Avances en extranjería, no en soberanía

El BOE publicó ayer la modificación del reglamento de extranjería que el Gobierno español aprobó el martes. Sin embargo, los cambios no entrarán en vigor hasta dentro de seis meses. La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, argumentó que este plazo tan largo es necesario para que la Administración adapte los procedimientos a las nuevas estipulaciones. La entrada en vigor de las modificaciones se retrasa, pero en general los plazos se acortan, lo que da mayor seguridad a las personas migrantes en situación irregular. Además de reducir el tiempo, los cambios simplifican el procedimiento, reducen los requisitos, extienden la posibilidad de trabajar en el caso de estudios y añaden nuevas figuras, como el arraigo de segunda oportunidad, para aquellos que por alguna razón no pudieron renovar su autorización. En general, la simplicidad y la agilidad permiten salvaguardar de manera más eficiente los derechos de las personas migrantes, de ahí que las organizaciones sociales valoraran positivamente los cambios.

Hay, sin embargo, dos aspectos que fueron criticados por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Por un lado, la reforma obliga a las personas a elegir entre solicitar asilo o arraigo, una elección que penaliza a aquellas que opten por el asilo, ya que terminado el proceso les obliga a permanecer seis meses en situación irregular antes de poder optar por el arraigo. Por otro, la reforma no contempla el visado humanitario, de modo que las personas que quieran solicitar protección internacional deben recurrir a la entrada irregular. Se pierde de este modo una oportunidad para abrir una vía legal y segura para las personas desplazadas forzosamente.

Esa falta de vías seguras se puso de manifiesto ayer en Ficoba, donde denunciaron la criminalización de las personas que asumieron la responsabilidad del paso de 36 migrantes por el puente de Santiago durante la Korrika. Un ejemplo más de que Euskal Herria carece de soberanía para gestionar la migración. Algo que también puso de manifiesto el nuevo reglamento de extranjería del Gobierno de Madrid que, con sus avances y puntos oscuros, no es el que este país aprobaría.

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