"Ustedes tienen equipo para ir a un mundial. Tienen jugadores de nivel internacional, de alto nivel técnico y de mucho ingenio, que hoy hemos sufrido".
(Roberto Mosquera, técnico de la Selección de Fútbol de Perú).
Aunque este año no tuve la oportunidad de poder ir a ver el partido que nuestra Euskal Selekzioa juega anualmente para despedir el año y para reivindicar la dura batalla por la oficialidad de las Selecciones deportivas vascas, he seguido con interés la retransmisión por radio del primer tiempo del partido entre Euskal Herria y Perú celebrado el sábado en San Mamés berria, y de la misma forma pude gritar los primeros tres goles en un vacío vagón del metro que me acercaba a las orillas del Cabo Billano.
Había elegido tomar parte en una cita con el punk rock argentino-vasco-chileno que tenía lugar en el Xurrut de Gorliz donde dos bandas que me gustan mucho (B.C. Bombs y Suicidas) se hermanaban en una intensa jornada.
Música y fútbol, una fórmula muy adictiva, que de una u otra forma vienen dando vuelta a mi alrededor desde la adolescencia, y que a punto de cumplir los 42, me permite rejuvenecer por un rato y alternar un poco la dinámica habitual de estos días en que nuestr@s hijit@s reclaman hinchables, parques de navidad, fuegos de artificio y mucha atención.
El resultado del concierto en el Xurrut también fue abultado, ya que tanto las bombas vasco-argentinas como el power trío catalán-chileno-austríaco que hasta hace muy poco no conocía y que llegó a mis oídos de la mano de Javi Rubio en el programa que hace en Irola Irratia, lo dieron todo y metieron varias docenas de grandes canciones como goles entre el delirio y la satisfacción de los presentes.
El concierto fue redondo, al igual que el resultado de la Selección nacional de fútbol. Y en mi caso, mereció la pena volver de madrugada y caminar durante media hora entre la lluvia y el viento del Cantábrico entonando las pegadizas melodías de los Suicidas que resultaron, sin dudas, una muy grata sorpresa.
De la misma forma, al día siguiente, me soprendió la información relativa a la histórica goleada que los nuestros le propinaron a la Selección de Perú. Y otro tanto al leer las declaraciones de Roberto Mosquera, técnico de la Selección Peruana, que como reflejo ante los ataques de la prensa de su país, ensalzaba la calidad individual y colectiva demostrada sobre el campo de juego, y no solo reconocía que deberíamos tener un lugar en el plano deportivo internacional, sino que también nos merecemos participar en un Mundial entre los mejores equipos del mundo.
Está claro que nuestro derecho tanto a la oficialidad deportiva como a la decisión de nuestro propio futuro como pueblo, no se mide en goles o en un brillante partido ante una selección que demostró mucho menos fútbol y actitud de la que está acostumbrada pero que ocupa el puesto 39 entre las selecciones de todo el mundo según el ranking de la FIFA.
Ejercer nuestro derecho se mide en voluntad política, decisión, fuerza como pueblo y autodeterminación, unos valores que llevamos unidos a nuestros colores, los de la camiseta, de la ikurriña, y en mi caso también con el punk rock.
Antes del partido del sábado el periodista y compañero Beñat Zarrabeitia, en este mismo espacio, aportaba las claves con argumentos de peso ante el desafío de la oficialidad, anunciando que podemos estar en la hora de la verdad si nos lo creemos en serio y conseguimos tirar todos juntos en la gran sokatira de la reivindicación deportiva.
Y como dice el estribillo de la canción que da nombre al último trabajo de Suicidas: "No nos mata la muerte", a nosotr@s también nos mata el vértigo que sienten algunos ante la posibilidad de ser libres y escribir las páginas de nuestro futuro.
Vamos que podemos!
Canción "En el suelo de hormigón" de Suicidas grabada en la Sala Xurrut de Górliz el pasado sábado
20 minutos del concierto de Basque Country Bombs (B.C.Bombs)