«Pablo debería haber sido declarado no culpable, pero con ese juez no tuvimos un juicio justo»
Hace cinco años el Tribunal de Fort Lauderdale condenó a cadena perpetúa a Pablo Ibar, en prisión desde hace 30 años, 16 de ellos en el corredor de la muerte. NAIZ ha hablado con su esposa, Tanya Ibar, y con su hermano, Michael Ibar, que claman ante un proceso «completamente injusto».
El 22 de mayo de 2019 Pablo Ibar y sus allegados recibieron un duro golpe en el Tribunal de Fort Lauderdale, en el estado de Florida. Eludió la pena de muerte pero fue condenado a cadena perpetua por la muerte de tres personas el 27 de junio de 1994 en Miramar, al norte de Miami. Cinco años después NAIZ habla con su esposa, Tanya Ibar, y su hermano, Michael Ibar, en una conversación propiciada por Andrés Krakenberger, portavoz de la Asociación contra la pena de muerte Pablo Ibar.
Tanya Ibar recuerda bien el proceso, «completamente injusto». «Pablo debería haber sido declarado no culpable, pero con ese juez no tuvimos un juicio justo, con ese juez era imposible tener un juicio justo», señala, advirtiendo de que el magistrado Dennis Bailey impidió que la defensa presentase todas las pruebas. «Y cómo vas a convencer a la gente del jurado de la verdad si el juez te corta las alas y no te permite presentar determinadas pruebas».
Tanya Ibar: «Cómo vas a convencer a la gente del jurado de la verdad si el juez te corta las alas y no te permite presentar determinadas pruebas»
Esta opinión es compartida por Michael Ibar, que censura el «bloqueo» del juez, que «estaba casado con una de los fiscales que actuó anteriormente en contra de Pablo, hace años». «Después del juicio contra Pablo y por otras situaciones le quitaron de ser juez. Por estar, básicamente, del lado del fiscal siempre», apunta tras aclarar que, entre el pronunciamiento del Tribunal Supremo de Florida, que en 2016 anuló la condena a muerte y ordenó repetir el juicio, y el inicio del nuevo proceso en Fort Lauderdale, el caso pasó por la mano de tres jueces.
No dudan de que el resultado hubiera sido muy diferente de haber estado otro juez al frente. Basta con recordar que Seth Peñalver, detenido por el mismo caso y condenado a muerte en 1999 por el Tribunal de Broward County, fue declarado no culpable por dicho tribunal trece años después, en 2012. «De haber sido un juez como el que presidió el juicio de Peñalver o el mismo juez que juzgó a Peñalver el resultado sin duda habría sido distinto, porque permitió que se vieran muchas más pruebas. Y si el jurado puede ver pruebas que son bastante claras decide en consecuencia», indica Tanya.
Michael también cree que «habría sido diferente». «Si nos hubiera dejado presentar el 70% de nuestro caso en vez de bloquear todo lo posible...», señala, y pone un ejemplo: «Sabes lo que es traer a un experto en cómo se hacen las identificaciones y decirle que puede testificar pero no puede hablar sobre la identificación de mi hermano. Es obvio que el juez estaba intentando ayudar a la Fiscalía».
El juicio también estuvo marcado por la retractación de un miembro del jurado tras el veredicto de culpabilidad, un hecho «revelador» en opinión de Tanya. «Si hubiera tenido la oportunidad de ver pruebas que queríamos presentar y que el juez no nos dejó, ese mismo miembro del jurado seguramente también habría podido tener más influencia en las discusiones del propio jurado», explica, recordando que el mismo miembro del jurado denunció haber recibido presiones.
Lo cierto es que la polémica sobre el jurado comenzó el día que se formó, cuando el juez Bailey decidió que, además de los diez descartes de cada parte, la Fiscalía podría rechazar a miembros del jurado sin dar una argumentación cada vez que los abogados de Ibar alegaran una causa objetiva para retirar a un componente. «Es algo increíble. No hay forma de que pudiéramos optar a un jurado imparcial. Siempre iba a estar a favor del otro lado con un numero ilimitado de descartes por parte de la Fiscalía. Los abogados no habían visto eso en su vida», critica Michael.
Michael Ibar: «No hay forma de que pudiéramos optar a un jurado imparcial»
Sobre la posibilidad de que el impacto mediático afectase al juicio y al fallo del tribunal –los jueces y los fiscales son electos en EEUU–, Tanya responde que el problema no son los medios, sino la «corrupción» en el sistema judicial de Broward County. Michael se pronuncia en el mismo sentido, aunque reconoce que «los medios en Broward County y en Florida no ayudaron en la situación». «Pusieron muchas cosas en el periódico que eran incorrectas», afirma, haciendo hincapié en que los medios de comunicación dijeron que su madre identificó a Pablo, «y eso es mentira, es una falsificación de la Policía».
El próximo paso a dar
La defensa de Pablo apeló la sentencia a cadena perpetua, pero el recurso de reposición fue rechazado por el Tribunal del Cuarto Distrito de la Corte de Apelaciones de Florida en junio de 2023, hace casi un año. Desde entonces sus allegados, y él mismo desde prisión, estudian el siguiente paso a dar. «Estamos trabajando en las distintas apelaciones, y no es fácil, hay que trabajar con abogados y buscar fondos», indica Tanya, que ha solicitado presupuestos para contratar un nuevo abogado. Le piden 175.000 dólares solo para acceder a conocer el caso.
Los gastos y los plazos marcarán el siguiente paso a dar, que puede ser ante el Tribunal Supremo de Florida o ante una corte federal –a diferencia de lo que ocurre en Europa, en EEUU no es necesario pasar por todas las instancias estatales antes de apelar a un tribunal federal–. En cuanto a los tiempos establecidos por la justicia estadounidense, tienen un año desde el último pronunciamiento judicial para acudir a la jurisdicción federal y dos años para apelar ante el Supremo estatal.
Tanya Ibar: «Estamos trabajando en las distintas apelaciones, y no es fácil, hay que trabajar con abogados y buscar fondos»
La decisión que tomen marcará el inicio de una nueva batalla que no será sencilla. «Son muchos años los que han pasado y Pablo intenta mantenerse entero, y aunque tengas por principio confianza en la justicia, después de tantos golpes, tantas apelaciones que no han servido practicante para nada, tienes la sensación de que nadie te quiere escuchar, de que a nadie le importa, y esto inevitablemente hace que Pablo esté francamente cansado», subraya Tanya al tiempo que advierte de que Pablo trata de mantenerse «entero».
«No sé como se mantiene fuerte, es difícil», destaca Michael, que hace hincapié en que la situación ha cambiado desde que Pablo abandonó, tras 16 largos años, el corredor de la muerte. «Era difícil mentalmente estar encerrado en la celda 23 horas al día pensando que te van a matar, obviamente, pero la situación es violenta en prisión», detalla Michael. Krakenberger, por su parte, recuerda que el primer compañero de celda de Ibar fue acuchillado.
«Es una carga muy difícil, pero la familia está muy unida y no hay otra que seguir adelante», manifiesta Tanya, que acude con sus hijos semanalmente a ver a Pablo en prisión. «Quieren que su padre vuelva a casa y se les hace difícil, pero ahí están», añade antes de agradecer el apoyo de la ciudadanía y de las instituciones vascas. Su deseo es poder vivir a este lado del Atlántico con Pablo libre.