La activista y pensadora estadounidense Angela Davis visitó Bilbo el 7 de febrero de 2016 para tomar parte en un coloquio organizado por el dominical de GARA ZAZPIKA en el museo Guggenheim.
Davis, que entonces tenía 72 años, llegó a la capital vizcaina procedente de Logroño, donde había intentado visitar sin éxito al líder abertzale Arnaldo Otegi, que saldría a la calle poco después tras más de seis años en la cárcel.
Durante su charla respondió las preguntas de la entonces directora del ZAZPIKA, Maider Eizmendi, la escritora Laura Mintegi y el periodista y exdiputado en el Parlament catalán David Fernández, y repasó los principales hitos de su carrera militante y académica, como la lucha por la liberación, el abolicionismo de las prisiones o en las cárceles. «No sé claudicar, me empuja la esperanza», resumió su trayectoria vital.
A lo largo de la conversación fueron aflorando los principales temas de la vida militante y académica de Davis, que remarcó tanto la importancia de «acertar en la articulación de un discurso» que permita conseguir los objetivos como la necesidad de no renunciar a la utopía, porque «si no seguimos creyendo en que es posible, seguiremos viviendo en un mundo que el capitalismo destruirá»».