Olga Santisteban Otegui

Un abrazo

Así de simple y así de «grande» pocas cosas hay en esta vida (sobre todo, en momentos difíciles y convulsos) que emocionen y reconforten, más que un buen abrazo. Siempre o casi siempre, damos por supuesto, que quien nos abraza y reconforta, lo hace desde el corazón, nuestra familia más cercana, quizás aquel amigo/a entrañable o esas otras personas, que se van «cruzando» en nuestras vidas, y nos lo brindan igualmente. En medio de una crispación y confrontación de nuestra clase política, que no es capaz de ponerse de acuerdo, ni cuando nos enfrentamos, a desastres y tragedias (que creo, bien conocemos) reconforta, si cabe todavía muchísimo más, el abrazo, emotivo abrazo, que dos «rivales» políticos, se han dado, en una de las sedes de la Soberanía nacional, y que por un momento, han «aparcado» sus diferencias, para «protagonizar» sin duda, una imagen y un gesto, del que deberíamos sin duda, aprender. Que cada cual extraiga, extraigamos, nuestras propias conclusiones. Abrazos.

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