José Luis Martínez Alberdi, Vitoria

Mi queja

No me dejan morir los funcionarios, porque quieren tener el control sobre todo, también sobre eso, y ese es mi derecho, el poder morirme, quiero morirme ya.

Cuando me detectaron el glioma cerebral sin posibilidad de cura, la rama de paliativos de Osakidetza nos ofreció todo tipo de ayudas que consistían en una atención médica inmediata, con atención médica en casa, ingreso en el hospital en una zona con mobiliario especial para hacer más llevaderos esos momentos.

Resulta que, de eso, nada. Nos han estado retrasando las citas médicas, los médicos no han aparecido por casa y el ingreso en el hospital lo dan por imposible, ya que no tengo ninguna enfermedad con necesidad de asistencia hospitalaria, con lo cual, todas esas promesas han caído en saco vacío.

Viendo que mi estado se está degradando rapidísimamente, consistente en una paralización progresiva de la movilidad, solicité la eutanasia, y cuál fue mi sorpresa cuando me dijeron que el proceso duraba 42 días y pasaba por tres entrevistas para ver si no cambiaba de opinión y estaba en mis cabales, lo cual ya me dijeron que no era así y que no lo podían aceptar.

Resulta que según ellos, estoy demasiado enfermo para morir y, según ellos, en algún momento dejaré de tener apetito y dejaré de comer y beber y moriré. Entiendo que me moriré de hambre con un terrible sufrimiento. ¿Alguien ve justo esto?

Quiero morirme ya mismo, sin dolor, a ser posible.

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