Hace años ya que se baraja, se discute, la posibilidad de acometer un «proyecto» cultural en este lugar, paisajísticamente, naturalísticamente tan especial.

Las razones, tanto de los partidarios del proyecto, como las de los que no son partidarios, son fuertes, reales, claras, importantes, vitales...

Ante argumentos sólidos por ambas partes, ¿cómo afrontar o avanzar en una disyuntiva así?

Alguien diría, bueno, a ver quiénes son más, los partidarios o los no partidarios.

Pero esto no deja de ser un enfrentamiento, ¿no hay algo, no puede haber algún matiz, que inclinara a una gran mayoría, que inclinara a la población, a un lado u otro de la decisión?

Dicho de otra manera, ¿no podría haber algún valor cultural, tan claro, que compensara o convenciera incluso a la parte de la población más sensible, más temerosa, de una intervención?

Una idea-fuerza que fuera capaz de aunar las dos sensibilidades.

El otro día me pareció tener esta intuición: llevar, instalar en Urbaibai el Gernika de Picasso.

¿Alguien en Euskal Herria, no compartiría esto?

No creo.

Otra cosa sería la dificultad de su materialización.

Pero mientras tanto se podría acometer el «marco» mejor de los imaginables para esta instalación.

Podría ser en un tiempo, quizás, preparar el extraordinario «receptor» que en su día acogiera el cuadro en su hogar.