1977/2024 , 31 de Mayo

Mirari Isasi
Aktualitateko erredaktorea / Redactora de actualidad
Entrevista
David Segarra
Periodista participante en la Flotilla de Libertad

«Las poblaciones occidentales son responsables del genocidio en Palestina, no pueden decir que no lo sabían»

El 31 de mayo de 2010, David Segarra se encontraba a bordo del Mavi Marmara enviado por Telesur cuando comandos de élite israelíes lo abordaron en aguas internacionales para evitar que la Flotilla de la Libertad con ayuda humanitaria rompiera el bloqueo de Gaza. Mataron a diez personas.

David Segarra.
David Segarra. (NAIZ)

Autor del documental "Fuego sobre el Mármara", 14 años después, y ante la situación en la Franja de Gaza, sostiene que «no tiene precedentes en la historia que una potencia nuclear no sea capaz de dominar militarmente un gueto», y asegura que siempre, «en la fase final de la descolonización, el régimen colonial entra en pánico porque se ve en un declive cercano al colapso y provoca un genocidio».

Un mes después de que las presiones de Israel impidieran que un nuevo convoy humanitario zarpara de Turquía con destino a Gaza, se cumplen 14 años del sangriento asalto a la Flotilla de la Libertad. ¿Cómo recuerda aquella iniciativa?

Fue un encuentro entre gentes de culturas, lenguas, naciones, religiones y filosofías muy diferentes, unidas todas en un esfuerzo, un riesgo y un compromiso por llevar ayuda humanitaria, educativa, sanitaria y materiales de construcción a la Franja de Gaza. Era una representación de los mejores valores de la humanidad.

¿Qué le llevó a participar en aquella flotilla humanitaria?

A finales del 2009 y principios del 2010 estuve en la Franja de Gaza, Jerusalén y Cisjordania, y vi la realidad de Palestina, de la ocupación militar y de la colonización. Y también los valores de la sociedad palestina. Cuando surgió el llamado de la Flotilla de la Libertad, en el canal vimos que había que cubrirlo. La mayoría de medios occidentales no le hicieron seguimiento hasta el ataque. En la segunda fue al revés, y eso es un avance histórico.

El asalto fue brutal. ¿Esperaban un ataque de esas características? ¿Cómo actuaron los soldados israelíes?

Nadie esperaba un ataque de ese calibre, esperábamos una intervención policial, aunque desde su nacimiento, Israel actúa con violencia. Por eso, cuando estábamos grabando el inicio del ataque no teníamos conciencia, ni mucho miedo, a pesar de que escuchábamos disparos. Creíamos que era material antidisturbios hasta que vimos caer a nuestro alrededor gente ensangrantada; ahí tomamos conciencia de que era una operación militar con comandos de élite. Solo tenían armas para matar. Hubo 53 heridos de bala y 10 personas que fueron ejecutadas en minutos.

¿Cómo recuerda el abordaje israelí?

Fue de madrugada y la mayoría de la gente estaba durmiendo. Sabíamos que en cualquier momento podía producirse un ataque y algunos periodistas estabamos alerta, con las cámaras preparadas. En determinado momento, los focos del barco alumbraron a las zodiac que se acercaban, rodeándonos. En la oscuridad más absoluta en alta mar, en aguas internacionales, vimos en cada zodiac alrededor de una docena de comandos de élite encapuchados y armados hasta los dientes que se dirigían hacia nosotros. En el cielo apareció el helicóptero del que comenzaron a descender más comandos disparando a la gente.

¿Qué trato les dieron? Usted dijo que Israel les había hecho sentir el apartheid en el que viven los palestinos desde hace 76 años.

Cuando asaltan el barco, nos retiramos a la sala de prensa, donde fuimos rodeados por los comandos, que nos apuntaron con sus armas. Nos sacaron uno a uno y nos despojaron de todas nuestras pertentencias, hasta hoy. Todo nuestro trabajo periodístico, equipos, teléfonos... hasta la ropa. Todo. Además de uno de los mayores incidentes diplomáticos fue, hasta ese momento, uno de los mayores ataques a la prensa de la historia. Nunca se había atacado a 40 periodistas simultáneamente, se les había despojado de sus pertenencias y se les había secuestrado. Fue impresionante. Quinientas personas tiradas en la cubierta, en medio de charcos de sangre y entre decenas de heridos, rodeadas por docenas de encapuchados armados que acababan de provocar una masacre.

Nos llevaron al puerto de Ashdod. Íbamos a Gaza y nos obligaron a ir al Estado de Israel. Nos separaron y, de manera amenazante, nos decían que nos declaráramos culpables de inmigración ilegal. La gran mayoría nos negamos a firmar esa declaración y nos llevaron al desierto. Nos metieron en un búnker, donde nos tuvieron hasta que la humanidad nos rescató.

Se ensañaron con los palestino-israelíes, a los que sí golperaron. Con el resto fue una tortura dirigida a nuestras familias, que no sabían si estábamos vivos o muertos. Fue muy cruel y muy calculado. El castigo colectivo es la clave de la práctica colonial. Lo vemos ahora.

