1977/2024 , 21 de Mayo

Artefaktua

Unas líneas de Iñaki Soto desde el Montenegro independiente

El 21 de mayo de 2006, Montenegro ganó la independencia en un referéndum tras superar todos los requisitos exigidos para lograrlo en una jornada histórica, que confirmó, como recogió GARA en su edición del día siguiente, «que en el corazón de Europa es posible conseguir la independencia en este siglo».

Celebraciones en Cetinje tras la victoria de la independencia.
Celebraciones en Cetinje tras la victoria de la independencia. (Marko M. | WIKIMEDIA COMMONS)

Los montenegrinos superaron el 55% de los votos que la Unión Europea había impuesto como barrera y las celebraciones no se hicieron esperar. Iñaki Soto, entonces director de Gogoeta XXI, estuvo allí y condensó en unas líneas la emoción que vivieron en las calles de Podgorica. Ese fue, de hecho, su primer contacto con el mundo del periodismo, tras el cual recalaría en GARA como responsable de la sección de Iritzia y asumir, en enero de 2011, el timón del diario.

A continuación reproducimos íntegramente aquel texto, que acompañó la información sobre el referéndum:

«Agur Solana»

Iñaki Soto

Hemos recibido la noticia de los independentistas hace tan solo unos minutos. Finalmente, Montenegro será independiente. Toda la gente ha salido a la calle y, en pocos minutos, las calles de acceso a la capital se han colapsado. Podgorica se ha vestido de rojo y las bocinas de los coches amortiguan los gritos y los abrazos entre los montenegrinos.

El CEMI da el dato oficial: el 56,3% de los montenegrinos han votado a favor de la independencia. La espera ha sido larga.

Jóvenes y viejos se funden mientras nosotros asistimos emocionados a este hecho histórico. Andrej Nikolaidis, joven escritor montenegrino, nos mira y nos grita, eufórico: «You will be the next, you will be the next!!!» (vosotros seréis los próximos). Los análisis políticos no tienen ningún sitio en estos momentos. Aunque intentamos mantenernos al margen, no podemos ocultar nuestra emoción. Nuestros sentimientos no dejan de ser encontrados. Por un lado, nos alegramos por el pueblo que nos ha tratado como hermanos. Por otro lado, no podemos más que sentirnos reflejados en su lucha, pero, desgraciadamente, no hemos conseguido todavía aunar suficientes voluntades para ganar este reto. Otra persona, más mayor, se nos acerca y nos dice «Euskaldunak? Agur Solana».