Manipulación, censura, acoso y agendas

Todo empieza con una manipulación, una versión sesgada realizada por las juventudes de PP del programa “Euskalduna naiz, eta zu?”, emitido en ETB. Se prende la primera antorcha y comienzan las llamadas a la censura. El Gobierno de Lakua carga contra el programa sin matices y, como si el Ente no fuese su responsabilidad, da pábulo no solo a las legítimas críticas sino a las evidentes mentiras que originan este escándalo de laboratorio. En redes sociales el debate deriva en Euskal Herria en un rifirrafe sobre humor identitario y agravios. En un giro tristemente típico en nuestros debates públicos, quienes tienen responsabilidades políticas en estos hechos se desentienden de ellas y declaman consignas desde el pantojismo moral. Por el contrario, quienes ni tienen esas responsabilidades ni comparten esos esquemas los asumen y cargan neciamente con la justificación de algo que no lo merece, asumiendo un marco ajeno y abandonando el suyo: la defensa de la libertad de expresión. Mientras, en el Estado español se sostiene el objetivo político de la campaña. En las redes comienzan a pedir boicotear la película “El guardián invisible” porque participa la actriz Miren Gaztañaga, que también aparece en el programa. Las antorchas se multiplican y marcan objetivo. En un gesto cobarde hasta el límite, el equipo de la película y la distribuidora asumen el macartismo e intentan desviar las antorchas que les señalan… ¡delatando a la actriz vasca! Sin lugar a dudas, lo más grave que ha ocurrido en esta polémica de diseño han sido los insultos y las amenazas que ha sufrido esta ciudadana vasca, el estigma con el que la han marcado y su indefensión. Lo más sensato, su comunicado de ayer.

En la agenda vasca está el debate sobre la radiotelevisión pública, la reformulación de su misión, su función en el sistema comunicativo vasco y su viabilidad. Atendiendo a nuestros intereses, pluralidad y cultura política, utilicemos las antorchas para iluminar, no para perseguir.

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