurso del lehendakari de vascongadas: el Sr. Iñigo Urkullu. Cuya monotonía formal y el conjunto de asertos generalistas lo hacen insoportable. Característica intrínseca e inherente al conjunto de los cuadros dirigentes de su formación política. La falta de una comunicación fluida, de una mínima riqueza de vocabulario, de un mínimo énfasis, interés, verosimilitud y convencimiento en lo que se desea transmitir, hacen de todos ellos unos pésimos y aburridos políticos. Si a todo ello añadimos su ideología, de una derecha católica rancia y trasnochada, les convierte en entes políticos abominables y tediosos.

Siempre en contra de las justas, legítimas y razonables demandas del pueblo, diametralmente opuestos a las ilusiones por transformarnos en un estado europeo con plenas garantías democráticas. Enfrentados a los proyectos de emancipación social, a la transformación radical de las relaciones laborales, ancladas en ideologías medievales.

Casta vasca, decantada una y mil veces a favor de la patronal, de la intransigencia del corrupto y escandaloso poder, del TAV, del fraking, de la división territorial de EH. A favor, como no podía ser de otra forma, de la privatización de los recursos financieros que suponían las cajas vascas… La esperanza y la luz disuasoria ante tanta mezquindad, intolerancia e intransigencia, sin lugar a dudas, esta depositada en esas decenas y decenas de miles de personas que conforman, desde hace dilatadas y largas décadas, la izquierda abertzale.

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