Los viticultores de Araba necesitan soluciones

El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco  (TSJPV) ratificó ayer su negativa a la constitución transitoria de la denominación de origen Viñedos de Álava/Arabako Mahastiak, concedida temporalmente por Lakua en octubre de 2022. Era el paraguas con el que algunos viticultores alaveses trataron de liberarse del yugo de la DOCa Rioja, un gigante que impone un modelo que poco tiene que ver con los intereses y los deseos de los productores vascos. El Consejo Regulador con sede en Logroño, autor del recurso que los tribunales han dado por bueno, no escondió ayer su alegría. Poco parece importarles que muchos viticultores alaveses permanezcan bajo su mandato contra su voluntad, por orden judicial, como si de un régimen feudal se tratase.

A falta de conocer la letra pequeña de la sentencia, cabe pensar que los argumentos del TSJPV serán similares a los esgrimidos hace un año para suspender cautelarmente la denominación vasca. Entonces alegó un «elevado riesgo de confusión» por comercializar vinos bajo dos denominaciones de origen diferentes, cuando podían ser caldos de parcelas colindantes. Algo que consideró que «causaría un perjuicio reputacional y económico a la DOCa Rioja». El tribunal ignora, por lo visto, cómo funcionan otras regiones viticultoras como las de Burdeos, bien cercana, donde conviven –con una cantidad similar de productores de vino– hasta 65 Apellation d’Origine Contrôlée (AOC). También ignora el abismo entre el modelo viticultor del Consejo Regulador riojano y el propugnado por las bodegas, mucho más pequeñas y selectas, reunidas en la Asociación de Bodegueros de Rioja Alavesa (ABRA).

Lo que prevalece, tanto en la ventajista DOCa Rioja como en el TSJPV, es una visión centralista y excluyente que niega el derecho de las bodegas vascas a emprender su propio camino. La falta de soberanía en este caso es sangrante. Desde ABRA se criticó la tibieza del Gobierno de Urkullu a la hora de defender su proyecto, que llega ahora a la mesa del nuevo Ejecutivo de Lakua. Tras el veto judicial, las soluciones deberán ser a la fuerza imaginativas, pero deben garantizar la capacidad de las bodegas alavesas de labrarse su propio futuro.

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