Javier Orcajada del Castillo, Bilbo

Respeto de la justicia española por el euskara

El ayuntamiento de una población vasca ha convocado varias plazas para municipales para lo que se exige euskara, pues el pueblo es euskaldun y en Euskal Herria el idioma es el euskara. Un candidato ha sido excluido por no saberlo y ha recurrido a la justicia. La sentencia le ha otorgado la plaza teniendo que revisarse la ley. Venía a decir que en realidad todos los vascos hablan también el español y por eso tienen ventaja, pues pueden tener trabajo en España y en el País Vasco por hablar euskara, lo que no pueden los españoles porque lo desconocen. Por eso la sentencia defendía el derecho a la igualdad entre los españoles compensándoles con una ventaja limitada a favor de los que solo hablan español. El ocurrente Momollu contó en el txoko que estando estudiando en Nurenberg acudió al ayuntamiento para alguna gestión y se expresó en euskara. Le dicen que tiene que hablar en alemán, pues en Alemania se habla el alemán, lo que le dio pie para provocar una polémica intencionada. La moraleja que explicaba era que en Euskal Herria se habla el euskara, pero se impone el español porque en realidad todos los vascos hablan también el español, por eso ironizaba: ¡Qué afán de los vascos de provocar! Lo decía Momollu con la retranca que le caracterizaba: hablamos ambas lenguas porque amamos el euskara y lo hemos estudiándolo. El español, como lengua del imperio, lo hemos tenido que aprender porque es la lengua vehicular impuesta por las diversas invasiones coloniales desde la derrota de Carlomagno... Momollu quiso hacer el experimento inverso en el ayuntamiento de Nurenberg y tuvo la satisfacción de publicar varios artículos en alemán sobre el caso del que fue protagonista. Incluso provocó un «conflicto diplomático» que le supuso dar alguna conferencia sobre el caso del euskara en alguna universidad. Que esta reseña sea en homenaje a un vasco internacional que ya no está entre nosotros.

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