1977/2024 , 11 de Marzo

El oso Camille apura su existencia en el Pirineo

Camille, el último oso autóctono del Pirineo vasco que seguía vivo, fue objeto de un amplio reportaje en la primavera de 2007 tras superar un nuevo invierno. Sería uno de los últimos, ya que en otoño de 2010 se perdió la pista del viejo macho.

Una de las páginas del amplio reportaje de 2007 sobre el último oso autóctono.
Una de las páginas del amplio reportaje de 2007 sobre el último oso autóctono. (NAIZ)

En la edición dominical de GARA del 11 de marzo de 2007, un amplio trabajo periodístico de Iñaki Vigor daba esperanza a quienes seguían la pista de Camille, el último oso autóctono del Pirineo vasco, al asegurar que existían pruebas de que su rastro había sido detectado, aunque no era fácil de encontrar. A pesar de la avanzada edad del animal, se constataba su presencia en los límites entre Nafarroa y Huesca. Es más, se apuntaba a que el viejo macho no estaría solo, al haberse hallado en el valle de Erronkari huellas de otro ejemplar.

Camille era junto a Aspe Sudouest, otro macho, los dos únicos osos autóctonos en el Pirineo. En el reportaje se exponía la dificultad de intentar seguir sus desplazamientos, destacando que había sido mediante cámaras automáticas colocadas por el Servicio de Medio Ambiente del Gobierno de Nafarroa.

En verano de 2016, guardas forestales del Gobierno navarro detectaron la presencia de un oso pardo en las inmediaciones de Garde, en el valle de Erronkari. Según personal técnico, puede tratarse del macho Neré, que anteriormente ya había realizado varias incursiones en territorio navarro, y que habitualmente frecuentaba los valles de Aspe y Ossau, en la región de Aquitania.

También se abordaba en el trabajo periodístico de Iñaki Vigor la tensa relación vivida en el pasado por el oso con los pastores roncaleses, que no tenían más remedio que permanecer vigilantes en la majada durante toda la noche para evitar los ataques de los plantígrados. Una de las zonas preferidas por este animal emblemático, según testimonios recogidos, era el Rincón de Belagua. Para evitar que atacaran a los rebaños, los pastores encendían hogueras para ahuyentarlos.

En el reportaje se incluían sendas entrevistas con ganaderos, que mantenían posturas divergentes a favor o en contra de la convivencia con los plantígrados. Mientras Emilio Garde, de Izaba, no ocultaba su deseo de que desaparecieran para siempre del valle de Erronkari, Joaquín Anaut, de Garde, opinaba que «culpa» de los ataques la tenía que los pastores ya no estaban de continuo con las ovejas en el monte. En los últimos años, Camille había matado al menos a 500 ovejas a dos ganaderos de Izaba y Garde, según las estimaciones realizadas por ellos mismos.