Se les llevó a la prisión de máxima seguridad Beer Sheva.

Todos los pasajeros fuimos secuestrados porque, según la jurisdicción internacional, fue un secuestro en aguas internacionales, un acto de piratería. No fuimos detenidos, sino secuestrados y desaparecidos, porque no se comunicó a nadie durante bastante tiempo nuestra presencia o si estábamos vivos o muertos. En esa prisión estuvimos incomunicados, sin saber si era de día o de noche, despertándonos a todas horas con gritos y megafonía, y sin apenas comer, hasta que la presión internacional obligó a Israel a sacarnos de allí.

La causa palestina ha renacido, con más fuerza que nunca, como causa central de la humanidad

Israel provocó con su asalto un conflicto diplomático importante.

Fue uno de los mayores incidentes diplomáticos, si no el mayor, de la década de 2010, ya que nunca ningún Estado había atacado a 40 o 50 nacionalidades simultáneamente en aguas internacionales. Es algo sin precedentes y eso llevó a una presión muy fuerte. Muchos países rompieron relaciones diplomáticas hasta hoy.

Pero no marcó un punto de inflexión. Volvió a quedar en evidencia la impunidad de Israel.

No estoy de acuerdo. Marcó un punto de inflexión. No existe ningún tipo de impunidad para Israel, eso es mentalidad europea. La economía israelí está en declive total, cada año tiene menos relaciones diplomáticas, su imagen se está hundiendo... No lo digo yo, lo dice la prensa israelí. Está en el peor momento de su historia desde 1948.

En Israel hay un consenso de que están ante un problema existencial por las barbaridades cometidas en los últimos 76 años y de que su economía se está hundiendo. En el último trimestre del 2023 colapsó un 20% el PIB, que es peor que la crisis del 29. El turismo ha desaparecido, el comercio con Asia ha desaparecido, no llega ni un solo barco al puerto de Elat... Israel desde hace más de una década va hacia abajo. Lo dicen ellos.

Lo que pasa es que el genocidio de Gaza lo ha disparado. Hay hechos históricos que son catalizadores y el genocidio de Gaza ha provocado una explosión de la frustración y la rabia que existe en el 90% de la humanidad contra el régimen israelí. Desde hace décadas, un 90% de países vota contra Israel en la ONU. Es el país más aislado de mundo, aunque en Europa no se hable de ello.

Cuando Sudáfrica se juega sus relaciones diplomáticas y económicas por defender a Palestina solo se sorprenden los europeos. Nadie más. El máximo apoyo al apartheid fue el régimen israelí y Mandela y sus herederos saben muy bien en qué planeta viven. Son los europeos los que no lo saben.

David Segarra, en el Mavi Marmara antes del asalto israelí. (NAIZ)

¿Cómo reaccionaron en 2010 los países occidentales?

Para gran parte de los países de la Unión Europea, Israel es su proyecto, un país europeo en Asia y, por tanto, un aliado estratégico. Por eso existe y por eso se le permite lo que no se le permite a nadie. La respuesta es mínima aunque dañe a sus ciudadanos. Es muy diferente a nivel de Gobiernos y de opinión pública, como se ve en EEUU, Alemania e Inglaterra, sus tres pilares y los grandes aliados de Israel en el mundo. Incluso los votantes de Joe Biden están en contra del genocidio. El declive es total y absoluto. Creo que no queda ya nadie en el mundo que apoye a Israel. El cambio es histórico.

Pasó con Sudáfrica, Vietnam, Argelia, Kenia e India. Israel es el único estado colonial que queda en el planeta, es una anomalía del siglo XXI. Es un régimen que coloniza de manera medieval con la tecnología del siglo XXI.

Pero el proceso descolonizador está siendo lento.

Si repasamos la historia y tomamos como referente India, Kenia, Argelia y Vietnam, en esos cuatro casos pasó exactamente punto por punto todo lo que está pasando en Palestina, con millones de muertos en los últimos años. En la fase final de la descolonización, el régimen colonial entra en pánico porque ve que está en un declive cercano al colapso y provoca un genocidio. Siempre. ¿Por qué este genocidio en Gaza, sin precedentes en la propia historia de Israel y Palestina, ocurre ahora y no en el 56 o en el 72? Por el declive, que implica siempre genocidio. Es una lección de historia.

Ahora estamos viendo el genocidio en directo.

Sí, eso no tiene precedentes. La humanidad no había visto un genocidio televisado por sus víctimas en directo. Eso está produciendo un shock humano y generacional, sobre todo entre los jóvenes. Las protestas por Vietnam tardaron años en formarse, ahora se ha hecho en meses, en días. Todo va más rápido y las redes cumplen un papel importante frente a los medios tradicionales.

Usted hizo un documental sobre el asalto de 2010. ¿Cómo consiguieron salvar algo de material?

En 2010, la mayoría utilizábamos cámaras con cinta. En un registro tras otro nos quitaron todo, pero el Ejército israelí es uno de los más ineficientes del mundo, aunque no siempre ha sido así. Fueron de los mejores militares durante décadas, pero ya no. Solo hay que ver la intervención en Gaza, no por la crueldad, sino por la ineficiencia. El fracaso es total a nivel militar, no han conseguido ni uno solo de sus objetivos, que eran capturar a los líderes de la resistencia, acabar con la resistencia y liberar a los prisioneros de guerra.

