Ana Abad Carles

Recurso al proceso de selección docente para Dantzerti

Recurso al proceso de selección docente para Dantzerti, Conservatorio Superior de Arte Dramático y Danza. A la atención de la dirección de su periódico.

Fue con gran interés y entusiasmo que el mundo de la danza recibimos la noticia de la próxima apertura del Conservatorio Superior de Arte Dramático y Danza, Dantzerti, en el País Vasco. Con el referente de la inversión continuada que el País Vasco había realizado en I+D, la creación de Dantzerti se perfilaba como la gran esperanza de que por fin se aplicaran criterios de enseñanzas superiores a estos centros que, en el resto del territorio español, habían generado tantas dudas por parte de profesionales y del propio alumnado.

Con este interés, decidí postularme para dos de las plazas ofertadas en la bolsa de trabajo que se abrió de forma rápida y fugaz: Historia de la Danza y Composición Coreográfica. Para ello, miré con atención las bases de la convocatoria y no pensé que lo apuntado en el Boletín Oficial del País Vasco, no. 110, con fecha de lunes 15 de junio 2015; y la modificación de su página 2, en al que se establecían «los requisitos específicos para formar parte de las listas de candidatos y candidatas» con los títulos de «Doctor, Licenciado, Ingeniero, Arquitecto el título de grado correspondiente u otros títulos equivalentes a efectos de docencia»; podría quedar anulado unas páginas después al establecerse un criterio de titulaciones de Afinidad 1, por el que el título expedido por otros conservatorios superiores pasaba a ser el único título exigido y con calidad excluyente.

Fue enorme mi sorpresa al verme excluida de las dos listas para las que me presenté en base a «Titulación no válida», pese a haber presentado un grado en Historia del Arte, con un curso realizado en la Universidad de Birmingham con asignaturas específicas en danza, un Master in Ballet Studies de la Universidad de Roehampton en el que se especificaban asignaturas tanto de corte histórico, como antropológico, musicológico y coreográfico y un Doctorado en Música con una tesis doctoral titulada “Coreógrafas, Directoras y Pedagogas: la contribución de la mujer a la historia del ballet y el cambio de paradigmas en la transición al s. XXI”, que obtuvo una calificación Cum Laude por unanimidad.

Al llamar a preguntar cómo era posible que con esas titulaciones se me hubiera excluido de las listas, se me llamó la atención sobre ese criterio de titulaciones de Afinidad 1. Sin ese título, se habían desestimado todos los currículum que habían llegado a la convocatoria y que, a juzgar por las palabras de la persona que me atendió, no habían sido de mal nivel muchos de ellos. Toda titulación realizada en el extranjero, así como desarrollo profesional no había sido tenido en cuenta. Según se me explicó, este criterio excluyente de aceptar un título que, pese a ser equivalente a grado, no es un grado reconocido como tal, era normativa estatal vigente en las convocatorias para estas plazas de especialidades para las que, quiero destacar, dicho título no ofrece especialización alguna.

Habiendo realizado ya una queja para la convocatoria realizada para el Conservatorio Superior de Danza de Madrid (porque allí se excluía la experiencia profesional no realizada en su centro u otros de su comunidad), puedo decir que este criterio aplicado en Dantzerti no es de ámbito estatal. En Madrid, aunque se premiaba con una puntuación inflada su propio título, no se excluían otros títulos de grado, maestre o doctorado.

Para terminar, solo me queda expresar el estupor que sentí al abrir las diferentes listas de especialidades de Danza Clásica, Danza Contemporánea, Historia de la Danza y Composición Coreográfica y ver los mismos tres o cuatro nombres en todas las listas. O la gente es muy inteligente o hay algo altamente sospechoso en esta selección de personal.

Más allá de la tristeza y frustración que una siente al ver su carrera totalmente ninguneada por unas instituciones que no tienen ni idea de lo que están haciendo, más allá del hecho de sentir que todos los años de formación y esfuerzo desarrollando una carrera para la que en España no había ni estudios ni caminos laborales que seguir... Sentir que los 18 años que has pasado en el extranjero aprendiendo, trabajando y labrándote una reputación tanto nacional como internacional se tiran a la papelera más cercana por no tener un papel nacional que no te cualifica en nada... Más allá de todo eso, queda la enorme tristeza de ver que, una vez más, la danza vuelve a quedar relegada a un sistema de mediocridad en el que la meritocracia que debería permitir el paso a los mejores da paso a un sistema para que se queden los de siempre.

Es con esta tristeza que les escribo, con la esperanza de que en el País Vasco no se cometan este tipo de errores y se fomente un sistema educativo para las artes que pueda ser la joya de la corona de un páramo bastante desolador. Por supuesto he elevado mi queja al departamento de Educación, Política Linguística y Cultura del Gobierno Vasco. Gracias por su atención.

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