1977/2024 , 24 de Marzo

Maite Ubiria
Aktualitateko erredaktorea, Ipar Euskal Herrian espezializatua / Redactora de actualidad, especializada en Ipar Euskal Herria

La marea negra provocada por el 'Exxon Valdez', una huella imborrable para Alaska

Un petrolero de la empresa norteamericana Exxon Oil sufrió un accidente el 24 de marzo de 1989 frente a las costas de Alaska. Transportaba casi millón y medio de toneladas de petróleo y su naufragio provocó el derrame de unas 40.000 toneladas de crudo, que ennegrecieron el mar y las costas. Para un territorio natural pero codiciado por sus recursos empezó una larga pesadilla.

Tareas de limpieza de la costa en Prince William Sound tras el vertido del 'Exxon Valdez'
Tareas de limpieza de la costa en Prince William Sound tras el vertido del 'Exxon Valdez' (WIKIPEDIA)

El mayor petrolero de la mayor compañía petrolera. Así se definía el buque que tras cargar en la terminal de Valdez, en el territorio bajo soberanía estadounidense de Alaska, se hizo al mar en una maniobra prácticamente rutinaria.

Sin embargo, el navío no pudo esquivar el banco de arrefice de Blugh Reef, en el estrecho de Prince William. A consecuencia del impacto, ocurrido el 24 de marzo de 1989, once de las trece cisternas se rasgaron y escupieron decenas de miles de toneladas de crudo al Océano Pacífico.

Considerado como el mayor accidente de la historia de la marina comercial norteamericana, el siniestro del 'Exxon Valdez' fue atribuido de inmediato a la falta de pericia de un capitán experimentado, Joseph Hazelwood, al que testigos presentados por la compañía en el posterior juicio acusaron de estar bajo los efectos del alcohol y hasta de abandonar el puesto de mando.

La marea negra devastó una zona muy sensible, aunque hablando de Alaska eso sea una obviedad que, sin embargo, no impide que esa inmensidad natural haya sido y sea objeto de codicia.

Salmones, orcas y ballenas jorobadas, otarios, nutrias marinas, águilas.. La fauna marina de la zona fue la primera perjudicada por la catástrofe, sin olvidar las consecuencias de la marea negra en un territorio con poblaciones locales que, a efectos administrativos, EEUU engloba como «indígenas americanos y nativos de Alaska».

Iñipiat, Chukchi, Tingits, Haidas, Yupik, Aleoute... las poblaciones originarias de Alaska se dividen en una docena de grupos que, con sus respectivas lenguas y prácticas culturales, pueblan esa vasta lengua de territorio, y que dependen para vivir de esos recursos naturales que explotaron, entre otras, las compañías rusas desde la época de los zares. Comprado en 1867, EEUU se aseguró la exclusividad para sus futuras grandes corporaciones.

Valor corporativo y pérdida ecológica

36.010 millones netos de ganancia figuran en el balance de 2023 de ExxonMobil, denominación actual de la compañía que sembró el desastre ecológico más importante de la historia de Alaska.

Destaca la revista 'Forbes' que la empresa con sede en Irvin (Texas) ganó un 35% menos con respecto al año anterior, cuando, sin bajada de precios del crudo, se embolsó 55.740 millones.

Sus previsiones son producir en 2024 3,8 millones de barriles diarios de petroleo.

Esas cifras, más allá de revelar que la petrolera superó bastante antes que la «Tierra grande» el desgaste causado por el accidente marítimo, ayudan a calibrar mejor el trato recibido por las «víctimas de la marea negra» mediante la sentencia emitida en 1994 por un tribunal federal de Alaska.

Sin poder dilucidar completamente las responsabilidades en la maniobra previa al naufragio del 'Exxon Valdez' –el buque monocasco había sido flotado solo dos años antes–, el tribunal condenó a la compañía a abonar 5.000 millones de dólares a los afectados.

A esa sentencia seguiría una década larga de litigio que permitió a la petrolera, en disputa cerrada con las aseguradoras, rebajar a la mitad el montante de la indemnización.

El Tribunal Supremo de EEUU concluyó en 2008 que esa suma de 2.500 millones era excesiva y fijó la compensación a abonar por Exxon Oil en 500 millones de dólares.

El 'Exxon Valdez' en la zona del encallamiento en Alaska. (Foto Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, Wikipedia)

La compañía hizo, en los meses que sucedieron al accidente, un alarde de medios, costeando el desplazamiento de miles de trabajadores y voluntarios para participar en las operaciones de limpieza del litoral, sin que ello llevara aparejada la medida de limitar sus operaciones en Alaska.

De hecho, el grave accidente ni siquiera impidió que el 'Exxon Valdez' siguiera navegando. Fue reparado y en los años siguientes realizó distintas rutas y surcó mares con diferentes nombres y pabellones, hasta que un tribunal de India autorizó su desguace en 2012.

La difícil regeneración

Los tiempos fueron más severos para Alaska y sus pobladores, en el mar como en la tierra.

Los balances oceanográficos son coincidentes a la hora de estimar que por efecto directo de la marea negra causada por el buque de la petrolera Exxon Oil perecieron no menos de 250.000 aves, 1,9 millones salmones y 2.800 nutrias.

La lista exhaustiva sería mucho más extensa, máxime si se tiene en cuenta que a ese efecto inmediato hay que sumar los periodos de entre 15 y 25 años que, según las especies, se precisan para que, por la regeneración del ecosistema, se vuelvan a recobrar las poblaciones habituales.

Un ejemplo. Hasta 2023 no se recuperó el nivel de población de la nutria marina que existía cuando naufragó el petrolero. Otras especies, por efecto de ese accidente y de otras actuaciones posteriores, nunca han vuelto a recuperarse; es el caso de las focas o de los arenques.

Los cambios en el tráfico marítimo, las evoluciones en materia de seguridad, con traer avances, se han convertido en un sonsonete que trae escaso consuelo a unas poblaciones locales que, desde entonces, viven una situación si cabe más precaria.

La fecha del 24 de marzo es, sin duda, sinónimo de un trauma en el continente blanco.

Sin embargo, echando la vista al calendario se pueden citar otras fechas, como la del 28 de marzo. En ese día de 1991, el petrolero con bandera liberiana 'Abt Summer' estalló ante la costa de Angola, derramando entre 45.000 y 60.000 toneladas de petroleo de origen iraní.

Ya en Europa, el 12 de diciembre de 1999 sería el turno para los habitantes de Bretaña, golpeados por el naufragio del 'Erika', y el 19 de diciembre de 2002 fue el buque 'Prestige' el que causó una catástrofe ecológica y social en Galiza que tuvo eco en toda la costa cantábrica.