Iulen Lizaso Aldalur

¿Y el gasto en I+D+I… humano?

En un punto del escrito me vinieron las palabras del Maestro hace 2.000 años: «Lo que voy creando de día viene el enemigo del bien y me lo destruye por la noche».

Pienso que esa constante se mantiene hasta nuestros días y de manera más exacerbada pero a su vez más sofisticada, en los años que «rodean» al arranque del nuevo siglo.

Avanzaba en la lectura del artículo sobre el dilema de los refugiados en sus periplos para intentar buscar asilo en la pudiente y a su vez pobre Europa, cuando al leer: «Es un problema tan aparentemente causal y justificado…» freno en seco; ¿cómo que tan aparentemente?

«Azar es una palabra vacía de sentido; nada puede existir sin causa. Nuestros sentidos nos dan la información con la que usar nuestro intelecto y la realidad es la que ha de demostrar todas nuestras hipótesis.»

Esta genialidad del pensamiento volteriano sobre lo que debiera ser la holística operativa de los humanos, bien merece la pena «rumiarla» para hacerla asequible en ámbitos de la vida social, y docente en lo académico, científico, teológico, cósmico… y homologarla como valor moral a las leyes y códigos de la política institucional y organismos expendedores de justicia… en este caso internacional.

Enormes inversiones de medios técnicos y económicos en I+D+I, para rastrear las partes más áridas y frías del cosmos, cuando aún somos incapaces de saber descifrar la emoción que nos dan nuestros cálidos sentidos y traducirla a información con la que usar nuestro intelecto para conocer la razón de nuestra existencia y disfunción relacional que tantos dramas humanos crean.

«A veces uno preguntaría a las hormigas cómo se lo montan…» escribía el autor. Ellas no tienen la información del enemigo del bien traducido a ideología, y crecen y crean dentro de un orden; utilizan la fe en sus sentidos, no para creer sino para crear, con la misma lucidez experimental en que se reafirmaba María Zambrano: «El sentir nos constituye más que ninguna otra de las funciones psíquicas, diríase que las demás las tenemos mientras que el sentir lo somos…» en una de las claves que nos lleva a descubrir nuestra verdadera realidad de ser creadores de día y saber vivirlo con esa emoción; el resto es sueño…, la noche.

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