«Escobar alimenta su leyenda al fugarse de la cárcel de máxima seguridad de Envigado». De esta guisa titulaba 'Egin' la noticia de que el jefe del cártel de Medellín, Pablo Escobar, había logrado huir de la prisión colombiana junto a nueve de sus hombres. Y lo publicaba el 24 de julio de 1992, dos días después de la histórica fuga de 'La Catedral', ya que las autoridades tardaron en confirmar la noticia al no dar crédito a lo sucedido: Escobar y sus secuaces parecían haber sido tragados por la tierra.
Pablo Escobar Gaviria ingresaba en 'La Catedral' el 21 de junio de 1991, en medio de una brutal escalada de violencia en Medellín, y tras acordar con el Gobierno colombiano que se revocaría su tratado de extradición a los Estados Unidos. Lo hacía junto a catorce de sus lugartenientes más cercanos, y a sabiendas de que desde allí podría seguir con su actividad delictiva.
'La Catedral' fue construida por orden expresa de Escobar en un terreno que posteriormente se sabría que era de su propiedad, en las montañas de la localidad de Envigado, al noroeste del país, lo que le ofrecía unas vistas privilegiadas de Medellín.
No solo eso: el capo captó a soldados y oficiales de vigilancia externa e interna del recinto para tener la certeza de que podría vivir acorde a sus gustos, rodeado de lujo y excesos, y se aseguró así tener carta blanca para recibir visitas de toda índole, desde políticos y compinches hasta «reinas de la belleza» y jugadores de futbol.
Su vida acomodada se vio amenazada 13 meses después, el 21 de julio de 1992, cuando supo de la visita del viceministro de Justicia Eduardo Mendoza y el director de Prisiones Hernando Navas Rubio a 'La Catedral': el Gobierno colombiano conocía los movimientos internos de Escobar y el entonces presidente César Gaviria daba la orden de trasladarlo, junto a su hermano Roberto y trece de sus seguidores, a una guarnición militar. El mismo presidente, que ese día tenía previsto desplazarse a Madrid para asistir a la Cumbre Iberoamericana, suspendía el viaje para ponerse al frente del operativo.
Sabían que la decisión no sería del gusto de Escobar y que habría resistencia, y acertaron. Pero ni se imaginaban lo que vendría después. Las crónicas del día recuerdan que Navas Rubio y Mendoza informaron al capo y a los otros catorce 'reclusos' de que serían trasladados a una guarnición militar ese mismo día, a la par que comenzaban los movimientos de tropas en el exterior de la prisión.
Escobar y sus secuaces no aceptaron las explicaciones de los funcionarios, se opusieron al traslado y, como consecuencia, redujeron a algunos guardianes y lograron secuestrarlos. «Así se inició el drama en la cárcel de Envigado y en la Casa de Nariño, sede del Gobierno, cuyos portavoces guardaron el mas estricto hermetismo por más de diez horas hasta que al mediodía del miércoles un nuevo comunicado informó de que la situación en el penal estaba siendo controlada y se había logrado rescatar a los rehenes», informaba la crónica de 'Egin'.
Nada más lejos de la realidad, ya que esa misma tarde, remarcaba la crónica, el presidente tuvo que admitir que «nadie sabe dónde está Escobar». Reconocía Gaviria que, 21 horas después de dar la orden de traslado y tras «un milimétrico registro» en el interior de la cárcel por parte del Ejército, el capo y nueve de sus lugartenientes no habían sido localizados. «Fue como si se los hubiese tragado la tierra», aseguraba, perplejo, un soldado que desde el miércoles participaba en la búsqueda.
Era así como uno de los mayores capos de la droga colombiana volvía a convertirse en prófugo, y no se sabría más de su paradero hasta su muerte, el 2 de diciembre de 1993.
Su conversión en leyenda
Tras recuperar 'La Catedral', se confirmaría que la prisión se habría convertido en una especie de club de vacaciones para Escobar y los suyos, con lujosas habitaciones, salas de juegos, gimnasios, áreas deportivas y demás comodidades. También se hallaron caletas con armas, miles de dólares y droga, prueba de que el narco no abandonó sus negocios en ningún momento.
Se supo también con posterioridad que la fuga se realizó a través de un muro de yeso que estaba a un costado del centro penitenciario, que fue derribado de una patada gracias a la complicidad de los guardias de prisión, y que los reclusos huyeron a pie, aprovechando la neblina que cubría la montaña y el apagón de la denominada «Hora Gaviria» (cortes eléctricos que se realizaron entre 1992 y 1993 por orden del presidente colombiano para racionar energía).
El rastro de Escobar y los suyos se perdió por completo, lo que dio pie a la reactivación del Bloque de Búsqueda que, con la ayuda de 'Los Pepes' (Perseguidos por Pablo Escobar), lo localizarían y resultaría muerto en los tejados de un exclusivo sector de Medellín, diecisiete meses después de su desaparición.
Perecería el 2 de diciembre de 1993, un día después de haber cumplido 44 años. Las crónicas cuentan que, el día de su cumpleaños, el Bloque consiguió rastrear y localizar las llamadas que le realizó a su hijo, lo que les guio hasta el barrio de Los Olivos, en Medellín.
Al verse acorralado, Escobar intentó escapar por los tejados de las casas aledañas y recibió tres tiros. Su muerte ha generado varias hipótesis (hay incluso quien defiende que se suicidó, sobre todo gente cercana al narcotraficante), pero lo que es indiscutible es que la noticia del fallecimiento del capo se hizo eco en todo el mundo.
La fuga de 'La Catedral', como su muerte, no harían más que alimentar la leyenda del narco más buscado de la historia de Colombia, autor de las principales acciones delictivas relacionadas con droga de finales de los 80. Así lo demuestran la cantidad de publicaciones que analizan la biografía de Escobar y su sonada fuga, desde libros hasta canciones, documentales, películas y series de ficción como la exitosa 'Narcos'.
En cuanto a 'La Catedral', protagonista junto a Escobar de su historia, se encuentra deteriorada a causa de saqueadores que la han visitado con objeto de hacerse con alguno de los artículos de lujo que poseía el capo, mientras otros buscaban caletas escondidas.
Actualmente subsisten algunos muros de la antigua prisión pero, a pesar del deterioro, 'La Catedral' sigue siendo visitada por turistas que se nutren de la leyenda de Pablo Escobar, uno de los mayores capos de la historia.