1977/2024 , 11 de Mayo

Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Cargas policiales contra Herri Urrats, boicot institucional a Korrika

La carga policial contra las miles de personas que en 1986 se disponían a llegar a Lapurdi para participar en Herri Urrats, o las amenazas, más que veladas, del portavoz del Gobierno de Lakua contra Korrika en 1989 nos recuerdan que la lucha y el trabajo en favor del euskara ha sido con frecuencia una carrera de obstáculos.

Portada de 'Egin' donde se informa de la carga contra los asistentes a Herri Urrats
Portada de 'Egin' donde se informa de la carga contra los asistentes a Herri Urrats (NAIZ)

La persecución al euskara por parte de las autoridades españolas y francesas, de forma delegada o con intermediarios locales, no es algo que se circunscriba a los últimos años o décadas, sino una constante que se ha mantenido por siglos y que ha presentado distintas formas, algunas más sutiles y otras más descarnadas, incluso violentas.

Violenta fue, por ejemplo, la forma en que la Policía se empleó tal día como hoy en 1986 contra las miles de personas que, procedentes de Hego Euskal Herria, se disponían a participar en la tercera edición de Herri Urrats. «La Policía intentó ahogar la fiesta del euskara de Senpere», describía críticamente el titular de 'Egin' el día siguiente.

La gran fiesta de las ikastolas de Ipar Euskal Herria ha sido siempre punto de reunión para mucha gente llegada desde ambos lados del Bidasoa, un día entrañable y reivindicativo a orillas del conocido lago de la localidad labortana. Una iniciativa organizada por Seaska que hace hoy 38 años uniformados españoles intentaron sabotear como suelen, a golpe de imposición y porra.

Según cuenta la crónica periodística, desde primera hora de ese domingo se estableció un estricto filtro policial en la autopista, a la altura de Behobia, que colapsó el tráfico y afectó directamente –no era otro el objetivo– a quienes pretendían llegar a Lapurdi desde los cuatro herrialdes del sur.

Aquella no fue la única vez que la Policía intentaba obstaculizar la llegada a Senpere, de hecho fue tónica habitual en aquellos primeros años. Lo recordaba en estas páginas en mayo de 2022 Germain Esponda, exalcalde de esa localidad. «Aquel era el castigo de los españoles; mantener a la gente en la frontera», evocaba en una entrevista en la que explicaba que él mismo recibió llamadas amenazantes por parte «de la Policía del otro lado».

El bloqueo no era nuevo, por tanto, pero lo que ocurrió después en la AP-8 fue inédito. Y es que a medida que los autobuses y coches iban acumulándose, llegando a formar un tapón de más de dos kilómetros, muchas personas desplegaron mesas de cámping en los arcenes, taludes y campas próximas para hacer el hamaiketako, y no fueron pocas las que, ya a mediodía y agotada la paciencia, empezaron a percutir con todo tipo de objetos la valla que separa las dos vías de la autopista, creando una especie de «txalaparta metálica», en palabras del cronista.

En cosa de minutos se desató una protesta espontánea que fue sofocada por decenas de guardias civiles y policías, quienes llegados en varias furgonetas, cargaron con material antidisturbios y sin previo aviso. Hubo carreras y escenas de pánico en una autopista cerrada de lado a lado, donde la humareda provocada por los botes de humo acrecentaba la sensación de angustia. Las personas que lo vivieron siguen sin olvidarlo.

Aquella brutal intervención policial dejó un saldo de varios contusionados, mucho enfado y un recordatorio de lo costoso que es, y sigue siendo, remar en favor del euskara.

Arregi: EITB «nunca» volverá a apoyar la Korrika

Bastante de eso saben también los organizadores de la iniciativa más multitudinaria en favor de nuestra lengua. Hace menos de dos meses ha finalizado en Baiona, entre un sinfín de expresiones de alegría, emoción y satisfacción, la 23 edición de Korrika, que se ha anotado un éxito rotundo de participación.

Y es que en esta tercera década de siglo la iniciativa promovida por AEK cuenta con un respaldo casi unánime de los principales agentes sociales, sindicales y políticos vascos. Sin embargo, no siempre fue así.

Al contrario, hace justo 35 años, el 11 de mayo de 1989, el consejero de Cultura de Lakua, Joseba Arregi, se mostró «totalmente desfavorable» al apoyo que EiTB había prestado a la última edición de la carrera por el euskara, y llegó a decir que «nunca» iba a repetirse una actuación de este tipo. De esta forma, el también portavoz del Ejecutivo de José Antonio Ardanza dejó clara tanto su animosidad respecto a Korrika y AEK como el papel subordinado de la radiotelevisión pública respecto a las directrices políticas del Ejecutivo.

Arregi, que en sus últimos años dejó el PNV y orientó claramente su posición hacia tesis nítidamente españolistas, representaba en aquella época el sentir de un Gabinete que desdeñaba aquello que no controlaba. Y en el ámbito de la promoción efectiva del euskara lo que no controlaba era prácticamente todo.

Preguntado por Odón Elorza, entonces parlamentario del PSE, por la presencia del emblema de EITB en los carteles de Korrika, el consejero respondió que le parecía mal, añadió que, si hubiera tenido conocimiento de esta circunstancia, lo habría evitado, y zanjó el tema asegurando: «No volverá a repetirse nunca».

Afortunadamente, el político andoaindarra erró también en esa premonición, y tres décadas y media más tarde la cobertura de Korrika por parte de EiTB es norma, su logo aparece en los petos y no son pocos los y las profesionales del ente que cada año se calzan las zapatillas para fundirse con la multitud que hace de esta carrera un logro de alcance mundial.