El Tribunal Superior de Justicia de Nafarroa ha anulado el programa Skolae aduciendo un defecto de forma. Según el fallo, se debió tramitar como disposición de carácter general y no como un acto administrativo, puesto que esos contenidos pasaban a formar parte del currículum como materia transversal, lo que exigía una tramitación más compleja. De este modo, la Justicia anula un programa impulsado la anterior legislatura por el Gobierno del Cambio que ha sido pionero en la promoción de la educación en igualdad, y que incluso recibió un premio de Unesco como el mejor programa de educación para niñas.
A la vista de la resolución, hay quien ha puesto de relieve que el Tribunal no haya entrado a valorar los contenidos del programa. Era un camino complicado toda vez que Skolae contaba con un aval internacional. Simplemente ha encontrado una vía más sencilla para anularlo, que era a fin de cuentas de lo que se trataba. Lo cierto es que este programa para fomentar la educación en igualdad fue atacado desde el principio por asociaciones ultracatólicas que incluso lograron llevar a testificar a todo el equipo de profesionales que lo diseñó. El actual Ejecutivo ha sido muy tibio en su defensa. Una de sus primeras medidas fue relevar a todo el equipo que lo había elaborado. Más tarde lo transformó en voluntario, incluso en los centros en los que ya era obligatorio. El pasado martes, el consejero de Educación, Carlos Gimeno, un ferviente defensor de Skolae cuando estaba en la oposición, anunció que el curso que viene solamente se sumarían 26 nuevos centros. La apuesta por una educación en igualdad se desvanecía frente al régimen y los tribunales han puesto la guinda.
Además de Skolae, las constantes trabas al euskara en la educación o el recurso del Gobierno de Madrid al Fuero Nuevo son otros ejemplos de ese impulso para revertir las políticas progresistas que puso en marcha el Gobierno del Cambio. Algunas caerán, pero ya han dejado poso.