Iulen Lizaso Aldalur

«Senegal»

Observo cada vez más difícil la necesaria conciliación entre la clase directora y la gobernada, básicamente por el desafecto que provoca la creciente brecha social, económica y de clase, como principal indicador de que el asumible desajuste de la justicia social, viene sufriendo un progresivo quebranto.

Es muy posible que alguno de nuestros gobernantes, haya pasado por las mismas vicisitudes y dificultades que hoy tienen cada vez mayor número de gobernados. Pero es más cierto, que muchos de los hoy afectados por los abusos autoritarios de los primeros, en su lugar harían lo propio, como le hizo saber el pirata apresado, al conquistador Alejandro Magno, cuando este recriminaba sus actos de piratería: «Soy pirata porque solo tengo un barco, si tuviera una flota sería conquistador».

Aquí expreso mi enojo ante lo que considero una falta de empatía hacia sus ciudadanos por parte del gobierno de Senegal. Con grandes dificultades y a riesgo de perder sus vidas, consiguieron arribar a nuestras costas, y hoy continúan «nadando» en ese turbulento mar de la burocracia para tomar asiento en el país de acogida. Si todo el papeleo y movimiento fuera poco, para renovar el pasaporte, su gobierno, aún hoy y a falta de consulados, les exige presentarse en la embajada de Madrid, cuando gobiernos como el de la vecina Guinea Conakri, también sin consulados en España, lo posibilitan por correo postal enviando fotografía y 30 euros.

Reclamo a su gobierno un gesto a favor de este numeroso y para mi noble colectivo sin voz social, pues como escribió Saint-Exupéry: «Es necesario exigir a cada uno lo que cada uno puede dar. La autoridad reposa, ante todo, sobre la razón». Y en el caso, la razón tiene más peso que la autoridad.

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