Se demostró también en 2010, cuando fueron incapaces de capturar, censurar y revisar todo el material grabado. Mucha gente entonces ya utilizaba tarjetas digitales que testaba en el momento y recorrimos Europa, América y Turquía para recuperar todo ese material y hacer el documental. Inteligencia militar, comandos, carceleros, prisión de máxima seguridad... y no lograron detectar que unos mindundis tenían guardada información de máxima seguridad.

Fue una revelación de la ineficiencia total, de la improvisación total, de una gestión penitenciaria 'berlanguiana'. Se nos cayó el mito. No había un plan diseñado para procesar a 700 personas y todo se hacía mal. Eso es algo que no se sabe, porque otro punto clave del poder es crear un mito de invencibilidad, de omnipotencia y omnisciencia: lo saben todo, lo ven todo, lo pueden todo... En los años 70-80-90 eran de los mejores del mundo, reconocido por amigos y enemigos, y hoy son casi lo contrario, reconocido también por amigos y enemigo. Es parte del declive también en la estructura militar israelí: ni saben ni quieren luchar.

En la fase final de la descolonización, el régimen colonial entra en pánico porque se ve en un declive cercano al colapso y provoca un genocidio

Antes de participar en la flotilla estuvo en Gaza, una Gaza que hoy no reconocería.

No. Cuando entré en Palestina me sorprendió que había mucha más cultura, educación, agricultura y belleza de la que uno se imagina viendo los medios de comunicación, pero la devastación de ahora es masiva, sin precedentes, con un nivel de destrucción, por su intensidad, que va más allá que la mayoría de los conflictos que conocemos. Hablamos de una franja que es un pequeño gueto creado por Israel de 40 km de largo por menos de 10 km de ancho. La han devastado y, aún así, no pueden dominarla.

Tampoco tiene precedentes a nivel militar en la historia que una potencia nuclear no sea capaz de dominar militarmente un gueto, con el apoyo absoluto e incondicional de la mayor superpotencia del mundo, de otras dos potencias nucleares como son Gran Bretaña y Francia, y de una potencia económica y militar como Alemania. Eso es un símbolo de que el mundo está cambiando.

¿Cómo valora la complicidad, si no el apoyo, de Occidente a Israel?

Es la clave absoluta. Israel es una extensión europea y norteamericana. Ellos mismos se definen así. Theodor Herlz nunca engañó a nadie cuando dijo que su objetivo era crear una colonia europea en el corazón de Asia. Europa y EEUU están defendiendo a su gente, su proyecto y su hegemonía en el centro geopolítico del planeta, donde se unen Asia, Europa y África. Todo imperio necesita controlar Oriente Medio, porque es el eje geopolítico de la humanidad. Europa puso sus pies allí durante el Imperio británico y no saldrá. Para ellos, 30.000 o 40.000 personas muertas no son nada.

Lo que no es irrelevante es la reacción de la opinión pública y que Biden vaya a perder las elecciones porque sus votantes no quieren votar a un genocida, al que arma a Israel. Las poblaciones occidentales son responsables del genocidio y no pueden decir, como hicieron alemanes y austríacos, que no lo sabían. Ahora todo el mundo lo ve. Que las opiniones públicas se estén rebelando y levantando en Occidente es clave, como lo fue para la descolonización de Sudáfrica y de Vietnam.

¿Cree que en estos 14 años ha aumentado el respaldo a la exigencia de ruptura del bloqueo a Gaza?

Sí, de forma masiva. Ahora Palestina es el centro del mundo, todos hablan de Palestina. El proyecto de Trump, Biden y ciertos Gobiernos europeos era la desaparición absoluta de Palestina, la normalización del proyecto colonial. Ahora tienen menos del 15% del territorio de la Palestina histórica, pero el objetivo hace una década era su desaparición, que no se hablara ni de uno ni de dos Estados, que los palestinos desaparecieran completamente. Desde la primera flotilla hasta el intento de esta última hemos visto el renacimiento, con mayor fuerza que nunca, de la causa palestina como la causa central de la humanidad. El cambio es histórico.

Alguna vez ha comentado que Israel ha convertido a los palestinos en los judíos del siglo XXI. ¿Qué futuro le augura a Palestina?

Es imprevisible, pero la clave es aprender de la historia, de ejemplos similares, de lo que pasó en India, Argelia, Vietnam y Sudáfrica. En los procesos coloniales hay básicamente tres salidas: el exterminio y la desaparición total de los pueblos indígenas, como en EEUU y Australia; la derrota diplomática, económica, cultural... del colonialismo, que obliga al colonizador a reconciliarse y a aceptar que los nativos son seres humanos y que debe convivir con ellos, como en Sudáfrica; y la vía de India, Kenia, Argelia y Vietnam, en la cual la geopolítica y el equilibrio político-militar del mundo cambia radicalmente y el colonizador es derrotado por el nativo, que impone sus condiciones. Esas son las tres opciones, no hay más.